"T¨ªbet sufre un genocidio cultural"
El Dalai Lama, de 71 a?os, jefe espiritual del budismo tibetano y l¨ªder pol¨ªtico de T¨ªbet hasta que tuvo que escapar en 1959 de la ocupaci¨®n china, es la encarnaci¨®n de una causa aparentemente perdida: lograr para T¨ªbet un genuino r¨¦gimen de autogobierno democr¨¢tico dentro de las fronteras de la Rep¨²blica Popular China. Ser¨ªa hacer efectivo un derecho que la Constituci¨®n china reconoce, pero que Pek¨ªn se niega a otorgar a este Nobel de la Paz de 1989 de cuyas intenciones ¨²ltimas desconf¨ªa y al que exige que reconozca T¨ªbet y Taiwan como partes integrales de China. Pese al distanciamiento, emisarios tibetanos y de Pek¨ªn han celebrado cinco rondas negociadoras desde 2002, que la parte tibetana dice que han sido ¨²tiles.
La llegada del tren chino al pa¨ªs que pr¨¢cticamente desconoc¨ªa la rueda
"Como no buscamos la independencia, la cultura tibetana ser¨¢ parte de la china, la enriquecer¨¢"
"Estoy semirretirado de la pol¨ªtica desde que en 2001 ced¨ª la autoridad pol¨ªtica a los pol¨ªticos"
"Hay tibetanos que ense?an budismo a casi un mill¨®n de chinos, incluso a jefes del partido"
Entrevistado en su residencia de McLeod Ganj, en la parte alta de Dharamsala, la ciudad india convertida en capital del exilio tibetano, el Dalai Lama se muestra como un hombre vitalista.
Pregunta. ?Est¨¢ T¨ªbet al borde de la extinci¨®n?
Respuesta. En Lhasa viv¨ªan 300.000 personas, y hoy, las dos terceras partes de la poblaci¨®n son chinas. Con el ferrocarril [a partir de julio de 2006] llegan diariamente unas 4.000 personas, muchas de las cuales se quedan en T¨ªbet. Est¨¢ bien que vengan turistas, pero tambi¨¦n llegan trabajadores no cualificados que se quedan. Crece la nueva poblaci¨®n, y los tibetanos ya son minor¨ªa en su propia tierra. En educaci¨®n se insiste en ense?ar el idioma chino, y a los padres se les dice que sus hijos estudien chino. La lengua tibetana se est¨¢ dejando de usar. T¨ªbet sufre un genocidio cultural. T¨ªbet est¨¢ en peligro de extinci¨®n.
P. Sin embargo, usted se dice optimista sobre el futuro, pese a los ataques que le dirigen las autoridades chinas.
R. A las jornadas de ense?anza sobre budismo tibetano de estos d¨ªas en Dharamsala asistieron alrededor de un centenar de chinos, y en enero me reun¨ª en el sur de India con m¨¢s de 200. Tambi¨¦n me he reunido con empresarios y otras personas de la Rep¨²blica Popular, muchas de ellas interesadas por el budismo tibetano. Hay tibetanos de T¨ªbet que ense?an budismo a casi un mill¨®n de chinos, incluso a jefes del partido comunista. La libertad de expresi¨®n est¨¢ aumentando en China. Todo eso son se?ales positivas.La transformaci¨®n de China producir¨¢ cambios, y el liderazgo pol¨ªtico no puede seguir siendo el mismo indefinidamente. Al final, la actitud del pueblo ser¨¢ crucial.
P. ?C¨®mo puede funcionar un T¨ªbet aut¨®nomo en el que los tibetanos son minor¨ªa?
R. El problema es que tenemos visitantes que no han sido invitados. Si su conducta es buena, no habr¨¢ problemas. Hay una agresi¨®n demogr¨¢fica que nos preocupa. Tambi¨¦n nos inquieta el medio ambiente: los r¨ªos llevan menos agua. Pero las autoridades chinas tienen planes para elevar la poblaci¨®n de Lhasa hasta los 700.000 habitantes. Dado que no buscamos la independencia, la cultura tibetana ser¨¢ parte de la de China. La enriquecer¨¢.
P. Su plan para una plena autonom¨ªa de T¨ªbet en China, la llamada V¨ªa Intermedia, no parece haber hecho mella en Pek¨ªn, y suscita dudas en el propio Parlamento tibetano en el exilio.
R. Como en todo pa¨ªs comunista, en China hay diferencias entre las declaraciones p¨²blicas y la verdadera opini¨®n p¨²blica. Las cosas est¨¢n cambiando. Los comunistas chinos son comunistas sin ideolog¨ªa comunista. Yo no tengo nada contra el marxismo. Es bueno para los pobres. Pero los l¨ªderes chinos ya no se preocupan de ellos, s¨®lo piensan en el poder y en el dinero, y as¨ª no podr¨¢n continuar indefinidamente. Por eso crece el resentimiento de la clase trabajadora. Tiene que haber cambios. Tambi¨¦n es cierto que est¨¢ creciendo la frustraci¨®n de los tibetanos en el exilio con la V¨ªa Intermedia.
P. ?Cu¨¢nto tiempo podr¨¢ contener esa frustraci¨®n entre los suyos?
R. A la gente no le gustaba la idea de la V¨ªa Intermedia. Se presentaron cuatro propuestas, hubo un a?o de debates y al final me pidieron que juzgara cu¨¢l era la mejor, y les dije que la V¨ªa Intermedia. Si fracasa, habr¨¢ que volver a preguntar a la gente. Somos una democracia y el pueblo deber¨¢ pronunciarse. Todav¨ªa es pronto para decir que ha fracasado.
P. ?Perder¨¢n los tibetanos la confianza en su liderazgo si fracasa su propuesta?
R. Yo asum¨ª la responsabilidad pol¨ªtica a los 16 a?os. Aunque era Dalai Lama, el regente controlaba la pol¨ªtica en T¨ªbet. Poco a poco voy abandonando la responsabilidad pol¨ªtica. En realidad estoy semirretirado de la pol¨ªtica desde que en 2001 ced¨ª la autoridad pol¨ªtica a los pol¨ªticos. Act¨²o ahora con un consejero importante. El Dalai Lama ya no tiene poder.
P. Hace unos d¨ªas se celebr¨® en su honor la ceremonia especial de Larga Vida porque los tibetanos temen que este a?o, en que usted cumple 73 seg¨²n el calendario lunar tibetano, le vaya a resultar particularmente dif¨ªcil. ?Qu¨¦ peligros cree que le acechan?
R. Soy budista y creo que cada acontecimiento tiene consecuencias. Pero no creo en la astrolog¨ªa.
P. Dijo en su intervenci¨®n de acci¨®n de gracias en el templo que esperaba vivir dos d¨¦cadas m¨¢s para seguir luchando por la causa tibetana.
R. S¨ª. Es posible. Tengo buena salud y un esp¨ªritu fresco. Puedo aguantar.
P. Se dice que China espera a su muerte para dar carpetazo al conflicto. ?Podr¨¢ hacerlo?
R. Con mi muerte se dar¨¢ un paso atr¨¢s. Ser¨¢ un choque mental y emocional para muchos tibetanos. Pero el esp¨ªritu seguir¨¢: la cuesti¨®n tibetana es tibetana, no del Dalai Lama. Por eso introduje la democracia y hay elecciones cada cinco a?os. Yo digo a los tibetanos que deben actuar como si no hubiera Dalai Lama. Deben asumir su responsabilidad. Nuestra lucha es justa y al final ganaremos.
P. A su desaparici¨®n se abrir¨¢ un periodo de incertidumbre de varios a?os que puede beneficiar los intereses de Pek¨ªn...
R. Tenemos un sistema de elecci¨®n democr¨¢tica de los dirigentes pol¨ªticos que va a seguir. Todos los jefes religiosos est¨¢n en el exilio en India. Aunque son bastante mayores, hay tambi¨¦n gente joven muy cualificada en la vertiente espiritual. Si el pueblo tibetano quiere que el Dalai Lama siga, perfecto, pero la instituci¨®n del Dalai Lama desaparecer¨¢ si el pueblo tibetano cree que no sirve. Llevo a?os diciendo que debemos volver a la tradici¨®n budista de India. Tras la muerte de Buda no hubo reencarnaci¨®n y el budismo sigui¨® bien vivo. Hubo m¨¢s de mil a?os sin reencarnaciones. Necesitamos buenos profesores, buenos practicantes, mentes brillantes... confiar s¨®lo en una persona es un error.
P. ?Es debatible la reencarnaci¨®n?
R. Es algo que est¨¢ en el budismo y otras tradiciones antiguas: es la continuaci¨®n de la vida. La reencarnaci¨®n de la instituci¨®n es m¨¢s un sistema social. Eso cambiar¨¢.
P. ?No hay demasiados monjes j¨®venes que ser¨ªan m¨¢s ¨²tiles a T¨ªbet fuera de los templos?
R. En los monasterios pueden trabajar con tecnolog¨ªa. Estamos preocupados por la poblaci¨®n, que no crece. Los monjes y las monjas deben asumir la responsabilidad de tener m¨¢s hijos y dejar los votos para m¨¢s tarde. Se puede ser budista laico, con mujer e hijos. Y volver al monasterio m¨¢s tarde.
P. ?C¨®mo se acomoda la ciencia por la que usted tanto se interesa con la reencarnaci¨®n?
R. El concepto de la reencarnaci¨®n viene del karma, de la ley de la causalidad, que es algo cient¨ªfico. Los cient¨ªficos dicen que no saben. Yo les digo que eso no es cosa suya, que es una cuesti¨®n de los budistas. Los budistas tenemos algunas explicaciones, incluidas algunas experiencias. Es dif¨ªcil de probar.
P. ?De qu¨¦ habla en sus entrevistas con otros l¨ªderes religiosos?
R. Siempre hablo de valores humanos de armon¨ªa religiosa. Una vez, un primer ministro de Suecia me dijo que el problema de T¨ªbet era asunto de su ministro de Exteriores, que ¨¦l quer¨ªa hablar de espiritualidad. Con Juan Pablo II, desde la primera reuni¨®n estuvimos de acuerdo en la necesidad de que hubiera plena armon¨ªa entre las religiones, que hab¨ªa que introducir m¨¢s espiritualidad en la sociedad. Tambi¨¦n habl¨¦ alguna vez con ¨¦l de T¨ªbet. Yo siempre digo que hay que estudiar mucho, ampliar la mente, que no es suficiente con rezar y cerrar los ojos. La religi¨®n racional sin conocimiento se convierte en religi¨®n irracional. Es una l¨¢stima.
P. En un mapa recogido a la entrada de su residencia se ve una China con su territorio reducido a la mitad, con T¨ªbet y Turkest¨¢n (la provincia china Xinjiang) como pa¨ªses independientes. No es de extra?ar que en Pek¨ªn desconf¨ªen de usted y le llamen de todo.
R. Los chinos deber¨ªan aceptar el caso de T¨ªbet, ¨¦sa es la realidad. En el siglo XXI, la soberan¨ªa nacional no es importante; lo importante es el inter¨¦s com¨²n. Por eso nos interesa seguir dentro de la Rep¨²blica Popular China.
P. Lleva d¨¦cadas viajando por el mundo exponiendo la causa de T¨ªbet sin lograr apoyos de otros Gobiernos para su causa.
R. Excepto una visita a Bruselas y otras a Washington, no he sido recibido por l¨ªderes pol¨ªticos. A m¨ª me interesan las reuniones p¨²blicas, con intelectuales, con figuras de la sociedad civil. Ning¨²n Gobierno puede ofrecer una verdadera soluci¨®n a T¨ªbet.
"?EL TIEMPO SE ACABA PARA T?BET!
Se lo dije al Dalai Lama en 1980". Lhasang Tsering, librero en Dharamsala, habla con la pasi¨®n de quien fue guerrillero en sus a?os j¨®venes contra la ocupaci¨®n china de T¨ªbet y ya no atisba futuro para su pueblo. "En 1980, en un viaje a T¨ªbet, vi a un chino viejo vendiendo manzanas al borde del camino y me dije: '?Estamos acabados! Si ese hombre en esas condiciones est¨¢ ah¨ª, y los chinos tienen otros cien millones de ellos para enviarnos, entonces estamos acabados".El librero, de 54 a?os, dice ser el primer tibetano que se neg¨® a aceptar la V¨ªa Intermedia de autonom¨ªa para T¨ªbet dentro de China que el Dalai Lama viene proponiendo a Pek¨ªn desde 1988. Mao invadi¨® T¨ªbet en 1950 y ocup¨® progresivamente el territorio hasta que una frustrada revuelta popular antichina en marzo de 1959 acab¨® con el Dalai Lama en el exilio de Dharamsala.A ojos del Gran Timonel, T¨ªbet ten¨ªa territorio, muy poca poblaci¨®n, una confusa historia de soberan¨ªas y confines fronterizos con las Chinas imperial y comunista, y una infinita debilidad, fruto de una estructura teocr¨¢tica de poder feudal. Tampoco ten¨ªa T¨ªbet aliados ni presencia en el exterior. Una independencia de facto entre la I Guerra Mundial y 1950 no fue aprovechada por la aristocracia de Lhasa, reinante en nombre de un Dalai Lama menor de edad, para introducir a T¨ªbet en la ONU, como le ofreci¨® Washington. "Fue un error imperdonable", se lamenta ahora el primer ministro del Gobierno tibetano en el exilio, Samdong Rinpoche, un monje doctor en budismo elegido democr¨¢ticamente en 2001 por los m¨¢s de 100.000 tibetanos de la di¨¢spora.Pero la ocupaci¨®n no ha sido f¨¢cil. En estos 48 a?os, Pek¨ªn ha arrastrado penosamente hasta el siglo XXI a T¨ªbet, un pa¨ªs que pr¨¢cticamente ignoraba la existencia de la rueda, al precio del aplastamiento demogr¨¢fico y cultural. Los monasterios, sede del alma nacional tibetana, se encuentran sometidos a una f¨¦rrea tutela de la llamada pr¨¢ctica patri¨®tica. Es implacable la persecuci¨®n de quienes tienen pensamiento propio. El relator especial de Naciones Unidas sobre Tortura, Manfred Nowak, habla de tortura en T¨ªbet. Cada a?o, entre 2.000 y 3.000 tibetanos escapan de la f¨¦rula china hacia Dharamsala. Ngawang Randol, antigua monja, lo hizo el mes pasado tras purgar seis a?os de c¨¢rcel por organizar una manifestaci¨®n ante el palacio de Potala en la que, junto a otras 13 personas, grit¨®: "?Libertad para T¨ªbet! ?Viva el Dalai Lama! ?T¨ªbet para los tibetanos!". Llora al relatar su peripecia y las torturas sufridas. No sabe si volver¨¢ alg¨²n d¨ªa a casa. Jayang Samten, de 15 a?os, superviviente de una escapada en la que los polic¨ªas de fronteras mataron de un tiro el pasado mes de septiembre a otra monja, en im¨¢genes capturadas por un equipo de televisi¨®n rumana que escalaba en la zona y que dieron la vuelta al mundo, lo tiene decidido: "No pienso volver a T¨ªbet".Los alrededor de seis millones de tibetanos que viven en el Gran T¨ªbet -el reclamado por el exilio, que con 2,5 millones de kil¨®metros cuadrados (cinco veces Espa?a) dobla en superficie al T¨ªbet real que lleg¨® a gobernar Lhasa, que se corresponde a grandes rasgos con la Regi¨®n Aut¨®noma del T¨ªbet creada por Pek¨ªn en 1965- son hoy una minor¨ªa en su pa¨ªs. "Ya hay entre 7,5 y 8 millones de chinos en el T¨ªbet. Son una mayor¨ªa que no deja de crecer", dice el ministro de Exteriores, Tempa Tsering. "Con la llegada del tren a Lhasa, en julio del a?o pasado, desembarcan cada d¨ªa unos 4.000 chinos, de los que la mitad se queda. Cada mes hay 60.000 chinos m¨¢s en T¨ªbet".
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