La desigual huella de un Pritzker

Al explicar los altibajos en su obra, Rogers habla de evoluci¨®n. De un tiempo, los setenta, en el que mostrar cables y tubos y pintar de colores era revolucionario, a una ¨¦poca, la actual, en la que hacerlo podr¨ªa parecer una payasada. Apunta que hoy lo que urge es ser sostenible.
As¨ª, entre el Centro Pompidou de Par¨ªs, que dise?¨® con Renzo Piano entre 1971 y 1978, y la T-4 de Barajas, que firm¨® entre 1999 y 2006 con el Estudio Lamela de Madrid, median los cuarenta a?os que distinguen la protesta hippy de la urgencia ecologista. Sostiene Rogers que ahora es m¨¢s importante que la tecnolog¨ªa no ensucie, que no malgaste energ¨ªa, que hable de futuro cuando el ma?ana ya sabemos que ser¨¢ sin cables y casi sin tubos. Sin embargo, el pu?ado de trabajos que firma Richard Rogers Partnership en Espa?a resume una carrera brillante que comporta aciertos y desaciertos. As¨ª, la cr¨ªtica da la mano a la valoraci¨®n popular a la hora de juzgar la Terminal 4 de Barajas -que ha cosechado un sin n¨²mero de galardones internacionales- como casi una obra maestra, y al interpretar la remodelaci¨®n de la plaza de toros de Las Arenas en Barcelona (2007) -firmada con el estudio barcelon¨¦s Alonso y Balaguer- como un edificio pastiche y muy poco brillante.
Aunque en los ¨²ltimos tres a?os Rogers se est¨¢ forjando un futuro de altura, firmando rascacielos en Londres y en Manhattan, la huella de su antiguo gusto tecnol¨®gico revive tambi¨¦n en proyectos recientes. As¨ª, la valoraci¨®n del edificio como m¨¢quina y la rapidez constructiva, que afloraron en proyectos como el Dome del Milenio en Greenwich, reaparecen ahora en el nuevo Parlamento de Gales (2006) o en las Cortes de Justicia de Amberes (2005). Esa misma preocupaci¨®n que aligera los edificios y busca que la arquitectura represente a su tiempo se puede trazar hasta los juzgados de Burdeos y reencontrar de nuevo en las Bodegas que dise?¨® para Protos en Pe?afiel, Valladolid, (2006, tambi¨¦n con Alonso y Balaguer). Pero el inquietante platillo volante que gira cual alien¨ªgena sobre la torre del hotel Hesperia, en L'Hospitalet de Llobregat, saludando a antiguos bloques de vivienda social y marcando un hito camino del aeropuerto barcelon¨¦s de El Prat es, sin duda, un mal heredero de la m¨ªtica torre Lloyds que inyect¨® aire fresco y futuro al coraz¨®n financiero de Londres.
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