La decencia
Ha llegado la Ley de la Igualdad. Espa?a va tomando la forma que la gente sue?a cuando los sue?os resisten. Lo lamentable es el tiempo desaprovechado. ?D¨®nde est¨¢ la Oficina del Tiempo Perdido? ?Qui¨¦n se ha comido todas las magdalenas de Proust? Curiosa situaci¨®n la de Espa?a: por la calle marcha una reacci¨®n invernal, confusa y gris, y a continuaci¨®n el Congreso, de mayor¨ªa progresista, aprueba una revoluci¨®n de geometr¨ªa hist¨®rica, de una simetr¨ªa est¨¦tica y justa. Alumbra un retazo de tiempo perdido, de tiempo taca?o y mis¨®gino, sustra¨ªdo a las mujeres por el m¨¢s sofisticado sistema de dominio, incrustado en el disco duro de las grandes religiones. Ha hecho bien el l¨ªder de la oposici¨®n conservadora en no ir a votar: su tiempo es oro. Este otro tiempo, el tiempo recuperado por la Ley de la Igualdad, huele a nanas de cebolla, a pa?ales, a fritura, a vasos volcados en hule, a silencios mudos mientras brama el crep¨²sculo. Pero ahora que hablamos de tiempo, tenemos derecho a reclamarle a ¨¦l unas arrobas de su tiempo. Tres a?os de amargura colectiva, de apocalipsis vulgar, de malgasto comunitario. El espect¨¢culo de un despecho. El anatema a una mayor¨ªa electoral caracterizada, por rebote, como una Espa?a indecente, ese eufemismo de la anti-Espa?a. Tambi¨¦n esta mayor¨ªa social, paciente, estupefacta, un d¨ªa vituperada por "tolerante", est¨¢ en su derecho a pedir algunas explicaciones a quien las exige todos los d¨ªas. Por ejemplo, alguna explicaci¨®n a las patra?as propagadas sobre los tr¨¢gicos atentados del 11-M. Alguna explicaci¨®n sobre esa paradoja brutal, que clama al cielo: quienes reclaman m¨¢s ardor b¨¦lico en la lucha contra la que ya reconocen como principal amenaza, la del llamado terrorismo isl¨¢mico, han dedicado gran parte de su valioso tiempo a nublar y poner bajo sospecha la investigaci¨®n y la instrucci¨®n, que ahora se nos muestran ejemplares y que ha llevado a los presuntos autores ante un tribunal de justicia. Esta impostura ha ido tan lejos que desaf¨ªa la ley de elasticidad de la paradoja: mientras se pide m¨¢s esfuerzo militar en Afganist¨¢n para combatir el terrorismo, se mantiene el regular suministro de insidias sobre la naturaleza del fanatismo que, en verdad, atac¨® a Espa?a el 11-M. Un poco de patriotismo, se?ores.
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