Huelga de hambre en el 'gulag' de Guant¨¢namo
El d¨ªa 7 de enero, el prisionero n¨²mero 905 de "la c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad" de la base naval de Guant¨¢namo -enclave de Cuba ocupado por Estados Unidos desde 1898- inici¨® una huelga de hambre. Esta grave decisi¨®n es el ¨²ltimo recurso del sudan¨¦s Sami al Haj como protesta por los cinco a?os que lleva detenido. Adem¨¢s, reclama: respeto al derecho de los presos para practicar su religi¨®n, aplicaci¨®n a todos los reclusos de la Convenci¨®n de Ginebra sobre prisioneros, fin del r¨¦gimen de aislamiento total de varios presos, una investigaci¨®n independiente, completa y p¨²blica sobre el fallecimiento de tres internos el 10 de junio de 2006, y su propia libertad o, en su defecto, la comparecencia ante un tribunal civil norteamericano.
Hasta el momento, la respuesta que ha obtenido de las autoridades militares ha sido una serie de confiscaciones: la alfombrilla para la oraci¨®n, el colch¨®n, el neceser de aseo, las gafas, la pr¨®tesis de la rodilla que llevaba acoplada, correspondencia, un bol¨ªgrafo... Todo ello, en funci¨®n de una aleatoria "proporcionalidad" establecida por la administraci¨®n del campo, a tenor del n¨²mero de comidas rechazadas por el preso. Al Haj ha adelgazado 10 kilos, p¨¦rdida remarcable en un hombre de complexi¨®n delgada y que padece un c¨¢ncer de garganta para el que no hay constancia de que reciba tratamiento alguno.
Sami ha sido sometido en Guant¨¢namo a interrogatorios con amenazas hasta 130 veces, ha sufrido torturas f¨ªsicas y psicol¨®gicas como exposici¨®n prolongada a pleno sol, privaci¨®n del sue?o, suplicio de la ba?era, etc¨¦tera, y se haya privado de cualquier contacto con su familia. Su suerte no es muy distinta de la de tantos otros compa?eros de internamiento, considerados "enemigos combatientes" como ¨¦l. S¨®lo en una cosa: es el ¨²nico periodista -que se haya podido confirmar- de este verdadero gulag norteamericano.
Sami al Haj acababa de integrarse en el canal Al Yazira cuando le enviaron a Afganist¨¢n a cubrir la ofensiva estadounidense de octubre de 2001. Expulsado de Kandahar por los talibanes, junto a su equipo, se instal¨® en el vecino Pakist¨¢n. En diciembre regres¨® a Afganist¨¢n en donde s¨®lo llegar las fuerzas de seguridad paquistan¨ªes le detuvieron y le internaron durante 23 d¨ªas en Cham¨¢n (Pakist¨¢n) para el 7 de enero de 2002 entregarlo a los militares norteamericanos que le trasladaron inmediatamente a la base de Bagram en Afganist¨¢n. All¨ª, fue acusado de haber grabado v¨ªdeos a Osama Bin Laden, hecho que neg¨® en todo momento pese a los malos tratos, privaci¨®n de alimentos y exposici¨®n a temperaturas invernales. El 23 de enero le llevaron a la prisi¨®n de Kandahar, en donde permaneci¨® cinco meses antes de ser trasladado a Guant¨¢namo, el 12 de junio de 2002.
Las autoridades norteamericanas consideran al c¨¢mara de la cadena qatar¨ª un "enemigo combatiente" por hipot¨¦ticas sospechas de mantener una p¨¢gina web en la que apoyaba el terrorismo, entrar ilegalmente en Afganist¨¢n, traficar con armas por cuenta de los islamistas y haber entrevistado a Bin Laden. El Departamento de Estado norteamericano est¨¢ convencido de que existen conexiones entre Al Yazira y Al Qaeda, hecho tambi¨¦n por demostrar.
Organizaciones en defensa de la libertad de prensa y de los periodistas han denunciado repetidamente, desde entonces, la arbitrariedad de esta detenci¨®n. Reporteros Sin Fronteras dirigi¨® el 20 de septiembre de 2002 una carta al entonces secretario de Justicia John Ashcroft, para pedirle explicaciones sobre este caso y manifestarle sus recelos sobre la manifiesta persecuci¨®n de Al Yazira por parte del Departamento de Estado. No hubo respuesta. En febrero de 2006, la ONG public¨® un informe titulado Camp Bucca y Guant¨¢namo: cuando Am¨¦rica encarcela a periodistas en el que hab¨ªa un cap¨ªtulo entero dedicado al caso de Sami al Haj. Repetidamente se ha pedido no s¨®lo su libertad sino tambi¨¦n el cierre de Guant¨¢namo, en el que en la actualidad permanecen 395 prisioneros (de los cerca de un millar iniciales) privados de cualquier marco jur¨ªdico.
En el mismo sentido se ha manifestado recientemente la Federaci¨®n Internacional de Periodistas al pedir la liberaci¨®n del periodista sudan¨¦s por considerarlo "un caso escalofriante y vergonzoso que hace mofa de la democracia americana".
Seg¨²n su abogado, el brit¨¢nico Clive Stafford Smith, que pudo verle brevemente a principios de febrero en la c¨¢rcel, la vida de Al Haj corre peligro real. Tanto es as¨ª que ha sido llevado varias veces al hospital para alimentarlo a la fuerza, mediante una sonda nasog¨¢strica, antes de devolverle a la celda. El a?o pasado, Al Haj habl¨® por primera vez de su intenci¨®n de suicidarse durante una visita de su abogado. Seg¨²n ha explicado a Reporteros Sin Fronteras, Stafford Smith, a quien el Naval Criminal Investigate Service de Guant¨¢namo ha amenazado e intentado desacreditar con la tesis de que ¨¦l mismo habr¨ªa animado a tres internos (dos saud¨ªes y un yemen¨ª) a terminar con su vida, "no se filtra ninguna informaci¨®n acerca del estado de los detenidos" y "no he podido hacer nada para verificar si tratan a Al Haj del c¨¢ncer de garganta tal como afirman las autoridades del campo".
Seg¨²n pudo saber Reporteros Sin Fronteras de fuentes confidenciales, otros internos iniciaron huelgas de hambre el verano pasado. Como el saud¨ª Shaker Aamer ("n¨²mero 239"). O el chadiano Mohammed el Garran. Ambos fueron trasladados a Camp Echo (unidad de alta seguridad de Guant¨¢namo) y "convencidos" para acabar con su protesta.
Una treintena de prisioneros salieron del gulag americano el ¨²ltimo trimestre de 2006. Seg¨²n la agencia France Presse, Washington tiene previsto juzgar a entre 60 y 80. Clive Stafford Smith no ha podido precisar si Sami al Haj se halla entre ellos. El abogado londinense ha dicho a la ONG que las condiciones de los reclusos, en contra de lo que pregonan las autoridades americanas "son peores que nunca. Peores que las de cualquier corredor de la muerte que yo haya visitado y he visto muchos en los 20 a?os que llevo defendiendo a condenados a muerte en Estados Unidos. A la mayor¨ªa de presos de Guant¨¢namo les tienen ahora aislados y sin nada que hacer todo el d¨ªa".
En febrero pasado los abogados de dos presos recurrieron de nuevo al Tribunal Supremo de EE UU (en dos ocasiones el alto tribunal ya hab¨ªa dictaminado que a los internos hay que aplicarles la Constituci¨®n) para que sean juzgados por la justicia civil. Washington afirma que la Constituci¨®n no se puede aplicar a individuos que se hallan fuera del territorio norteamericano. Pero el enclave de Guant¨¢namo es de soberan¨ªa estadounidense. Cuba lo tiene muy claro.
Mar¨ªa Dolores Masana es presidenta de Reporteros Sin Fronteras.
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