Gargantas de rock, almas de poetas
Lou Reed, Patti Smith y Laurie Anderson estremecen con la poes¨ªa catalana en Nueva York
El peso de tanta leyenda oprim¨ªa el pecho de los espectadores y amenazaba con hundir el suelo. No s¨®lo estaban all¨ª, al alcance de la mano, vulnerables de tan reales, Lou Reed, Patti Smith y Laurie Anderson, sino todos sus fantasmas: Warhol, Mapplethorpe, Ginsberg, Sweet Jane, el Caf¨¦ La Mama. Era de noche en Manhattan y algo innominado, grande y magn¨ªfico, tomaba cuerpo en el Howard Giman Performance Space, en la cuarta planta del 37 Arts, en los ¨¢speros paisajes de Hell's Kitchen, todo un dirty boulevard con ratones y bares de caf¨¦ y donut a un d¨®lar, yeah.
La poes¨ªa es una herramienta peligrosa, y m¨¢s en manos de personajes con tanta y tan tremenda vida a sus espaldas. Reed, Smith y Anderson tomaron los poemas de la veintena de autores catalanes del programa del recital y los convirtieron en algo suyo. Extrajeron el licor, la belleza, el drama, la esencia misma de los versos y se los inyectaron en sus propias venas para lanz¨¢rnoslos luego al p¨²blico devenidos en otra cosa.
Se situaron los tres ante sus atriles en el escenario desnudo sobre el que poco antes hab¨ªa estado ensayando sus cosas el bailar¨ªn Mija¨ªl Barishnikov, el anfitri¨®n de la velada, presente tambi¨¦n entre el p¨²blico: doscientas personas y pico que se agolpaban en unas pocas gradas e incluso en el suelo, como quien firma estas l¨ªneas. El ambiente, era expectante. Borja Sitj¨¤, responsable art¨ªstico del Instituto Llull -organizador de la sesi¨®n, en el marco del festival Made in CataluNYa-, hizo una somera presentaci¨®n. La gente abri¨® los libritos con los poemas catalanes y su traducci¨®n al ingl¨¦s, idioma del recital. Arranc¨® la lectura Laurie con dos poemas de Perejaume, meci¨¦ndose en los versos, con voz hipnotizante, llena de matices y modulaciones, la mejor sin duda de los tres por la variedad y calidad de entonaci¨®n, y por la forma de implicarse f¨ªsicamente: brill¨®, claro, la gran performer. Bord¨® su lectura de Derrota de Joan Brossa y pudo, extray¨¦ndole su impresionante actualidad, con el largo y dificil¨ªsimo Manifest Groc (Yellow Manifesto), de Dal¨ª, Gasch y Montany¨¤, el hit de la noche. Patti Smith no hab¨ªa querido decir uno de los poemas que le correspond¨ªan, Las palabras, de Miquel Mart¨ª i Pol. No lo comprend¨ªa. Es ir¨®nico, pru¨¦balo de esa manera, le se?alaron los organizadores en el ensayo. "Pero yo no soy ir¨®nica", zanj¨®. As¨ª que finalmente recit¨® otro poema del mismo autor: Eleonor, en el que se fundieron de manera estremecedora los versos del poeta con la experiencia vital de la otrora Patricia Lee Smith. La obra es sobre una pobre chica trabajadora. Smith lo fue, tambi¨¦n en una f¨¢brica, la Piss Factory de sus recuerdos. Regresaron la humillaci¨®n, la rabia contenida, "that incontrolable feeling of loneliness", en las palabras de Mart¨ª Pol vertidas al ingl¨¦s. Hizo suyo a Gimferrer. Se reflej¨® a s¨ª misma en el espejo de un poema de Maria-Merc¨¨ Mar?al -"mujer reptil, mujer monstruo, mujer drag¨®n / como el cactus, como t¨², superviviente"-.
Lou Reed, voz maravillosamente ronca, profunda, de "hey babe", declam¨® All Brow de Blai Bonet muy implicado, como si fuera una m¨¢s de sus letras del ¨¢lbum New York. Dijo sus poemas sin la concesi¨®n de una entonaci¨®n musical, y sin riffs, claro, pero nadie pudo dejar de percibir en ellos un eco lejano de du, du-du, du-du, du-du-du-du... Tuvo problemas, como es l¨®gico, con la pronunciaci¨®n de Granollers en Am¨¨rica, de Enric Casasses, le ech¨® un pulso a Gabriel Ferrater y coincidi¨® con Carles Riba ("happy the man who does not look back").
Se les ovacion¨® al acabar y llegaron los bises. El primero fue el poema de Jaime Gil de Biedma -el ¨²nico de un poeta catal¨¢n que escrib¨ªa en castellano- metido de tapadillo en el recital. Lou Reed lo dijo con emoci¨®n y quedaron ganas de o¨ªrle recitar m¨¢s versos del autor. Laurie Anderson recit¨® Con m¨²sica lo escuchar¨ªas tal vez mejor -ir¨®nico t¨ªtulo dada la velada-, el bell¨ªsimo poema de amor de Espriu, y dijo luego que eran los versos m¨¢s hermosos que hab¨ªa dicho. Patti Smith acab¨® con un improvisado y sorprendente: "?Viva catal¨¢n!" (sic). La velada se cerr¨® con una fiesta en la panor¨¢mica sala de ensayos de Barishnikov. Reed, Smith y Anderson se fueron pronto (se ve que ya trasnochan poco), llev¨¢ndose con ellos sus sue?os, sus fantasmas y a sus nuevos amigos, los poetas.Extrajeron la esencia misma de los versos y se los inyectaron en sus propias venas
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