Dos m¨¢s, dos menos
En tan s¨®lo 24 horas, los cr¨ªmenes de Borriana y Benim¨¤met han disparado en un 15% la estad¨ªstica de mujeres asesinadas por sus parejas o ex-parejas. Pero m¨¢s que en el n¨²mero, estas atrocidades nos deber¨ªan hacer reflexionar sobre las circunstancias en que se han producido. Y sobre la desesperaci¨®n de quienes queriendo proteger y hacer justicia se topan con la barrera de la falta de medios. ?Animamos a las maltratadas a ampararse bajo el paraguas de la ley, que resulta lleno de agujeros?
Hace poco el bufete de Lidia Falc¨®n emit¨ªa una circular alertando de los peligros que acechan a las mujeres que acuden a los tribunales catalanes. En resumen ven¨ªa a decir que hay que aconsejar que no denuncien si no tienen pruebas indubitables, ya que los jueces est¨¢n sobreseyendo con mucha facilidad tras rechazar pruebas y exigir certificados y testimonios dif¨ªciles de conseguir. Advierte Falc¨®n que despu¨¦s los maltratadores o los fiscales se revuelven contra ellas acus¨¢ndolas de denuncia falsa. Si esta acusaci¨®n prospera, las consecuencias de cara al divorcio pueden ser muy negativas a efectos de pensi¨®n y custodia de los hijos. Bas¨¢ndose en esto concluye la abogada feminista que la supuesta protecci¨®n que presta la ley es mentira, por lo que "estamos peor, ya que con la antigua legislaci¨®n no se persegu¨ªa a las mujeres por denuncia falsa".
Pero no todo el mundo lo ve as¨ª, y otras fuentes a las que he acudido reconocen que en Barcelona la batalla es dura porque los jueces tienden al archivo y creen muy poco a las mujeres. En este caso (comenta la especialista Mar¨ªa Jos¨¦ Varela) lo peor que puede ocurrir es que finalice la acci¨®n penal y el agresor quede impune. Pero, seg¨²n ella, esto no quiere decir que la judicatura en general d¨¦ cr¨¦dito a las estrafalarias tesis de Mar¨ªa Sanahuja en que se basan, sin embargo, las defensas de los maltratadores: "?si hasta la Juez Decana advierte que las mujeres mienten...!". Varela insiste en la necesidad de denunciar inform¨¢ndose bien, de no aceptar la impunidad. Tambi¨¦n la valenciana Encina Garc¨ªa anima a ello, aunque lamenta la falta de medios. Se ve que los juzgados de las tres capitales funcionan muy bien, dentro de sus posibilidades y a costa de un gran esfuerzo y sensibilidad, pero en los partidos judiciales los asuntos se mezclan y acumulan. Sobre los cr¨ªmenes que pasan por encima de las ¨®rdenes de alejamiento, la abogada reclama m¨¢s comisiones de valoraci¨®n, m¨¢s polic¨ªas y sistemas de localizaci¨®n para el agresor (brazaletes), no s¨®lo para la agredida. Adem¨¢s habr¨ªa que tejer una red de alerta en el entorno social y familiar de las acosadas para que entre todos se pueda impedir el crimen.
Quiz¨¢ la reacci¨®n de cualquier persona de bien, ahora, sea la de aceptar que las mujeres de Borriana y Benim¨¤met (dos m¨¢s, dos menos) tendr¨ªan todo el derecho a sentirse estafadas. Si no estuvieran muertas. Estafa por haber confiado en una protecci¨®n que no ha sido lo bastante eficaz. Estafa urdida, a veces incluso sin saberlo, por quienes dan p¨¢bulo a esa especie de que pulula por los juzgados una legi¨®n de lloronas que inventan agresiones y buscan compasi¨®n para fastidiar y expoliar a los pobrecitos maridos. Por supuesto que tambi¨¦n habr¨¢ mujeres violentas. Energ¨²menas, que las llama Rosa Montero. Pero eso no nos da derecho a concluir, como ella hizo en su columna Nosotras del d¨ªa 20, que est¨¢ fuera de la realidad una ley contra la violencia de g¨¦nero que protege especialmente a la parte m¨¢s d¨¦bil...Yo dir¨ªa que se abre un abismo, una trampa mortal con este discurso empecinado en descubrir "la otra cara de la moneda", de una falsa moneda: unos hombrecillos apaleados, despojados o succionados por la hembra devoradora. "Espero que ninguna de mis defendidas haya le¨ªdo ese art¨ªculo que me parece un insulto" (Encina).
Disculpen la insistencia. Hoy el cuerpo tambi¨¦n me ped¨ªa comentar el apag¨®n a TV3, la fijaci¨®n anti Prisa de la derechona, el viaje a ninguna parte de los no-turistas del Sinfon¨ªa, algunos buenos libros le¨ªdos ¨²ltimamente... Pero despu¨¦s de la degollina no cabe nada m¨¢s. Gracias por su atenci¨®n y hasta la otra.
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