"La independencia de Quebec no vale una vida"

En v¨ªsperas de unas elecciones m¨¢s imprevisibles que nunca, el ex primer ministro de Quebec, Bernard Landry (Saint Jacques, 1937), descarta, pr¨¢cticamente, que su partido vaya a lanzar un tercer referendo de secesi¨®n, en el supuesto de que el lunes logre la victoria.

Diplomado en Econom¨ªa y en Ciencias Pol¨ªticas, abogado e hispanista -aprendi¨® espa?ol cuando ocupaba la cartera de ministro de Comercio Exterior-, Landry, ex presidente del independentista Partido Quebequ¨¦s (PQ), sigue siendo la referencia carism¨¢tica a la que el actual candidato soberanista, Andr¨¦ Boisclair, mira de reojo en las decisiones trascendentales.

"El problema del Pa¨ªs Vasco es la violencia. Es dif¨ªcil entender que pasen cosas tan horrendas"

Pregunta. Las encuestas indican que el Gobierno de Quebec va a ser formado por un partido sin mayor¨ªa de esca?os. ?Lanzar¨¢n el referendo de secesi¨®n si ganan en esas condiciones?

Respuesta. No, s¨®lo tendr¨ªa sentido hacerlo con un Gobierno de mayor¨ªa. La Asamblea Nacional (Parlamento) de Quebec tendr¨ªa que aprobar la pregunta del referendo y no cabe so?ar con que el Partido Liberal o la Acci¨®n Democr¨¢tica de Quebec (ADQ) vayan a apoyar esa iniciativa.

P. ?La estrategia de su partido de plantear un referendo cada vez que llegan al poder no est¨¢ dando se?ales de agotamiento? La mayor¨ªa de la poblaci¨®n dice no desear referendos a medio plazo y, desde la consulta de 1995, el PQ ha ido retrocediendo electoralmente.

R. No es una estrategia, sino una cuesti¨®n de honestidad. Nuestra raz¨®n de ser como partido es obtener la independencia. Ocurra lo que ocurra este lunes, estoy convencido de que el soberanismo tiene m¨¢s posibilidades que nunca de ganar porque tambi¨¦n hay soberanistas que votan a otros partidos. Es cuesti¨®n de tiempo.

P. De todas formas, si hicieran un referendo, tendr¨ªan que ganar con una mayor¨ªa clara, seg¨²n establece la ley.

R. ?Y qu¨¦ es una mayor¨ªa clara? En democracia es el 50% de los votos m¨¢s uno. Si lo conseguimos, y lo conseguiremos, iniciaremos de buena fe una negociaci¨®n con el Gobierno Federal, tal y como establece el dictamen del Tribunal Supremo de Canad¨¢, pero si no hay buena fe de la otra parte, declaremos la independencia. El derecho internacional dice que una naci¨®n puede decidir su destino.

P. Pero, precisamente, el Tribunal Supremo estableci¨® que, como Quebec no es una colonia, tampoco puede autodeterminarse invocando el derecho internacional.

R. Dejemos al Tribunal Supremo con sus asuntos. Vamos a llegar a la independencia con ellos o sin ellos. Cumpliremos con la condici¨®n de negociar y adem¨¢s, estoy seguro de que la negociaci¨®n saldr¨¢ adelante.

P. ?No es demasiado optimista, teniendo en cuenta que la soberan¨ªa no acapara ya el inter¨¦s de tiempos atr¨¢s?

R. En unas d¨¦cadas, la causa del soberanismo ha pasado de ser marginal a contar con el apoyo del 50% de la poblaci¨®n. La palabra quebequois conviene a todo el mundo, tambi¨¦n a los inmigrantes, porque el nuestro es un proyecto integrador, nacional, no etnicista. El primer diputado negro de Quebec fue del PQ hace muchos a?os. ?sa es la realidad de Quebec.

P. ?Ve alguna similitud entre el soberanismo vasco y el suyo?

R. Toda naci¨®n necesita la libertad y esa necesidad debe de ser resuelta entre las partes de forma democr¨¢tica. El problema del Pa¨ªs Vasco es la violencia. En nuestro contexto, resulta muy dif¨ªcil de entender que sigan pasando cosas tan horrendas, pero tampoco ha habido un Franco en Ottawa.

P. ?Dir¨ªa que la independencia de Quebec no vale una vida humana?

R. Por supuesto, pero tampoco nos hemos visto confrontados a la violencia.

P. El presidente del Gobierno Vasco copi¨® de ustedes el proyecto de Estado Libre Asociado. ?Cree que imitar modelos ajenos es una buena idea?

R. Cada situaci¨®n es diferente Hay que respetar el camino que cada uno ha emprendido, pero Quebec es ejemplo internacional de ¨¦xito.

P. ?Hay alg¨²n aspecto del proceso auton¨®mico espa?ol que le resulte interesante?

R. Por lo que conozco, tenemos m¨¢s medios administrativos y financieros que Catalu?a o Euskadi. Contamos con empresas p¨²blicas muy potentes y una diplomacia con delegaciones en muchos pa¨ªses, incluida Catalu?a, Francia, por supuesto, y el Reino Unido.