Camino a la nada

La comedia exc¨¦ntrica con personajes de un solo trazo (delirante), que cruzaban sus caminos seg¨²n la caprichosa red viaria del azar, fue uno de los modelos narrativos recurrentes del casi siempre mal llamado cine indie norteamericano. El discurso sol¨ªa ser la falta de discurso y la deriva de unas conversaciones infectadas de gui?os pop se convert¨ªa en lo m¨¢s cercano al diagn¨®stico de una generaci¨®n que parec¨ªa empe?ada en no pensarse a s¨ª misma (y a su sustancial inmadurez) como problema. El s¨ªndrome de Svensson, deb¨² en el largo del cortometrajista alav¨¦s de largo recorrido Kepa Sojo, se hace eco de esos referentes, a trav¨¦s de una ficci¨®n que desarticula la mec¨¢nica rectil¨ªnea de la road movie en una arbitraria celebraci¨®n del cruce de caminos (y de universos) como fin en s¨ª mismo. Decir que el movimiento perpetuo de su galer¨ªa de caricaturescos personajes no llega a ning¨²n sitio ser¨ªa hacer un chiste f¨¢cil, pero tambi¨¦n podr¨ªa dar una idea aproximada de la sensaci¨®n que provoca esta ¨®pera prima en todo espectador que no entre en su juego c¨®mplice.

La b¨²squeda del amor verdadero por parte de un personaje baqueteado y perplejo y la celebraci¨®n de un clim¨¢tico concierto indie en el que deben confluir todas las (tenues) l¨ªneas narrativas funcionan como elementos de cohesi¨®n en un conjunto que hace aut¨¦ntica bandera de lo disperso. La epid¨¦rmica puesta al d¨ªa de un costumbrismo disfrazado de disparate ancla esta apuesta por la desintegraci¨®n narrativa en los p¨¢ramos de un convencionalismo que se sue?a lib¨¦rrimo y (quiz¨¢) radical. Sin serlo.