Resilencia o resistencia
El autor destaca que la Notificaci¨®n del Vaticano a Jon Sobrino s¨®lo se refiere a aspectos de dos obras del jesuita, y no invalida su conjunto.
Ayer, 14 de marzo, la Congregaci¨®n romana para la doctrina de la fe public¨® una Notificaci¨®n sobre dos obras de Jon Sobrino, jesuita bilba¨ªno que vive en aquellas tierras americanas, en las que sociedades todav¨ªa civilmente no tejidas, reg¨ªmenes de pobreza e injusticia hacen dif¨ªcil la proposici¨®n del evangelio como una palabra de vida y de libertad. J. Sobrino es superviviente de la horrible matanza organizada en la capital del Salvador en la que perecieron otros compa?eros jesuitas, entre los cuales el nombre m¨¢s significativo era el del padre Ellacur¨ªa, que regresaba al Salvador despu¨¦s de haber impartido la semana anterior un curso en la Universidad de Salamanca.
Este documento se define a s¨ª mismo como una Notificaci¨®n, dirigida primero al autor, luego a la Iglesia y a quienes quieran conocer la concordancia o discordancia de las ideas del J. Sobrino con la totalidad de la doctrina normativa en la Iglesia cat¨®lica. Se le reconoce su buena intenci¨®n y su voluntad de expresarlas en un contexto donde la pobreza es una lacra de las masas humanas en medio de las que s¨¦ que vive. Su empe?o ha sido proponer la fe cat¨®lica como palabra de Dios iluminadora y redentora de la vida humana, sobre todo a aquellos que viven en sus situaciones de pobreza y marginaci¨®n.
Sobrino ha elaborado su teolog¨ªa desde los pobres, considerando que deben ser gu¨ªa de ella
Notificaci¨®n no es una declaraci¨®n de herej¨ªa, ni una condena personal, ni la prohibici¨®n de ejercer el ministerio apost¨®lico, celebrar la eucarist¨ªa, predicar o ense?ar la doctrina cat¨®lica. No es un juicio sobre su tarea sacerdotal y apost¨®lica, sino exclusivamente sobre dos de sus obras, y no en todas sus partes sino en aquellas que expl¨ªcitamente se se?alan. Ser¨ªa error o mala intenci¨®n poner bajo sospecha todo lo dicho o todo lo escrito por ¨¦l. Por otro lado, es necesario recordar expl¨ªcitamente que en ¨¦l se afirma literalmente: "La Congregaci¨®n no pretende juzgar las intenciones subjetivas del autor, pero tiene el deber de llamar la atenci¨®n acerca de proposiciones que no est¨¢n en conformidad con la doctrina de la Iglesia".
?Cu¨¢l ha sido la gestaci¨®n de este documento desde 2001 hasta hoy que se publica? Una de las dos obras incriminadas aparece en 1991 y la otra en 1999. A partir de ese momento, los te¨®logos han apreciado sus valores a la vez que detectado imprecisiones y errores. Como resultado de ese eco y dada la influencia que el autor ha ejercido en el mundo latinoamericano, la Congregaci¨®n emprendi¨® un estudio m¨¢s profundo de ellas en 2001. A partir de esa fecha ha habido un proceso de comunicaci¨®n con el autor y de explicaciones por parte de ¨¦ste, interviniendo tambi¨¦n como cauce de comunicaci¨®n evidente su superior general el P. Kolvenvach, en orden a que todo el proceso tuviera la claridad y transparencia que algo tan serio exige.
?Cu¨¢les son las afirmaciones fundamentales del documento? Hay una primera parte que en un cierto sentido es secundaria y en otro termina siendo decisiva. ?Desde d¨®nde se hace teolog¨ªa y a qui¨¦n deben dirigirse primariamente sus palabras y de d¨®nde se toman sus criterios? La respuesta de J. Sobrino es: desde los pobres y para los pobres. Semejantes afirmaciones han sido recogidas por el magisterio contempor¨¢neo de la Iglesia al hablar de la opci¨®n preferencial por los pobres y como el lugar donde la Iglesia debe mostrar que no es un poder m¨¢s para apoyar a los que ya lo son en este mundo, sino la reveladora del Dios que, siendo rico, se hizo pobre para subvenirnos con su amor, su debilidad y su riqueza.
La cuesti¨®n real es esta otra: lo que la Iglesia tiene sobre todo que hacer es responder y ayudar a los pobres, realizando su misi¨®n espec¨ªfica: anunciar el evangelio de Jesucristo tal como ¨¦l ha sido transmitido por la tradici¨®n apost¨®lica e interpretado bajo la luz del Esp¨ªritu Santo en los concilios. Su misi¨®n es colaborar pero no suplantar las soluciones pol¨ªticas, sociales, culturales y econ¨®micas propias de otras instancias e instituciones. El evangelio se predica desde los pobres y para los pobres, pero ni ellos ni los ricos son se?ores ni int¨¦rpretes ¨²ltimos. ?Cu¨¢les son las reales pobrezas? Por supuesto la carencia de pan y salud, de vestido y cobijo, de paz y libertad, de esperanza y de justicia, de cultura y de participaci¨®n, pero tambi¨¦n lo son el desconocimiento del Dios, la ignorancia del evangelio, el no haber o¨ªdo hablar de Jesucristo, el rechazo de la vida eterna como una dimensi¨®n a la vez inherente y trascendente a ¨¦sta.
J. Sobrino ha elaborado su teolog¨ªa desde los pobres, considerando que sus necesidades y esperanzas deben ser los criterios gu¨ªa de ella. Eso le ha inclinado a presentar una figura de Jes¨²s en que se ofrecen los rasgos que el evangelio presenta, inclin¨¢ndose a ver en ¨¦l sobre todo un ejemplo de fe, un sujeto supremamente solidario. Una vida y una muerte expuestas y exponentes de fidelidad hasta el final, una relaci¨®n privilegiada con Dios. Siendo esto verdadero, sin embargo, no siempre aparecen con toda nitidez otras dimensiones que la Iglesia le ha conferido desde el Nuevo Testamento hasta los concilios: ser el Hijo eterno y consubstancial con Dios, que con su persona le introduce en la historia humana, le hace solidario de ella, ilumin¨¢ndola as¨ª y recre¨¢ndola. Todo esto lo es Cristo porque es el Hijo eterno con el Padre, encarnado, muerto por nosotros y resucitado para nuestra justificaci¨®n. A esa novedad divina que Cristo ha insertado en el mundo, los cristianos la han designado salvaci¨®n.
Hay tres comprensiones fundamentalmente diversas de Jes¨²s: la humanista que le interpreta c¨®mo una de las figuras que han dado la talla m¨¢xima de humanidad (Jaspers); judaica como el exponente supremo del profetismo de Israel (Klausner) y la cristiana, que asumiendo las dos anteriores, las prolonga y completa. La Notificaci¨®n a Sobrino afirma que hay aspectos esenciales de la comprensi¨®n cristiana de Jes¨²s que en su obra o no est¨¢n claramente expuestas o son err¨®neas (la divinidad de Jesucristo, la encarnaci¨®n, la relaci¨®n del Reino de Dios con la persona de Jes¨²s, su autoconciencia, el valor salv¨ªfico de su muerte). ?stos son aspectos irrenunciables en la confesi¨®n cristiana de Jesucristo y por otro lado poco tienen que ver con la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, sino que son los motivos esenciales de toda teolog¨ªa cat¨®lica.
Para un te¨®logo equivocarse es humano y la palabra de la Iglesia es una llamada de atenci¨®n, que, como la de todo el que objetiva y generosamente nos corrige, hay que agradecer para poder con su ayuda repensar nuestro camino, rehacer la obra, corregir posibles errores o matizar expresiones. A esa capacidad de volver sobre s¨ª reflexionando hasta hacer girar la propia posici¨®n, de retracci¨®n en recuperaci¨®n, de flexibilidad y ensanchamiento, es a lo que los ingleses desde 1824 y los franceses desde 1911 llaman resiliencia. Nosotros necesitamos una palabra castellana para designar esa actitud. El t¨¦rmino proviene de la f¨ªsica y se refiere a la capacidad que tiene un material para recuperar su mejor forma anterior despu¨¦s de haber sido sometido a circunstancias que lo doblegan, estiran o hacen crujir.
Para cualquier te¨®logo cat¨®lico es momento doloroso el no ser reconocido por la Iglesia como expresi¨®n plena de su verdad. Bien seguro que Sobrino ser¨¢ sin duda capaz de esta resiliencia, en lugar de sucumbir a la tentaci¨®n de la disidencia o resistencia empecinadas. Aquella le har¨¢ madurar su pensamiento haciendo objetivamente posible una recepci¨®n mejor de su teolog¨ªa. La mera resistencia le condenar¨ªa a empobrecimiento y soledad; finalmente a una infecundidad cristiana y humana. Todos, comenzando por los pobres, esperamos y le agradecemos de antemano que aprovechar¨¢ esta oportunidad espiritual para repensar, profundizar, ensanchar y catolizar m¨¢s su teolog¨ªa.
Olegario Gonz¨¢lez de Cardedal es acad¨¦mico de n¨²mero de la Real Academia de Ciencias Morales.
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