Cosa Nostra, cosa de dos
Los problemas se liquidan con calma. No hay que actuar sin pensar, ni dejar que las emociones te hagan perder el control. La lecci¨®n que Angelo Conigliaro brinda a su nieto, del mismo nombre, no puede ser m¨¢s clara.
-Joder, es que en un momento de nervios es dif¨ªcil controlarse. Uno no sabe lo que se hace -dice el chaval.
Desde lo alto de su experiencia, el abuelo desgrana sus consejos:
-Siempre que te quede otra salida, no seas impulsivo.
Y para despejar dudas, pone un ejemplo:
El fiscal antimafia Paci lleva 15 a?os en Palermo, 15 a?os de coches blindados y guardaespaldas
Acudieron a plena luz del d¨ªa unos 40 mafiosos. Los agentes observaban, pero no interven¨ªanEn la provincia de Palermo s¨®lo hubo una cincuentena de denuncias por extorsi¨®n en 2005
La Cosa Nostra es cosa de dos, de momento. De Lo Piccolo y Messina Denaro. Una diarqu¨ªa
Las reglas son claras: un 'capo famiglia' o un 'capo mandamento' en la c¨¢rcel no pierde el cargo
En la provincia de Palermo s¨®lo hubo una cincuentena de denuncias por extorsi¨®n en 2005
-Yo tuve que aguantar a un tipo durante cuatro a?os. Era una tortura, el muy cabr¨®n. Cuatro a?os me aguant¨¦, con tal de hacer las cosas bien. Y por fin, cuando estaba a punto de estrangularlo, me lloriqueaba... As¨ª que le dije: "?Por qu¨¦ co?o lloras ahora, cuando ya no hay remedio?". Cuatro a?os de tortura, y en un momento el tipo ya no exist¨ªa.
Fin del problema. O casi. Porque hay que disolver los cad¨¢veres en un tanque lleno de ¨¢cido. Eso es lo que prev¨¦ la ortodoxia de la Cosa Nostra: es mejor que la gente desaparezca; es mejor no dejar rastros, cuerpos, sangre; es mejor evitar disparos, ruidos, prensa. As¨ª es un asesinato al estilo de la Cosa Nostra, la mafia siciliana. Y eso se logra haciendo las cosas con calma y "sin ser impulsivo". Una lecci¨®n para el nieto de un hombre de honor.
Con toda su experiencia, sin embargo, el abuelo Conigliaro no se dio cuenta de que su lecci¨®n estaba siendo escuchada por la polic¨ªa italiana. Pese a sus 72 a?os y una larga trayectoria criminal, no supo evitar que le grabaran, ni que, a finales de enero, le detuvieran en Palermo, capital de la isla. A ¨¦l y a otros 40 asesinos, criminales, empresarios "fuera de toda sospecha" y profesionales del clan Lo Piccolo. Todos ellos a las ¨®rdenes de Salvatore Totuccio Lo Piccolo, el nuevo rey de Palermo, el hombre que est¨¢ volviendo a dejar a la gente de Corleone (patria chica de Don Vito, El Padrino de Coppola) en la periferia mafiosa tras dos d¨¦cadas y media de dominio absoluto. Sin perder la calma, sin dejarse llevar por los impulsos.
Despu¨¦s de la captura hace casi un a?o del capo dei capi Bernardo Provenzano, la Cosa Nostra necesita a un jefe que le releve en su funci¨®n de jefe supremo, de ¨¢rbitro de conflictos, de gran padrino. Y la candidatura de Lo Piccolo -de 64 a?os, fugitivo de la justicia desde hace 15- est¨¢ sobre la mesa con una fuerza extraordinaria. S¨®lo hay otro hombre en el horizonte mafioso con una talla criminal parecida y que pueda plantarle cara: Matteo Messina Denaro, de 44 a?os, boss de Trapani, ciudad del oeste de Sicilia.
La Cosa Nostra es cosa de dos, de momento. De Lo Piccolo y Messina Denaro. Una diarqu¨ªa. Pero los investigadores describen la situaci¨®n como transitoria, a¨²n por definir. Los huecos dejados en la estructura mafiosa por las 200 detenciones de los ¨²ltimos ocho meses tan s¨®lo en la Sicilia occidental se van cubriendo poco a poco. En silencio, cambiando los equilibrios. En ese cuadro, si Messina Denaro es estable, Lo Piccolo se extiende como una mancha de aceite sobre el mapa de la isla.
"Si me ped¨ªs un nombre despu¨¦s de Provenzano, digo Lo Piccolo", afirm¨® p¨²blicamente el jefe de la polic¨ªa de Palermo, Giuseppe Caruso, hace tan s¨®lo unas semanas. Aunque la predicci¨®n resulte cierta, ?c¨®mo ser¨¢ la transici¨®n?
Hay que remontarse a los a?os setenta para encontrar una etapa en la que la Cosa Nostra no haya sido gobernada por un solo capo. Estaba entonces al mando un triunvirato compuesto por un corleon¨¦s (Luciano Leggio) y dos palermitanos (Stefano Bontate y Gaetano Badalamenti). La alianza acab¨® como la de Pompeyo y C¨¦sar 21 siglos atr¨¢s: en una guerra civil, sin cuartel como todas, que se cobr¨® m¨¢s de mil v¨ªctimas entre 1981 y 1983. Bontate pag¨® con su vida y los corleoneses salieron ganadores.
Equilibrio fr¨¢gil
"Hasta ahora, Lo Piccolo y Messina Denaro se han respetado, pese a ser dos hombres de generaciones y estilos diferentes", cuenta en su despacho palermitano Antonino de Santis, el polic¨ªa que dirige la secci¨®n contra el crimen organizado en Sicilia occidental.
Lo Piccolo tiene un perfil cl¨¢sico y discreto. En cambio, "Messina Denaro es un hombre que ama las mujeres, los coches, viajar , vestir bien y... hasta la Play Station, que encontramos en un refugio que hab¨ªa abandonado poco antes", relata De Santis. Pese a estas diferencias, su manera de entender la Cosa Nostra y sus negocios es similar. Ambos han respetado las reglas, las ¨¢reas de influencia. "Las cuestiones que trascienden los respectivos ¨¢mbitos territoriales las han resuelto hasta ahora comunic¨¢ndose, negociando, poni¨¦ndose de acuerdo", explica el polic¨ªa. ?Hasta cuando seguir¨¢ siendo as¨ª?
"La Mafia es un anti-Estado", prosigue De Santis, "y, como tal, adem¨¢s de una estructura jer¨¢rquica r¨ªgida, tiene divisiones territoriales claras y mecanismos de negociaci¨®n para evitar roces. Tiene reglas. Y sanciones. De momento no tenemos se?ales de que est¨¦ a punto de estallar un conflicto. En parte, porque est¨¢n demasiado debilitados y acosados. Pero eso no garantiza el equilibrio. Es dif¨ªcil hacer previsiones. Es organizado, s¨ª, pero antes que nada es crimen".
Las salvajadas de la guerra de los corleoneses parecen lejanas. Pero N¨¢poles, con centenares de muertos por choques entre familias de la Camorra en los ¨²ltimos a?os, ense?a que las guerras mafiosas no son todav¨ªa historia en Italia.
?Qu¨¦ pasar¨¢ con la actual direcci¨®n bic¨¦fala?
Lo Piccolo est¨¢ adquiriendo una gran fuerza. Hasta la operaci¨®n policial de finales de enero, su ascenso ha sido continuo.
En su despacho en el tribunal de Palermo -un b¨²nker en el coraz¨®n de la ciudad-, el fiscal antimafia Gaetano Paci describe al capo en torno al cual se est¨¢n aglutinando muchas familias descabezadas de la Cosa Nostra. Adem¨¢s de Provenzano -fugitivo durante m¨¢s de 40 a?os y capturado gracias a un complejo sistema de c¨¢maras ocultas ubicadas en Corleone-, entre los 200 detenidos de los ¨²ltimos meses hay al menos 13 capi famiglia y 7 capi mandamento (unidad que aglutina tres familias territorialmente cercanas): cargos relevantes en la r¨ªgida estructura jer¨¢rquica.
Paci habla con conocimiento de causa: ¨¦l es el culpable de muchas de esas detenciones, entre ellas las de la operaci¨®n de enero contra el clan Lo Piccolo. Lleva 15 a?os en Palermo; 15 a?os de restricciones, coches blindados y guardaespaldas; 15 a?os de vida que, como los de muchos colegas suyos, hacen que la fiscal¨ªa de Palermo, m¨¢s que un b¨²nker en el coraz¨®n de la ciudad, parezca el mismo coraz¨®n de la ciudad.
"Lo Piccolo es un hombre de honor con una historia peculiar. Procede de una familia mafiosa de escasa relevancia, palermitana adem¨¢s". Todo lo contrario de Messina Denaro, v¨¢stago de una familia noble y aliada desde el principio con los corleoneses.
"Cuando a principio de los a?os ochenta empieza la guerra entre corleoneses y palermitanos, Lo Piccolo est¨¢ en el bando equivocado. Pero es un hombre que sabe oler el viento, sabe donde colocarse y lo demostrar¨¢ muchas veces a lo largo de su historial criminal. Abandona el barco antes de que empiece a hundirse. Los corleoneses le perdonan la vida", cuenta Paci.
"Tras las matanzas de los a?os ochenta, Lo Piccolo procura llevarse bien con los corleoneses", prosigue el fiscal Paci. Su buena relaci¨®n con Provenzano ayuda a su crecimiento. Lo Piccolo mantiene las actividades tradicionales (como las extorsiones) y se dedica a "ampliar el abanico de actividades aparentemente legales en las que reinvierte su recaudaci¨®n, como la especulaci¨®n inmobiliaria, el transporte y comercios".
Pero m¨¢s que la buena relaci¨®n con Provenzano -que se evidencia tambi¨¦n en cierta correspondencia mantenida entre ambos-, lo que sobre todo abre el camino a Lo Piccolo es la detenci¨®n de muchos de sus rivales. ?ste aprovecha las detenciones para colocar hombres de su confianza al mando de las familias.
"Las reglas de la Cosa Nostra son claras: un capo famiglia o un capo mandamento en la c¨¢rcel no pierde su cargo", explica Paci. "Aun as¨ª, es necesario nombrar gerentes pro tempore, que suelen elegirse entre los afiliados estrechos colaboradores del capo encarcelado".
Lo Piccolo logra en muchos casos nombramientos de personas que por su estatus mafioso no ser¨ªan elegibles. "No siempre se respetan las formas en la Cosa Nostra..., y no siempre los cargos formales reflejan el poder real. El mismo Lo Piccolo, formalmente, es s¨®lo un capo famiglia", observa Paci. Eso significa que, en teor¨ªa, deber¨ªa tener por encima un capo mandamento y, m¨¢s arriba a¨²n, la comisi¨®n provincial y la c¨²pula regional. Sin embargo, de hecho, es ¨¦l quien manda. Empezando por su feudo: el noroeste de Palermo.
Las cumbres de Carini y Torretta
Es all¨ª, al noroeste de Palermo, donde hay que moverse para entender qu¨¦ pasa en la Cosa Nostra de la ¨¦poca posterior al dominio de Corleone. Hay que pasearse por las barriadas populares del norte de Palermo, de donde procede Lo Piccolo; entre las torres de pisos que se erigen como monumentos a la especulaci¨®n inmobiliaria mafiosa de los a?os sesenta; entre las tiendas notoria y extensivamente sometidas a extorsi¨®n, hoy como hace 10, 20 o 30 a?os. En 2005 hubo 780 tiendas incendiadas o dinamitadas en la provincia de Palermo. La federaci¨®n nacional de comerciantes calcula que el 70% de los negocios est¨¢ sometido a extorsi¨®n.
Mejor todav¨ªa puede ser, para comprender la realidad, pasearse entre los coches viejos y mal aparcados de la plaza de la estaci¨®n ferroviaria de Carini, un pueblo de 24.000 habitantes a unos 15 kil¨®metros al este de Palermo. Territorio de Lo Piccolo. La plaza -con pocas aceras, inmuebles feos y pr¨¢cticamente sin tiendas- podr¨ªa ser una fotograf¨ªa como otras de Sicilia, una regi¨®n cuya renta per c¨¢pita es el 73% de la media de la UE de Los Quince (frente al 138% de Lombard¨ªa, la regi¨®n de Mil¨¢n).
Pero es m¨¢s que eso.
En una de sus esquinas se encuentra Locanda San Giorgio, un restaurante con un gran comedor y amplios ventanales velados por cortinas. Aqu¨ª, y en el Vecchio Mulino de Torretta, a cinco kil¨®metros, Salvatore Lo Piccolo organiz¨® en el verano de 2003 dos cumbres mafiosas extraordinarias. "Acudieron a plena luz del d¨ªa una cuarentena de mafiosos simult¨¢neamente", recuerda De Santis. "Los afiliados llegaban, se saludaban con besos
[hay fotos tomadas por la polic¨ªa que lo demuestran] y dejaban a sus ch¨®feres en los coches aparcados ante los restaurantes".
Los agentes observan desde lejos el desfile de pel¨ªcula, pero no intervienen. Lo Piccolo no est¨¢. Y hay que acumular m¨¢s pruebas para sostener un juicio. Tardar¨¢n casi cuatro a?os en lograrlas, hasta la operaci¨®n de finales de enero.
Entre los asistentes a las reuniones hay miembros de la familia Inzerillo, a la que los corleoneses expulsaron de Sicilia en los ochenta. Lo Piccolo apadrina su regreso en contra de la opini¨®n de muchos clanes. Una apuesta arriesgada que provoca tensiones en Palermo. El mism¨ªsimo capo dei capi Provenzano duda en tomar una posici¨®n al respecto, como se deduce de sus cartas sobre el tema.
Posiblemente la cuesti¨®n Inzerillo est¨¢ en el orden del d¨ªa de las cumbres, aunque la polic¨ªa no tiene ninguna certeza al respecto. Las reuniones en s¨ª, sin embargo, ya dicen mucho. De Lo Piccolo, de su actitud negociadora, de su prudencia, de sus alianzas con la mafia de Estados Unidos (un activo importante en su recorrido hacia la c¨²pula). Pero tambi¨¦n de su control sobre el territorio.
Nadie denunciar¨¢ a la polic¨ªa las dos excepcionales cumbres, al igual que ninguno de los muchos empresarios y comerciantes extorsionados por el clan Lo Piccolo informar¨¢ el acoso sufrido ni siquiera despu¨¦s de las detenciones de enero.
En la provincia de Palermo s¨®lo hubo una cincuentena de denuncias por extorsi¨®n en 2005. Y el reportero que se acerca a la plaza de la estaci¨®n de Carini cosecha m¨¢s miradas que respuestas.
En las calles y plazas de Sicilia, la Cosa Nostra, acosada, se reorganiza. Con calma, y sin ser impulsiva. De momento.
Sangre y fuego para el ritual de iniciaci¨®n de los 'hombre hechos'
LAS NUMEROSAS DETENCIONES de los ¨²ltimos a?os han debilitado a la Cosa Nostra. Los 2.111 inmuebles y empresas que el Estado tiene incautados a familias mafiosas tambi¨¦n representan un duro golpe. El r¨¦gimen carcelario especial aplicado a 188 presos mafiosos dificulta el flujo de las comunicaciones en la organizaci¨®n criminal. Todos estos hechos, sin embargo, no han alterado su presencia en el territorio, sus reglas de funcionamiento y su excepcionalmente articulada estructura.
"Nos consta que sigue habiendo un ritual de iniciaci¨®n a la Cosa Nostra", aseguran investigadores de la secci¨®n contra el crimen organizado de la polic¨ªa de Palermo. "No sabemos exactamente en qu¨¦ consiste, posiblemente cambie ligeramente seg¨²n las provincias, pero, desde luego, todav¨ªa existe".
Los relatos de los arrepentidos dibujan un ritual que presencian varios hombres de honor. Uno de ellos apadrina al ne¨®fito, al que se pincha un dedo con una aguja para dejar salir unas gotas de sangre. Las gotas tienen que manchar una imagen de la Madonna o de un santo. El aspirante, mientras sujeta la imagen en llamas, tiene que repetir tres veces: "Que mi cuerpo se convierta en cenizas como esta imagen si traiciono a la Cosa Nostra".
"Entre ellos se llaman hombres hechos, nunca hombres de honor", explican los mismos investigadores. Tampoco hablan de mafia, sino de Cosa Nostra. "Cada vez m¨¢s, la Cosa Nostra cuenta con agentes externos para desarrollar sus empresas criminales", explica Gaetano Paci, fiscal antimafia. "Muchas familias subcontratan, por ejemplo, el negocio de la droga a externos que supervisan las operaciones y a los que se cobra luego un porcentaje".
Sin embargo, pese a esas colaboraciones, las dos esferas no se mezclan. Las jerarqu¨ªas mafiosas resultan asombrosamente articuladas y definidas. ?sa es la marca de la casa, la caracter¨ªstica que distingue la Cosa Nostra de la Camorra napolitana, por ejemplo, y de pr¨¢cticamente cualquier otra organizaci¨®n mafiosa.
Los hombres de honor est¨¢n organizados en grupos de diez, y pertenecen a familias. El capo familia cuenta con consejeros, que asumen funciones superiores si el boss no pueda actuar. Tres familias territorialmente cercanas forman un mandamento. Los mandamenti est¨¢n representados en las comisiones provinciales. La comisi¨®n reina es, tradicionalmente, la palermitana. Por encima de ellas est¨¢ la c¨²pula regional. Y, normalmente, un capo dei capi. O una diarqu¨ªa, o un triunvirato.
Cosa Nostra, SA
Extorsi¨®n, droga y especulaci¨®n inmobiliaria: un negocio de 30.000 millones de euros
Cosa Nostra, SAa Cosa Nostra es una sociedad an¨®nima criminal con una cifra de negocios que en 2004 se situaba alrededor de los 30.000 millones de euros, seg¨²n un estudio del centro de investigaci¨®n italiano Eurispes. La cifra supone algo m¨¢s del 3% del PIB espa?ol. Extorsiones, especulaci¨®n inmobiliaria y droga son los ejes principales de su actividad, aunque este ¨²ltimo est¨¦ en declive.
La franja de tierra que separa Carini y Torretta -dos pueblos a pocos kil¨®metros de Palermo en donde el boss Lo Piccolo organiz¨® dos cumbres mafiosas en 2003- del centro de la capital de la isla es suficiente para hacer evidente esa actividad para quien quiera verla. La Cosa Nostra, a diferencia de la Camorra napolitana, se resiste a operar fuera de su territorio, de Sicilia. Es prudente por naturaleza. Por ello, a los investigadores no les consta actividad o inversiones en Espa?a u otros pa¨ªses. En esta franja de tierra est¨¢ todo lo que hay que ver.
El viaje puede empezar por el Ayuntamiento de Torretta, es decir, por uno de los 49 disueltos por el Estado en Sicilia desde 1991 por infiltraci¨®n mafiosa. Un caso no precisamente excepcional en una regi¨®n cuyo presidente, Salvatore Cuffaro, del centro-derecha, est¨¢ procesado por connivencia con la Mafia.
"La Cosa Nostra est¨¢ en pol¨ªtica ahora m¨¢s que nunca", denuncia Rita Borsellino, s¨ªmbolo del movimiento antimafia, hermana de Paolo Borsellino, juez asesinado en 1992 y candidata a la presidencia de Sicilia en 2006. "No hay voluntad pol¨ªtica de acabar con la Mafia. La hubo con las Brigadas Rojas. ?stas fueron derrotadas; la Cosa Nostra, no", comenta en su apartamento. Ante el portal del edificio hay un ¨¢rbol. Alrededor, flores y mensajes. All¨ª fueron asesinados Borsellino y su escolta.
En este sentido, no sorprende que, cada uno por su lado, el fiscal antimafia Gaetano Paci -que coordin¨® con otros colegas las investigaciones en el caso Cuffaro- y el polic¨ªa Antonino de Santis denuncien con id¨¦nticas palabras c¨®mo el apoyo a su trabajo es total s¨®lo mientras acosan al ala militar y sucia de la Cosa Nostra. Sin embargo, cuando tocan la vertiente burguesa, empresarial, profesional y pol¨ªtica, las cosas son diferentes.
La l¨ªnea de costa que se extiende entre Torretta y la casa de Borsellino tambi¨¦n tiene mucho que decir. Con su urbanismo salvaje y sus hotelitos decadentes, es el reflejo de una regi¨®n que no logra ni proteger ni aprovechar bien su belleza. El cercano aeropuerto de Palermo tuvo 4,2 millones de pasajeros en 2006. El de Palma de Mallorca, 22,4 millones.
La relaci¨®n Mafia-especulaci¨®n inmobiliaria es algo que viene de lejos, hay sentencias que sancionan casos de corrupci¨®n ya a partir de los a?os sesenta. Y sigue. "Es uno de los sectores privilegiados", explica Paci. "De ¨¦l sacan dinero con la extorsi¨®n pura y dura, imponiendo sus empresas como proveedores, o exigiendo la contrataci¨®n de su gente. En ¨¦l reinvierten su dinero". De 176 empresas confiscadas por pertenecer a mafiosos en los ¨²ltimos 15 a?os, 94 eran del sector de la construcci¨®n.
"Ya no ama?an tanto los concursos, una actividad muy compleja que el Estado intenta combatir a fondo. Prefieren esperar a que se adjudique la obra y extorsionar al ganador", precisa Paci.
La presencia mafiosa distorsiona y afecta a la econom¨ªa en todos los niveles. "Las empresas mafiosas, para empezar, cuentan con capital a inter¨¦s cero", observa De Santis. Adem¨¢s, la Cosa Nostra extorsiona a empresas y comercios de todo tipo y tama?o con la exigencia del pizzo, el impuesto mafioso. La extorsi¨®n es todav¨ªa hoy "un fen¨®meno generalizado", seg¨²n se?ala Paci, "cuya recaudaci¨®n sirve para mantener la tropa". Unos 400 euros para negocios normales. Entre 800 y 1.000 para tiendas importantes. 5.000 para un supermercado, 10.000 para una obra. Al mes. ?sas son las tarifas est¨¢ndar, aunque los hombres de honor las ajustan caso a caso.
En pueblos de esta zona sucede que el due?o de un bar que encuentra el coraje para denunciar al primo que le extorsiona en nombre del clan local coseche, en lugar del apoyo de sus vecinos, el repudio y el aislamiento. Lo cuenta Roberto Perrotta, presidente de Addiopizzo, asociaci¨®n formada por j¨®venes palermitanos bajo el lema Un pueblo entero que paga el pizzo es un pueblo sin dignidad.
Perrotta -un barbudo ingeniero reci¨¦n licenciado- y sus compa?eros organizan fiestas en ese bar, traen amigos de Palermo para ayudar al due?o a resistir, consumiendo bebidas, arrop¨¢ndolo. Lo mismo hacen en Palermo, estimulando el consumo cr¨ªtico, empujando a la gente a comprar en las tiendas de quienes resisten. A sostenerlas consumiendo. "No es verdad que un individuo solo no puede hacer nada en contra de la Mafia. Siempre puedes tomarte un caf¨¦ en un bar que no paga, en el restaurante de uno que ha dicho no cuando le han pedido 'una ayuda para los amigos que est¨¢n en la c¨¢rcel'. Tiene otro gusto tomarte un caf¨¦ sabiendo que no est¨¢s dando diez c¨¦ntimos a la Cosa Nostra, ?joder!", estalla Perrotta.
La sede de Addiopizzo -un gran apartamento no muy distante del feudo de Lo Piccolo en Palermo-, los j¨®venes voluntarios que la animan, son quiz¨¢ la etapa m¨¢s esperanzadora del peque?o recorrido entre Torretta y Palermo.
"Cuando los j¨®venes le nieguen su apoyo, la Mafia ser¨¢ un mal sue?o", dice Rita Borsellino en el sof¨¢ de su casa, citando a su hermano. "La Sicilia de verdad somos nosotros", cantan a menudo los chicos. Lo hicieron tambi¨¦n delante de la comisar¨ªa central el d¨ªa de la captura de Provenzano. Cuando el boss lleg¨®, ellos le acogieron cantando "Siamo noi, siamo noi, la Sicilia quella vera siamo noi" ("Somos nosotros, somos nosotros, la Sicilia verdadera somos nosotros"). Y est¨¢ claro que lo son, que ellos son Sicilia infinitamente m¨¢s que los otros. Aunque no existan cifras exactas, se calcula que hay entre 5.000 y 7.000 afiliados a la Cosa Nostra. Sobre cinco millones de habitantes.
Ello no impide que las fiestas que organizan en bares resistentes sean todav¨ªa algo excepcional; que, cuando se apaguen las luces, regrese el agujero negro que atemoriza e impone, demasiado a menudo, su propia ley.
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