Camino de la revoluci¨®n
Nikol¨¢i Bujarin, te¨®rico marxista y economista, fue uno de los m¨¢s destacados l¨ªderes de la Internacional Comunista. Socialdem¨®crata primero y bolchevique despu¨¦s, fue deportado a Onega, de donde escap¨® hacia Europa; en Cracovia conoce a Lenin y se une a ¨¦l editando Pravda; m¨¢s tarde se dirige a Nueva York donde edita un peri¨®dico de corte leninista. Tras la revoluci¨®n de 1917 regresa a Rusia y es editor de Pravda. Despu¨¦s de morir Lenin llega a ser miembro del Politbur¨®. Se al¨ªa con Stalin contra Trotski, Zinoviev y Kamenev, pero en 1928 es Stalin quien se desembaraza de ¨¦l. A¨²n mantiene alguna posici¨®n, como la jefatura del peri¨®dico oficial Izvestia e incluso participa en la redacci¨®n de la Constituci¨®n Sovi¨¦tica de 1936, pero al a?o siguiente es arrestado, expulsado del partido, sometido a purga p¨²blica, acusado de contrarrevolucionario y ejecutado en 1938. Hab¨ªa nacido en Mosc¨² en 1888.
C?MO EMPEZ? TODO
Nikol¨¢i Bujarin
Traducci¨®n de Rub¨¦n Dar¨ªo Fl¨®rez Arcila
Pre-Textos. Valencia, 2007
440 p¨¢ginas. 29 euros
C¨®mo empez¨® todo se corresponde con un modelo de novela bien caracter¨ªstico como es el de la "novela de formaci¨®n", es decir, la narraci¨®n de los a?os de formaci¨®n -infancia, adolescencia, primera juventud- de un personaje; en este caso, Nikol¨¢i Petrov, bajo el que se esconde el propio Bujarin. No deja de ser conmovedor el hecho de que este recuento -y recuerdo- de los acontecimientos vitales que iban a desembocar en la figura de un prominente protagonista de la m¨¢s impactante transformaci¨®n de un pa¨ªs en el primer tercio del siglo XX, sea escrito echando la mirada atr¨¢s y en los momentos finales de su vida esperando la muerte de manos del r¨¦gimen que hab¨ªa contribuido a levantar.
Como cabe suponer, se trata
no tanto de una novela como de una cr¨®nica novelada de s¨ª mismo y del pa¨ªs en que se form¨® su esp¨ªritu revolucionario. La mirada del escritor es la del hombre cumplido, no la del ni?o y adolescente que fue, y en esta distancia reside sin duda la serenidad con que est¨¢ escrito el libro y la apertura de visi¨®n, tanto para s¨ª mismo por la selecci¨®n de los momentos significativos de una vida como por lo que se refiere a la descripci¨®n de la Rusia prerrevolucionaria. La novela es muy minuciosa en cuanto a los detalles: abunda en descripciones acumulativas tan meticulosa e intensamente expuestas que no ser¨ªa dif¨ªcil ver en ellas el repaso sentimental -mas sin nostalgia, al contrario: visto de frente, con entereza- de un tiempo que se corresponde con el descubrimiento consciente de la vida, sea en el seno de la Naturaleza por la que se apasiona de ni?o, sea en la ciudad, cuando entra en el instituto y empieza a interpretar la sociedad que le rodea con ayuda de las ideas que va recibiendo.
Lo que Bujarin muestra con especial habilidad y convicci¨®n es la formaci¨®n de un car¨¢cter por medio de los est¨ªmulos que va recibiendo, desde la intimidad del c¨ªrculo familiar y los avatares por los que les lleva la vida hasta la germinaci¨®n de una conciencia pol¨ªtica resultante de mantener los ojos abiertos ante la dur¨ªsima realidad que le circunda. Ah¨ª est¨¢n la Rusia milenaria, la miseria cr¨®nica, el analfabetismo, sus lecturas, su compasi¨®n, sus amigos, la brutalidad represiva del r¨¦gimen zarista, la mediocridad y la mezquindad administrativa y burocr¨¢tica... a los ojos de una mirada que, al t¨¦rmino de su existencia, contempla lo que fue una experiencia infantil y juvenil que se abre a un mundo donde la injusticia, la arbitrariedad y, sobre todo, la marea de la Historia han de condicionar un destino a¨²n no elegido, solamente iniciado.
El lector, a quien se le brinda
un interesant¨ªsimo cuadro de vida ruso, advertir¨¢ sin embargo que quien escribe no es un novelista de raza y lo advertir¨¢ sobre todo en el equilibrio de la novela que, si bien funciona excelentemente por episodios, es en el cosido de ¨¦stos donde el libro se resiente desde un punto de vista de exigencia literaria. Lo cual no quiere decir que no se lea con verdadero inter¨¦s porque su valor personal y documental es muy alto. La ¨²ltima parte, sin embargo, es la m¨¢s ideol¨®gica y, por ello, la m¨¢s lenta; en ella, el nervio narrativo se resiente, pierde con respecto al resto, es decir, a la infancia y primera adolescencia, donde el relato fluye con otra libertad y donde hallaremos escenas magistrales, como, por ejemplo, la excursi¨®n al bosque.
Pero antes de esa ¨²ltima parte, habremos hecho un recorrido eminentemente literario. El paso de la percepci¨®n de la Naturaleza como horizonte a la hiriente realidad (el conocimiento de la enfermedad en el hospital de su t¨ªo, la miseria en las casas de algunos de sus amigos en el campo, el cambio que supone la vuelta a Mosc¨², el obligado adi¨®s a la Naturaleza y las primeras percepciones del desorden social general) se presenta en una gradaci¨®n muy bien medida que revela un esp¨ªritu de gran fineza intelectual. ?ste es un libro que pertenece por derecho propio a la historia de nuestro tiempo.
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