Altavoces del catal¨¢n en Francia
Oleguer y Thuram apoyan en Perpi?¨¢n un manifiesto de la escuela Bressola en defensa del uso del catal¨¢n en las regiones francesas en las que a¨²n se habla esta lengua
Perpi?¨¢n, seis y media de la tarde: Lilian Thuram y Oleguer Preses aparecen junto a la Sala de las Libertades. Un centenar de personas se revolucionan y un grupo de ni?os, algunos con la camiseta del Bar?a, se parapeta en busca de una foto y un aut¨®grafo. Complacientes, los futbolistas azulgrana firman papeles, balones o lo que les ponen por delante y se fotograf¨ªan con los emocionados ni?os. Como pueden, suben los escalones del edificio y acceden a una sala donde otras 200 personas m¨¢s les reciben con una calurosa ovaci¨®n. "Le he deseado suerte a Oleguer para el s¨¢bado y me lo ha agradecido", le confiesa, nervioso, un ni?o a su madre, pese a que ni Thuram ni el defensa catal¨¢n se han desplazado a Perpi?¨¢n para un acto deportivo.
Oleguer: "He firmado el manifiesto porque se pide algo coherente, porque es de justicia"
Una vez m¨¢s, los dos futbolistas m¨¢s comprometidos del Bar?a han prestado su imagen y su firma para un acto de reivindicaci¨®n cultural: el manifiesto presentado por la escuela Bressola en defensa del uso del catal¨¢n en las regiones francesas en las que a¨²n se habla esta lengua. Hace 30 a?os que la Bressola lucha por ese objetivo y, en su aniversario, ha aprovechado la popularidad de Thuram y Oleguer para que su mensaje, que tambi¨¦n han suscrito el presidente del Bar?a, Joan Laporta; Giuly, el seleccionador franc¨¦s, Raymond Dom¨¦nech; la actriz Ariadna Gil, los cantantes Manu Chao y Llu¨ªs Llach, y los escritores Quim Monz¨® e Isabel Clara-Sim¨®, entre otros, tenga repercusi¨®n.
"Para m¨ª, que soy de Guadalupe, ¨¦sta es una experiencia extraordinaria. Es un honor que me hayan invitado", dice Thuram, antes de leer el manifiesto en franc¨¦s. "Felicito a estos padres porque, para que los ni?os sean unos adultos responsables y abiertos a otras culturas, hay que ense?arles primero a amar la suya". Franc¨¦s de origen antillano y s¨ªmbolo de la selecci¨®n francesa que conquist¨® el Mundial de 1998, Thuram cuenta c¨®mo, en su Guadalupe natal, le prohibieron hablar su lengua materna, el criollo. Los ni?os cuchichean en franc¨¦s y lo observan con atenci¨®n, m¨¢s pendientes de poder fotografiarse con ¨¦l que de sus palabras. "Es muy importante que todas las personas de la tierra puedan defender su cultura y hablar la lengua de sus abuelos; as¨ª se mantiene la identidad cultural", afirma el defensa franc¨¦s, mientras, sobre la pierna, sostiene una camiseta de los pa?sos catalans.
Oleguer le ha precedido en la lectura del manifiesto, que denuncia la falta de libertad para ense?ar el catal¨¢n en el sur de Francia y pide a las instituciones francesas y catalanas m¨¢s colaboraci¨®n para cambiar la situaci¨®n. "He firmado el manifiesto porque se pide una cosa coherente, porque es de justicia y para que la gente que trabaja en la Bressola pueda hacerlo con m¨¢s dignidad. Hay que potenciar el catal¨¢n en estas regiones porque su uso social est¨¢ en una situaci¨®n complicada", argumenta el defensa del Bar?a, que ha destinado parte del dinero obtenido por los derechos de autor de su libro Cam¨ª d'Itaca, a ayudar a la Bressola.
Las palabras de los dos futbolistas son acogidas con entusiasmo por Joan Pere Le Biham, el presidente de la Bressola, quien, emocionado, inicia una entusiasta defensa del catal¨¢n y una dura cr¨ªtica contra el Estado franc¨¦s. "Si Francia tuviese que entrar ahora en la Uni¨®n Europea, no podr¨ªa hacerlo", asegura, "porque no respeta la diversidad cultural". "?C¨®mo es posible que la Rep¨²blica haya asimilado lo impuesto por la monarqu¨ªa absoluta? La exclusi¨®n no es compatible con la igualdad, la fraternidad y la libertad", proclama, ante un auditorio en el que destacan una bandera estrellada y varias camisetas del Bar?a -ninguna con el nombre de Thuram u Oleguer-. Despu¨¦s, recuerda las palabras pronunciadas por Luis XIV en 1700, que abren precisamente el manifiesto: "El uso del catal¨¢n repugna y es contrario al honor de la naci¨®n francesa". Impacientes, Coranti, Nicolau y Kenny, que hablan un fluido catal¨¢n aprendido en la Bressola y no en casa, aplauden el discurso de Le Biham, y se ponen en la cola. Tienen nueve a?os, son del Bar?a y esperan que Oleguer y Thuram les firmen sus camisetas y su bal¨®n.
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