El sistema de refrigeraci¨®n y calefacci¨®n geot¨¦rmicas se abre paso en Espa?a
El edificio pertenece a la vieja escuela, y el ruido del aire acondicionado del despacho es exactamente igual al de cualquier aire acondicionado. La sede de Industriales en la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia no parece gran cosa.
Pero se trata de un recuerdo de la ¨¦poca en la que la forma segu¨ªa a la funci¨®n, que impresion¨®, cuando visit¨® el campus a finales de los noventa, al gran arquitecto brit¨¢nico Peter Smithson, asociado, junto a su mujer Alison, al brutalismo, un movimiento que profundiz¨® en el racionalismo a base de hormig¨®n y de est¨¦ticas ¨¢speras.
El aire acondicionado tambi¨¦n esconde m¨¢s de lo que aparenta. Para descubrirlo hay que bajar a la planta baja de la Escuela de Industriales, donde funciona el prototipo experimental de un sistema doble de climatizaci¨®n. Y seguir descendiendo 50 metros, por debajo del c¨¦sped que rodea el edificio por su cara este. Aqu¨ª abajo corren las tuber¨ªas, la pieza central de la climatizaci¨®n geot¨¦rmica, un sistema que aprovecha la temperatura estable del subsuelo para generar fr¨ªo o calor con un ahorro energ¨¦tico que ronda el 40% respecto de las t¨¦cnicas convencionales.
"En cuanto se excavan cinco metros, la temperatura del suelo es siempre la misma, durante todo el a?o", explica el investigador Pedro Fern¨¢ndez de C¨®rdoba. Es la misma y coincide aproximadamente con el promedio t¨¦rmico que se registra en la superficie durante todo el a?o. En el caso valenciano viene a ser de 18 grados, indica; en el de ?vila, de unos 13.
La clave es la estabilidad. Una t¨®rrida tarde de agosto, en una poblaci¨®n cualquiera del litoral valenciano, cuando el term¨®metro marca 40 y la humedad hace dif¨ªcil respirar, el subsuelo sigue estando a 20 grados. Lo mismo ocurre en invierno. "Es f¨ªsica b¨¢sica: si quieres meter aire fr¨ªo en una habitaci¨®n, tienes que tirar aire caliente fuera. Y para tirar aire caliente a un exterior en el que ya hace mucho calor, pongamos 40 o 45 grados, los aparatos tienen que hacer un esfuerzo enorme, porque el salto t¨¦rmico necesario es muy grande, y eso implica un gran gasto energ¨¦tico", explican Fern¨¢ndez de C¨®rdoba y su colega Javier Urchuergu¨ªa.
Los sistemas habituales, basados en unidades de refrigeraci¨®n (y en alg¨²n caso tambi¨¦n de calefacci¨®n) instaladas en techos, terrazas y fachadas, funcionan mediante la cesi¨®n (o la extracci¨®n) de calor al exterior. Los sistemas geot¨¦rmicos, en cambio, ceden (o extraen) el calor mediante un circuito de agua subterr¨¢neo. Puesto que el medio al que se transmite en Valencia siempre est¨¢ a 18 grados, el salto t¨¦rmico, en invierno o en verano, es considerablemente inferior.
Un 40% menos
Buena parte de la tecnolog¨ªa utilizada -las bombas de calor, los ventiladores- es la misma en ambos casos. Eso permiti¨® a De C¨®rdoba y Urchuegu¨ªa llevar adelante, entre 2003 y 2006, el proyecto Geocool, financiado por la Uni¨®n Europea. Durante un a?o, 12 despachos y un aula de la Escuela de Industriales fueron conectados, en d¨ªas alternos, a los sistemas geot¨¦rmico y convencional. Una red de sensores distribuidos en las habitaciones y en las tuber¨ªas proporcion¨® 70 datos por minuto. La conclusi¨®n fue que el sistema geot¨¦rmico consum¨ªa un 41,2% menos de electricidad.
Los profesores fundaron entonces Energesis, una spin off basada en su l¨ªnea de investigaci¨®n. Empez¨® el negocio. Un chal¨¦ en la costa, unos adosados, la zona de urgencias del centro de salud de la poblaci¨®n de Oliva, un edificio de oficinas de cinco plantas que se est¨¢ construyendo en Gand¨ªa. La tecnolog¨ªa geot¨¦rmica lleva tiempo implantada en pa¨ªses como Estados Unidos y Suecia. Sobre todo para calefacci¨®n. Y comienza a introducirse lentamente en Espa?a, donde la tecnolog¨ªa de perforaci¨®n y quienes la utilizan (b¨¢sicamente poceros) tienen mucho que mejorar.
Antes de instalar el sistema, Energesis lleva a cabo una radiograf¨ªa energ¨¦tica del edificio. Se analizan las calidades de los cerramientos y de los aislamientos, los materiales de construcci¨®n, los tipos de ventanas, la orientaci¨®n del inmueble y las sombras que lo cubren a lo largo del d¨ªa, el uso para el que est¨¢ destinado, su ocupaci¨®n horaria y zonal. Una vez filtrados por un par de programas inform¨¢ticos, los datos reflejan unas necesidades energ¨¦ticas muy aproximadas a las reales, que pueden asociarse a un sistema dom¨®tico.
La spin off de Urchuegu¨ªa y De C¨®rdoba cuenta, adem¨¢s, con un laboratorio m¨®vil. Sirve para realizar la caracterizaci¨®n del suelo: de qu¨¦ est¨¢ compuesto y cu¨¢l es su grado de conductividad. No es la misma, por ejemplo, la de la arcilla seca que la de la arcilla h¨²meda.
Los profesores metidos a empresarios han calculado la tasa de retorno de inversi¨®n, que var¨ªa en funci¨®n del consumo de energ¨ªa. Cuanto m¨¢s gasta el edificio, m¨¢s r¨¢pido se amortiza. "En el caso de un hotel o de un hospital, estamos hablando de una tasa de retorno por debajo de cinco a?os", aseguran.
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