Nuclear en Marruecos
Marruecos aspira a incorporarse a la lista de pa¨ªses que recurren a la energ¨ªa nuclear. Aunque en estos momentos dispone de un reactor experimental fabricado por la norteamericana General Electric, Rabat tiene intenci¨®n de convocar un concurso internacional para instalar una planta en Sidi Boulbra, junto a la costa atl¨¢ntica. Las razones se encuentran en la creciente dependencia marroqu¨ª del petr¨®leo, cuya factura supone un obst¨¢culo a?adido para su desarrollo. Pero tambi¨¦n hay motivos pol¨ªticos para la opci¨®n nuclear de Rabat: aunque el gasoducto que transporta el gas argelino hasta Europa atraviesa su territorio, las dif¨ªciles relaciones entre los dos pa¨ªses excluyen de hecho esta alternativa.
Los planes marroqu¨ªes sobre los usos civiles de la energ¨ªa nuclear despertaron desde muy pronto el inter¨¦s de Rusia, cuya compa?¨ªa estatal, Atomstroyexport, ha mostrado su disposici¨®n a construir la primera central marroqu¨ª y cuenta con el apoyo expreso de Putin. Estados Unidos y Francia est¨¢n preparando sus propias ofertas, tanto por mantener su posici¨®n en el mercado de la energ¨ªa como, sobre todo, por c¨¢lculo estrat¨¦gico. Si Rusia obtiene el contrato para construir la planta de Sidi Boulbra, y para ello cuenta a su favor con unos costes m¨¢s competitivos, Putin seguir¨¢ consolidando su presencia en el sector energ¨¦tico mundial, algo que europeos y norteamericanos ven con creciente recelo.
La opci¨®n por la energ¨ªa nuclear no es una decisi¨®n f¨¢cil en ning¨²n pa¨ªs ni circunstancia, pero Rabat parece decidido a realizarla. El Gobierno marroqu¨ª est¨¢ actuando con cautela debido a la tensi¨®n internacional en torno al programa nuclear de Ir¨¢n, aunque en su caso no se produzcan equ¨ªvocos al no aspirar al enriquecimiento de uranio. Por otra parte, es consciente de que la instalaci¨®n de una planta en su territorio puede provocar recelos en Espa?a y despertar ambiciones equivalentes en Argelia y otros pa¨ªses del Mediterr¨¢neo. Pero, en cualquier caso, su decisi¨®n contrasta con la indefinici¨®n de la Uni¨®n Europea, que sigue sin abordar una cuesti¨®n estrat¨¦gica crucial como es el futuro de los suministros energ¨¦ticos. La paradoja a la que en pocos a?os podr¨ªan enfrentarse los europeos es que, mientras ellos siguen deshojando la margarita nuclear, las centrales se multipliquen a lo largo de una de sus fronteras m¨¢s sensibles.
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