?Valencia me mata!
Hasta Andr¨¦s Montes, el inventor del Tiqui-taca en sus retransmisiones deportivas para La Sexta, se quedar¨ªa sin argumentos si tuviera que narrar la semana festiva de las capitales de esta Comunidad Valenciana, encelada porque hasta en Arag¨®n se han atrevido a poner lo de "nacionalidad hist¨®rica" en su Estatuto. Aqu¨ª somos capitales de fiestas hist¨®ricas con novel¨®n incluido: El Santo Grial, la Santa Faz....
En el Cap i casal les falles folles, fetes foc. En Castell¨®n la Magdalena Festa Plena que es todo un superbotell¨®n. Y en Alicante contemplan entusiasmados y cloroformados el espect¨¢culo del sur, a la espera de que en San Juan puedan cantar La Sardana d'Alacant. ?Podr¨ªamos aspirar a ser "nacionalidad hist¨®rica" cuando nuestras capitales ni se miran ni se hablan entre ellas, siquiera para sus fiestas? ?C¨®mo explicar¨ªa esto Andr¨¦s Montes? "?Tiqui, taca! ?Cada uno a lo suyo, Salinas!".
Fallas, Copa del Am¨¦rica y una supermarina en el puerto vuelto a ceder a los poderosos invasores madrile?os, hacen vibrar a los valencianos de Valencia con el sue?o de la capital mediterr¨¢nea. Hasta Fernando Alonso, que no es de ning¨²n sitio, circula por la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Con todo el merecimiento un d¨ªa de estos pasear¨¢n por la plaza Redonda a Rita Barber¨¢ y Francesc Camps bajo palio, mientras Carmen Alborch reparte rasca-rasca a ver si con la simulaci¨®n de la modernidad consigue vencer la rancia naturaleza electoral.
?Y qu¨¦ co?o hacemos el resto de esta "nacionalidad hist¨®rica" reconvertida en provincia ¨²nica? ?Hay vida m¨¢s all¨¢ de las Fallas? Pues s¨®lo esperar que con esto de la campa?a electoral nos caiga un Palacio de Congresos por aqu¨ª, un hospital por all¨¢ o un trozo de AVE, que de todo reparten desde Francesc Camps hasta Joan Ignasi Pla, que el otro d¨ªa lleg¨® a anunciar un hospital en la Vall d'Uix¨® que ya est¨¢ en presupuestos. Le vino justo el anuncio porque ten¨ªa que llegar al balc¨®n del Ayuntamiento de Valencia para la masclet¨¤ de las dos. Ah¨ª est¨¢ el poder. Lo curioso es que esta nueva centralizaci¨®n valenciana deviene al mismo tiempo que Ruiz Gallard¨®n (alcalde de Madrid) se va a ver a Jordi Hereu (alcalde de Barcelona) a ver si arreglan para la cosa pr¨¢ctica los desarreglos que se llevan sus jefes. Las ciudades frente a las regiones, puro renacimiento. Los ciudadanos toman el poder en Europa frente al barroquismo de la burocracia instalada en las autonom¨ªas. Hasta el alcalde de Castell¨®n, Alberto Fabra, pasea un libro reci¨¦n escrito en el que demanda m¨¢s poder para las ciudades. Pero no todos entienden que repartir poder es salir de la sombra del Miguelete. ?Cu¨¢ntas veces le dicen a usted en cualquier oficina de la Generalitat que esto lo deciden en Valencia? Esto, aquello y lo de m¨¢s all¨¢. ?Valencia me mata! En el mercado central de Valencia es donde de verdad se decidi¨® la inconveniencia de la fusi¨®n CAM-Bancaixa.
Es obvio que estas veleidades no vienen de ahora. Teodoro Llorente nos llev¨® a la aclamada Renaixen?a valenciana mientras Rafael Altamira, en Alicante, consideraba este asunto agrario y decorativo y se fue a establecer las primeras relaciones ¨ªntimas con la Instituci¨®n Libre de Ense?anza. A partir de ah¨ª ya fue imposible el entendimiento. Ni Reino, ni Pa¨ªs, ni Comunidad sirvieron para mucho m¨¢s por culpa del gentilicio. Al final, cosa curiosa, lo de Levante es lo m¨¢s definitorio, aunque le pique a m¨¢s de uno. Pero resulta una vertebraci¨®n imposible cuando en Valencia es un orgullo quemar las fallas, en Castell¨®n el ardor es l'esclat de llum sense foc ni fum y en Alicante inventaron las hogueras para no parecerse a una cosa ni a la otra.
Pero a¨²n habr¨ªa vida m¨¢s all¨¢ de las Fallas si el Cap i casal admitiera la existencia de algo m¨¢s all¨¢ de las cruces. Hay m¨¢s distancia de Valencia a Castell¨®n, a Alicante o a Elche que de Elche, Alicante o Castell¨®n a Valencia, por mucho que los coches de los consellers vuelen arriba y abajo por la autopista vertebradora. La nacionalidad hist¨®rica es aqu¨ª una cuesti¨®n de capital y ahora no me hable usted de quimeras, que estamos en Fallas.
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