El ejemplo del Ulster
Los dos extremos pol¨ªticos en el Ulster, enemigos que parec¨ªan irreconciliables, los unionistas de Ian Paisley y el Sinn Fein de Gerry Adams, vencedores de las ¨²ltimas elecciones regionales, anunciaron ayer, tras sus primeras conversaciones cara a cara y antes de que se cumpliera el plazo a medianoche dado por Londres, la creaci¨®n de un Ejecutivo de integraci¨®n para el 8 de mayo. El premier brit¨¢nico, Tony Blair, consider¨® muy adecuadamente que "todo lo que se ha hecho en los ¨²ltimos 10 a?os ha sido para preparar este momento". Y efectivamente, el sistema les obliga no ya a convivir, sino a compartir decisiones y a gobernar juntos para lo que esperan unos y otros en el Ulster, que es "la mejora en la vida de todas las gentes" del lugar, en palabras de Paisley. Habr¨¢ problemas, pero sin duda se ha abierto lo que Adams llam¨® "una nueva era".
Salvo la de la supresi¨®n definitiva de la autonom¨ªa del Ulster, cuyas instituciones estaban suspendidas desde 2002, no quedaba otra salida, y el s¨¢bado el Partido Unionista Democr¨¢tico (DUP) lo sab¨ªa cuando dio su pleno respaldo a Paisley. El proceso de paz, que lleg¨® a un punto culminante en 1998 con los Acuerdos de Viernes Santo, hab¨ªa ido generando una cada vez mayor polarizaci¨®n pol¨ªtica, aunque ya no violenta, en detrimento de los partidos moderados que lo impulsaron. Pero el proceso ha seguido echando ra¨ªces: el IRA se ha desarmado, seg¨²n constat¨® en 2005 la Comisi¨®n Internacional Independiente, y aceptado una reforma de la polic¨ªa local, controlada por los protestantes.
Paisley nunca antes hab¨ªa reconocido al Sinn Fein, brazo pol¨ªtico del IRA, como un interlocutor v¨¢lido, ni se hab¨ªa sentado con sus representantes. Esta negativa es la que hab¨ªa arrastrado a la paralizaci¨®n de las instituciones auton¨®micas, que s¨®lo pueden funcionar con un Gobierno en el que participen todas las partes. En el nuevo Ejecutivo, el reverendo ser¨¢ ministro principal, con Martin McGuinness, n¨²mero dos del Sinn Fein y estrechamente vinculado al IRA, como su segundo. Los de Paisley tendr¨¢n cuatro carteras, los unionistas moderados dos, el Sinn Fein tres y los socialdem¨®cratas una.
El Gobierno de Blair, que ha contado con el apoyo de Dubl¨ªn, ha practicado la pol¨ªtica del palo y la zanahoria. El palo era la supresi¨®n definitiva de la autonom¨ªa. La zanahoria, 77.000 millones de euros en cuatro a?os para el desarrollo del Ulster, a los que el canciller del Exchequer a?adi¨® la semana pasada otros 2.100 millones m¨¢s (un 40% pagado por Dubl¨ªn).
Ver a dos enemigos obligados a cooperar y a buscar gobernar desde un obligado consenso es el gran ¨¦xito de todo este proceso. Ninguno ha renunciado a sus objetivos finales -el Sinn Fein, a una Irlanda unida; Paisley, a ser parte del Reino Unido-, s¨®lo que, en el proceso, se van a ir diluyendo y perdiendo sentido. Las cuestiones concretas que afectan al bienestar toman precedencia sobre las de soberan¨ªa. Pese a las distancias conceptuales y de situaci¨®n, ¨¦stas son lecciones que tambi¨¦n pueden servir para el caso vasco, que siempre se ve en el espejo del Ulster. Todos han comprendido la inutilidad de la violencia sectaria y del terrorismo. Pero han necesitado demasiados a?os y demasiados muertos.
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