La chispa y el polvor¨ªn
Lo ¨²ltimo que le conviene a las relaciones de Occidente con Ir¨¢n son incidentes diplom¨¢ticos; sobre todo si no se resuelven r¨¢pidamente y con la mejor buena voluntad de las partes. Por ello, el solo hecho de que Teher¨¢n retenga un d¨ªa m¨¢s a los 15 marinos brit¨¢nicos que detuvo el viernes pasado en aguas del Golfo, por haber, supuestamente, violado las aguas iran¨ªes, es una chispa en un polvor¨ªn.
En 2004 se produjo un incidente similar y a los tres d¨ªas Ir¨¢n hab¨ªa liberado a los ocho marineros entonces apresados, bien es verdad que s¨®lo despu¨¦s de que confesaran que se hab¨ªan adentrado en aguas iran¨ªes. Entonces se pudo mantener el incidente dentro de lo estrictamente diplom¨¢tico, mientras que hoy el nerviosismo reina en los dos campos. El s¨¢bado, el Consejo de Seguridad aprob¨® un segundo paquete de sanciones econ¨®micas contra Ir¨¢n, al tiempo que daba a Teher¨¢n 60 d¨ªas para suspender el proceso de enriquecimiento de uranio, como condici¨®n para reanudar las negociaciones, y demostrar as¨ª que no intenta dotarse del arma at¨®mica.
En caso contrario, e Ir¨¢n ya ha negado que vaya a plegarse a la presi¨®n, las sanciones se endurecer¨¢n con un final siempre impredecible y la amenaza de que Estados Unidos opte un d¨ªa por tomarse la justicia por su mano. En enero pasado, las fuerzas norteamericanas detuvieron en Irak a cinco presuntos diplom¨¢ticos iran¨ªes acus¨¢ndoles de espionaje, lo que justifica el temor de que Teher¨¢n pueda ceder a la tentaci¨®n de la represalia o, peor a¨²n, de considerar a los militares brit¨¢nicos -entre ellos, una mujer- como rehenes para verlas venir. Eso ser¨ªa funesto.
Las propias caracter¨ªsticas del incidente excluyen cualquier intencionalidad brit¨¢nica. En 1975, el r¨¦gimen iraqu¨ª de Sadam Husein e Ir¨¢n, todav¨ªa bajo el sha, acordaron que las aguas del estuario de Shatt el Arab, que separa a ambos pa¨ªses, se dividir¨ªan por una l¨ªnea mediana -el thalweg-, mientras que hasta entonces Bagdad hab¨ªa reivindicado todo el estuario. Y en 1980, al desencadenar la invasi¨®n de Ir¨¢n, Irak reneg¨® del acuerdo para restablecer por la fuerza la frontera en la orilla iran¨ª. Los brit¨¢nicos, que inspeccionaban un mercante sospechoso de llevar contrabando y que fueron detenidos en la desembocadura, pod¨ªan estar a la vez en aguas iraqu¨ªes seg¨²n la legislaci¨®n de Bagdad, o iran¨ªes, seg¨²n la de Teher¨¢n. Todo lo que hace a¨²n m¨¢s evidente que el incidente ser¨¢ lo que las partes, especialmente Ir¨¢n, quieran que sea.
Ante todo ello, y celebrando la prudente reacci¨®n del primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, que apela al buen sentido de los captores sin querer echar m¨¢s le?a al fuego, s¨®lo cabe pedir que la comunidad internacional, y no s¨®lo el Reino Unido, recabe con tanta energ¨ªa como convencimiento que Ir¨¢n entienda d¨®nde reside el inter¨¦s de todos; que cualquier vinculaci¨®n pol¨ªtica entre el programa nuclear iran¨ª y las sanciones de la ONU con la detenci¨®n de los marinos, a lo sumo extraviados, de Shatt el Arab ser¨ªa un grav¨ªsimo error. Teher¨¢n debe liberar cuanto antes a los 15 brit¨¢nicos.
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