?De espaldas ante el m¨¢s peligroso terrorismo?
La derecha espa?ola, encabezada por los dirigentes del PP, trata de dar fuerza a una especie de Frente Nacional -que recuerda el movimiento de Le Pen- cuya ala "marchante" integra c¨®modamente a los residuos del franquismo y al Foro de Ermua. La oposici¨®n al terrorismo aparece como el elemento aglutinador de este Frente. ?Es tan real y acuciante ese peligro hoy en Espa?a? ?Justifica ese vendaval de locura que est¨¢ crispando la vida pol¨ªtica en nuestro pa¨ªs, llegando a afectar gravemente al funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas?
Intentar¨¦ acercarme a este problema de la forma m¨¢s objetiva posible. Espa?a sufri¨® durante largos a?os el terrorismo etarra, que golpe¨® indistintamente a fuerzas de derecha y de izquierda, promoviendo en un instante hist¨®rico un aut¨¦ntico movimiento espa?ol de "manos blancas" que sac¨® a la calle manifestaciones multitudinarias englobando a masas de izquierda y derecha y a elementos nacionalistas perif¨¦ricos.
Estas manifestaciones consiguieron un resultado importante: hacer progresar entre las masas abertzales vascas, que constitu¨ªan la base social de ETA, primero la duda y m¨¢s tarde el convencimiento ampl¨ªsimo de que el terrorismo era un callej¨®n sin salida, mientras que en el terreno democr¨¢tico, con la palabra y las ideas, hab¨ªa m¨¢s posibilidades de mantener una presencia pol¨ªtica y un respaldo social. Estas tendencias forzaron a ETA a emprender negociaciones m¨¢s o menos visibles, e incluso a declarar una primera tregua. Durante ella vimos al partido de Aznar, que entonces gobernaba sin mayor¨ªa absoluta, iniciar negociaciones de paz, haciendo concesiones de palabra y de hecho a ETA, que la oposici¨®n de la ¨¦poca y la opini¨®n p¨²blica aceptaron y apoyaron sin rechistar, convencidas de que cuanto se hiciera para lograr la paz era necesario al inter¨¦s general de la democracia espa?ola. Ni siquiera la AVT levant¨® la voz sobre esas concesiones, pese a que el dolor de las v¨ªctimas era todav¨ªa muy reciente.
Todo ello contrasta con el hecho de que el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero, teniendo la aprobaci¨®n expresa del Parlamento para negociar la paz no haya hecho ninguna de las concesiones que s¨ª hizo Aznar y que durante su gesti¨®n se hayan endurecido las medidas de represi¨®n contra activistas etarras e incluso simplemente abertzales.
Entretanto en la esfera mundial apareci¨® un nuevo terrorismo, mucho m¨¢s destructor y peligroso, que conmovi¨® al mundo con el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York. El terrorismo se convirti¨® as¨ª en el nuevo gran problema mundial, en torno al cual termin¨® abri¨¦ndose una profunda diferencia entre Gobiernos y en el seno de la opini¨®n p¨²blica. Mientras unos pensaban que la lucha contra ¨¦l era una cuesti¨®n de los servicios de polic¨ªa y de inteligencia, complementada en el terreno pol¨ªtico por lo que se conoce como Alianza de Civilizaciones, el bloque neocon de Bush, a la cabeza de los EE UU, vio la oportunidad de lanzar una pol¨ªtica de expansi¨®n en Oriente Medio, pretendiendo que comenzaba la tercera guerra mundial, esta vez ya no contra el comunismo, sino contra el terrorismo fundamentalista isl¨¢mico.
En esa direcci¨®n, Aznar se posicion¨® al lado de Bush e implic¨® a Espa?a con sus visitas al presidente norteamericano y sobre todo con su presencia en la reuni¨®n de las Azores, donde sobre la base de una mentira y al margen del Consejo de Seguridad de la ONU, se decidi¨® la guerra de Irak. En ese momento viol¨® la Constituci¨®n, meti¨¦ndonos en una guerra sin acuerdo del Parlamento.
A partir de ah¨ª, Espa?a se convirti¨®, al lado de EE UU y Gran Breta?a, en objetivo preferente del terrorismo internacional. El Partido Popular y su Gobierno con notable inconsciencia e irresponsabilidad dieron la espalda al nuevo peligro, promovido por su presencia en las Azores y no tomaron ninguna medida para prevenirlo. El ministro del Interior Acebes y todo aquel Gobierno pasaron a la
Historia como los m¨¢s incompetentes en la lucha contra el terrorismo. Convencidos de que la protecci¨®n de la superpotencia aseguraba su hegemon¨ªa pol¨ªtica en Espa?a, el 11-M se despertaron en medio de un desastre, el mayor atentado acaecido en Europa hasta entonces, con miles de v¨ªctimas entre muertos y heridos.
?C¨®mo reaccionaron ante la tragedia? Con la misma irresponsabilidad e inconsciencia. Sabiendo que el conocimiento de los autores reales por los ciudadanos pod¨ªa desplazarles del poder tres d¨ªas despu¨¦s, en las elecciones generales, no se les ocurri¨® otra cosa que mirar hacia otro lado y culpar a ETA del atentado. Pensaban que as¨ª los electores no lo asociar¨ªan con la tartarinada de Aznar en las Azores. Pero los ciudadanos percibieron la verdad con m¨¢s instinto pol¨ªtico. La pregunta "?qui¨¦n ha sido?" puso al PP contra las cuerdas y termin¨® castig¨¢ndolo electoralmente.
Yo estoy convencido de que los tr¨¢gicos resultados de aquel atentado, que sobrepasaban en horror a todo lo conocido en Espa?a, ejercieron una gran influencia hasta en el movimiento abertzale. El acontecimiento echaba una cruda luz sobre la barbarie de tales m¨¦todos. Ante el nuevo peligro del terrorismo internacional, el etarra por lo menos se desvalorizaba. Creo que eso tambi¨¦n influy¨® en el "alto el fuego permanente" declarado por ETA. Los ¨²nicos que siguieron erre que erre, dando la matraca, fueron los dirigentes del PP, con el apoyo de ciertos medios de comunicaci¨®n.
Todav¨ªa hoy, cuando el juicio por aquel atentado, demuestra inequ¨ªvocamente que fue una consecuencia de la reuni¨®n de las Azores, los dirigentes del PP no han rectificado su teor¨ªa de la "conspiraci¨®n". Y engarzando con ella otras acusaciones sin fundamento han llevado a la sociedad espa?ola a una crispaci¨®n que no tiene precedentes, a no ser que retrocedamos a los a?os treinta del siglo pasado.
Es la evidencia misma que el problema del terrorismo, siendo grave, es hoy diferente al de a?os pasados. Hoy en Espa?a la amenaza m¨¢s seria viene del terrorismo internacional. Nuestro inter¨¦s consiste en concentrar nuestros esfuerzos en la prevenci¨®n de la amenaza exterior. Lo verdaderamente patri¨®tico, sin duda alguna, es conseguir eliminar el peligro interior; no tener que llevar la batalla en dos frentes, sino en uno. Actualmente existen posibilidades reales de lograr que el movimiento abertzale renuncie a matar y se integre en el ¨¢mbito dem¨®crata. Ello simplificar¨ªa el problema. De ah¨ª que lo aut¨¦nticamente patri¨®tico sean los pasos del Gobierno para superar el terrorismo etarra.
?O acaso es necesario que se repitan nuevos 11-M en Madrid, o en cualquier otra parte de nuestro territorio, para comprobar de d¨®nde puede venir la m¨¢s seria amenaza terrorista? Porque eso es lo que podr¨ªamos favorecer siguiendo de espaldas al peligro m¨¢s amenazador si hici¨¦ramos caso al Sr. Aznar que algunas horas antes de que el Congreso americano votase contra Bush y a favor de la retirada de Irak, consideraba, actuando como la voz de su amo, que semejante decisi¨®n era una capitulaci¨®n ante el terrorismo.
Impedir la muerte de De Juana y acatar la absoluci¨®n de Otegi, aunque ello fuese una concesi¨®n -y no lo que es, el simple cumplimiento de las leyes-, es un acto de Gobierno sabio, digno del apoyo de los ciudadanos de este pa¨ªs. Incluso tambi¨¦n lo ser¨ªan aut¨¦nticas concesiones destinadas a reducir a uno solo el frente antiterrorista, lo que nos ayudar¨ªa a evitar nuevas v¨ªctimas. Insisto, el inter¨¦s superior de Espa?a exige que todas las capacidades de nuestros servicios de seguridad est¨¦n concentradas en prevenir los ataques del terrorismo internacional, dentro del respeto a las reglas del Estado de derecho.
La demagogia de Rajoy y sus colegas, la locura que han desatado, la insistencia en las mentiras secundadas por medios de comunicaci¨®n servidores de turbios intereses son lo m¨¢s antipatriota, por muchas banderas nacionales y mucho himno nacional que se utilicen; por muchas injurias e insultos, utilizando un lenguaje de lupanar, que se esgriman.
Y lo grave no es s¨®lo eso, que distraigan al Estado de los peligros de la aut¨¦ntica amenaza terrorista que pesa sobre Espa?a. Lo m¨¢s grave es que est¨¢n poniendo en peligro los fundamentos del sistema democr¨¢tico. Escuchando d¨ªas atr¨¢s uno de los arbitrarios debates provocados en el Senado por el PP, observamos que mientras habl¨® el portavoz del PP, y por injustos que fuesen sus ataques, todo el foro lo escuch¨® con respeto a la libertad de expresi¨®n. En cambio, la respuesta de Zapatero, mucho m¨¢s serena, fue recibida por una algarab¨ªa de insultos que hac¨ªa muy dif¨ªcil o¨ªrla. Muchas personas que vieron aquella verg¨¹enza sacaron una conclusi¨®n; si esta gente llegara al poder y con esta actitud ya no podr¨ªan hablar en Espa?a m¨¢s que ellos. Sensaci¨®n que ha venido a confirmar el ins¨®lito boicot declarado a PRISA por el PP.
Santiago Carrillo, ex secretario general del PCE, es comentarista pol¨ªtico.
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