El perdido archipi¨¦lago de Trist¨¢n da Cunha renace gracias a Internet
La televisi¨®n les lleg¨® en 2001, m¨¢s tarde que Internet - La telemedicina y la teleeducaci¨®n son la esperanza de los 272 habitantes de un archipi¨¦lago perdido en el Atl¨¢ntico
El archipi¨¦lago de Trist¨¢n da Cunha est¨¢ lejos de todo y de todos. Pocos asentamientos humanos pueden considerarse tan remotos en el sentido m¨¢s puro de la palabra. Situado en el Atl¨¢ntico Sur, a 2.816 kil¨®metros de Sur¨¢frica y a 3.360 kil¨®metros de Suram¨¦rica, este archipi¨¦lago, de poco m¨¢s de 200 kil¨®metros cuadrados, ha visto mejorar su calidad de vida gracias a Internet.
Trist¨¢n da Cunha, que pertenece al Reino Unido, mantiene, a la par que su fidelidad a la Corona, una firme apuesta por las nuevas tecnolog¨ªas. Los 272 habitantes de Trist¨¢n da Cunha tienen en la industria de la langosta y en la venta de sellos para coleccionistas una fuente importante de riqueza. La m¨¢xima autoridad brit¨¢nica residente en la isla, el administrador Mike Hentley, hace hincapi¨¦, en un mensaje enviado por correo electr¨®nico, en las ventajas que Internet ha supuesto para el archipi¨¦lago.
"Como ocurre en el resto del mundo, el acceso a Internet nos ha ayudado a obtener una informaci¨®n directa que, en el pasado, hubiera tenido que ser reunida en cualquier lugar antes de ser recibida. Por ejemplo, ahora tenemos acceso directo a informes de previsiones meteorol¨®gicas de nuestra zona geogr¨¢fica; a lugares de embarque de la zona, y a detalles y costes de art¨ªculos necesarios aqu¨ª, junto a sus caracter¨ªsticas y fuentes de distribuci¨®n", explica Hentley.
Lejos queda ya el a?o 1506, cuando el portugu¨¦s Trist¨¢n da Cunha vio por primera vez el archipi¨¦lago. Aunque no desembarc¨® all¨ª, el navegante bautiz¨® con su nombre la isla principal, que tiene una superficie de 98 kil¨®metros cuadrados y es la ¨²nica habitada. El resto de islas son Inaccessible, Nightingale y Gough.
En 1816, el Imperio Brit¨¢nico se anexion¨® Trist¨¢n da Cunha. Los ingleses adujeron una curiosa raz¨®n. No quer¨ªan que el archipi¨¦lago fuera utilizado por los franceses como base para intentar llevar a cabo una operaci¨®n de rescate de Napole¨®n, confinado en la isla de Santa Elena, que est¨¢ a 2.161 kil¨®metros de Trist¨¢n da Cunha.
La reina Isabel II ejerce su autoridad en el archipi¨¦lago a trav¨¦s del gobernador de Santa Elena, que reside en esta isla. Un administrador es el encargado de representar al gobernador en Trist¨¢n da Cunha.
Telemedicina para todos
"Para el futuro", explica el administrador Hentley, "buscamos establecer, con el generoso apoyo de IBM y otros donantes, una conexi¨®n de telemedicina para permitir que el centro m¨¦dico de la isla pueda realizar consultas a trav¨¦s de Internet con expertos facultativos de otros lugares, de manera que se puedan abordar tratamientos y cuidados de pacientes. Tambi¨¦n nos planteamos impulsar m¨¦todos educativos de aprendizaje a distancia", agrega el administrador.
Una erupci¨®n volc¨¢nica vaci¨® Trist¨¢n da Cunha en 1961. Los isle?os fueron evacuados a Calshot, junto a Southampton (Reino Unido). La sociedad de consumo, que comenzaba a mostrar sus primeros ejemplos en Inglaterra, no les sedujo demasiado. La mayor¨ªa de los habitantes del archipi¨¦lago regres¨® a casa en 1963.
No hay aeropuerto y al archipi¨¦lago s¨®lo se puede llegar por barco. Un m¨¦dico y cinco enfermeras velan por la salud de los isle?os, cuyos apellidos no pasan de siete: Glass, Repetto, Lavarello, Swain, Green, Rogers y Hagan. Algunos j¨®venes de Trist¨¢n da Cunha se marchan de la isla en busca de pareja. No todos regresan. La televisi¨®n lleg¨® al archipi¨¦lago en 2001.
"Nuestro uso de Internet ha aumentado ahora que tenemos un acceso m¨¢s r¨¢pido y m¨¢s barato. Esto ha permitido establecer en la isla un cibercaf¨¦ que es muy popular. Todav¨ªa no hemos sido capaces de llevar Internet a todas las oficinas y hogares; pero planeamos hacerlo tan pronto como dispongamos de fondos", explica el Administrador, que no es ajeno a los virus que trae Internet. "Tambi¨¦n queremos asegurarnos de la eficacia de sistemas de control que nos protejan de mensajes y materiales inapropiados o no solicitados y de intentos de introducir virus inform¨¢ticos", concluye Hentley desde la isla, accesible a quien quiera comunicarse con ¨¦l a trav¨¦s de la direcci¨®n de correo electr¨®nico admin@tristandc.com.
TRISTAN DA CUNHA: www.tristandc.com
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