Mladic se mueve impune por Belgrado
El Gobierno serbio no hace nada por capturarle. La consigna oficial es: "No sabemos d¨®nde est¨¢"
La vivienda que Ratko Mladic, jefe militar serbobosnio, compr¨® en Belgrado tras los acuerdos de Dayton en 1995 est¨¢ en el 117 de Blagoja Paovica, una zona residencial a las afueras de la ciudad. All¨ª vivi¨® protegido por sus hombres hasta el verano de 2000, antes de que Slobodan Milosevic fuera apeado del poder. Se mud¨® entonces al cuartel de Topcider, donde estuvo bajo la protecci¨®n del Ej¨¦rcito hasta mayo de 2002, cuando el Gobierno firm¨® un acuerdo de colaboraci¨®n con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Desde entonces, y sobre todo desde el asesinato en marzo de 2003 del primer ministro reformista Zoran Djindjic, la tesis oficial tiene sabor a consigna: no sabemos d¨®nde est¨¢ Mladic.
La UE suspendi¨® las negociaciones con Serbia como presi¨®n para obtener la entrega de Mladic
Kostunica dice que no sabe d¨®nde est¨¢ porque no quiere preguntar a quienes lo saben
El juicio que desde septiembre se desarrolla en Belgrado contra 11 personas acusadas de esconder al general ha sacado a la luz algunas de las direcciones en las que estuvo escondido. Los apartamentos se hallan en barrios habitados por militares retirados y en edificios-colmena con frecuentes cambios de vecinos y en los que resulta sencillo pasar desapercibido. En el proceso se ha logrado reconstruir parte de sus peripecias hasta febrero de 2006.
"[El primer ministro Vojislav] Kostunica dice que no sabe d¨®nde est¨¢ porque no quiere preguntar a quienes lo saben. Para arrestarle, tendr¨ªa que enfrentarse a sus servicios de espionaje. Ser¨ªa un suicidio pol¨ªtico", asegura Dejan Anastasijevic, periodista de la revista Vreme (Tiempo). "En 2002, cuando el Ejecutivo dec¨ªa que no se sab¨ªa d¨®nde estaba, Mladic se hallaba en Valjevo, a 500 metros de la dacha del ministro de Interior".
"El juicio es una operaci¨®n deliberada para evitar su captura. Kostunica hace lo justo para dar la impresi¨®n a la UE de que est¨¢ haciendo algo", a?ade Anastasijevic. "Los detenidos pertenecen a la vieja red. Ya existe otra que no se sienta en el banquillo. El cerebro de la seguridad de Mladic es Zdravko Tolimir [experto en contrainformaci¨®n buscado por el TPIY]. Al proteger a su jefe se protege a s¨ª mismo".
"Kostunica es un nacionalista que nunca entregar¨¢ a Mladic porque ¨¦l es uno de los que le apoyan. Deber¨ªa estar en el juicio de los 11 porque ha violado la ley que obliga a colaborar con La Haya", asegura Goran Petrovic, jefe de los servicios de informaci¨®n del Ministerio de Interior en 2001. "Desde mi departamento advertimos al Gobierno de que Mladic estaba protegido por el Ej¨¦rcito, y desde la oficina de Kostunica, entonces presidente federal, me recomendaron que me olvidara del asunto".
En las direcciones en las que estuvo Mladic hay dos tipos de reacciones entre los vecinos. Unas, de sorpresa ("lo le¨ª en los peri¨®dicos; parece incre¨ªble"); otras, de desprecio al extranjero. Delante del n¨²mero 24 de la calle Vladimira Popovica, Petar, de 78 a?os, un alto cargo del Ej¨¦rcito de Josif Broz Tito, da la respuesta inesperada: "Si es valiente deber¨ªa entregarse. El pueblo est¨¢ sufriendo por su culpa".
No es el ¨²nico en pensar de este modo. El ministro de Defensa, Zoran Stankovic, m¨¦dico militar, era ¨ªntimo de Mladic. Estuvo en Sarajevo con ¨¦l en 1992 y fue el encargado de realizar la autopsia a Ana, la hija de Mladic que se vol¨® la cabeza en 1994 con la pistola favorita de su padre. "Sbrebrenica me hizo hablar. Est¨¢ acusado de cr¨ªmenes muy graves por un tribunal reconocido por la comunidad internacional. Tiene que comparecer ante ¨¦l y responder a esa acusaci¨®n. Su obligaci¨®n como ciudadano y militar es ir a La Haya y explicarse".
El cuartel de Topcider tiene un anexo que desde fuera parece un aparcamiento. Su nombre oficial es objeto para usos especiales y en ¨¦l ha estado Mladic antes de 2002 y quiz¨¢ despu¨¦s de esa fecha. Miroslav, que conduce el coche, sostiene que debajo se esconde una red de b¨²nkeres. El 5 de octubre de 2005, los j¨®venes soldados Dragan Jakovljevic y Drazen Milosavljevic se encontraban de guardia cerca de la puerta de esa instalaci¨®n secreta cuando aparecieron muertos. La investigaci¨®n del Ej¨¦rcito concluy¨® que se hab¨ªan suicidado. Una segunda encuesta civil revel¨® que los soldados presentaban disparos en la espalda.
El factor Kosovo y el deseo de ayudar a los reformistas serbios ha llevado a Estados Unidos y a la UE a tomar algunas decisiones criticadas por la fiscal del TPIY, Carla del Ponte. La primera, invitar a Serbia a formar parte del Programa de la Asociaci¨®n para la Paz de la OTAN, una antesala para su incorporaci¨®n futura. La segunda, el indisimulado deseo de la Uni¨®n Europea (todos menos Holanda, B¨¦lgica y los pa¨ªses escandinavos) de reabrir las negociaciones con Belgrado, suspendidas en octubre de 2006, para lograr un acuerdo de estabilizaci¨®n y asociaci¨®n.
"Ser¨ªa una decisi¨®n muy equivocada", dice la fiscal jefe del TPIY. "La UE suspendi¨® las negociaciones con Serbia como medida de presi¨®n para obtener la entrega de Ratko Mladic. Cambiar la decisi¨®n ahora afectar¨ªa a la credibilidad de la Uni¨®n, que un a?o impone una condici¨®n y al otro se olvida de que la ha puesto. No es que Belgrado no est¨¦ cooperando plenamente con este tribunal, es que no est¨¢ cooperando en absoluto desde octubre. El mensaje para Kostunica ser¨ªa claro: basta con sentarse y esperar a que pase la tormenta".
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