Un disparo en la moral
La zona que perdi¨® Phineas Gage alberga la compasi¨®n, la verg¨¹enza y la culpa, muy relacionadas con los valores ¨¦ticos
Los pacientes que tienen destruido el c¨®rtex prefrontal ventromedial (VMPC) "muestran una disminuci¨®n general en su capacidad de respuesta emocional y una marcada reducci¨®n de las emociones sociales -como la compasi¨®n, la verg¨¹enza y la culpa- que est¨¢n estrechamente relacionadas con los valores morales", escriben los cient¨ªficos en Nature . Sin embargo, su trastorno es muy limpio : todos los graves defectos que muestran se refieren a la respuesta a los est¨ªmulos emocionales o a la regulaci¨®n de los propios sentimientos. "Las capacidades de la inteligencia general, el razonamiento l¨®gico y el conocimiento de las normas sociales y morales aparecen preservadas", afirman los cient¨ªficos.
No todos los razonamientos morales est¨¢n afectados en estas personas. El trastorno afecta espec¨ªficamente a los dilemas en que el bienestar (o el placer, o la satisfacci¨®n) de varias personas, o del grupo social en un sentido m¨¢s abstracto -un c¨¢lculo t¨ªpico de la filosof¨ªa utilitarista- se contrapone directamente a un est¨ªmulo aversivo de gran contenido emocional, como en el ejemplo cl¨¢sico de matar a una persona para que se salven varias otras. La destrucci¨®n del VMPC deja intacta la capacidad del c¨¢lculo utilitarista, pero destruye el contrapeso emocional de la aversi¨®n.
Seg¨²n Damasio, estas reacciones aversivas en las personas normales son una combinaci¨®n del rechazo al acto (matar a alguien, sea quien sea) y de la compasi¨®n por otro ser humano. El neur¨®logo, autor del El error de Descartes , cree que estos resultados tendr¨¢n implicaciones filos¨®ficas muy concretas: algunos sistemas morales pueden recibir apoyo experimental, y otros podr¨¢n perderlo.
Al capataz que inici¨® todo esto, Phineas Gage, la barra de hierro le entr¨® por la mand¨ªbula, le pas¨® por detr¨¢s del ojo izquierdo, sali¨® por lo alto del cr¨¢neo y aterriz¨® 30 metros m¨¢s atr¨¢s. "La circunstancia m¨¢s singular relacionada con este caso melanc¨®lico", escrib¨ªa al d¨ªa siguiente un reportero, "es que el se?or Gage segu¨ªa vivo en la tarde de ayer, en plena posesi¨®n de sus facultades mentales y libre de todo dolor".
Gage hab¨ªa sido un buen capataz, eficaz pero sensato y equilibrado con los peones que ten¨ªa bajo su mando. Su memoria, su percepci¨®n y su capacidad ling¨¹¨ªstica estaban intactas. Pero se hab¨ªa vuelto caprichoso, vacilante, irreverente, maleducado, impaciente, terco y cruel con los empleados. Era la misma raz¨®n, pero no la misma persona. Gage muri¨® 12 a?os despu¨¦s, en 1860. Su cr¨¢neo y la barra de hierro que lo perfor¨® se conservan en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.
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