La jubilaci¨®n anticipada como patolog¨ªa
Hay momentos en que tengo la impresi¨®n de que padecemos alg¨²n tipo de enfermedad econ¨®mica que, aun cuando no presenta s¨ªntomas alarmantes, puede intuirse su existencia en algunos comportamientos de nuestra vida laboral que van alcanzando rasgos de patolog¨ªa. Se trata de una enfermedad asintom¨¢tica, pero por eso mismo m¨¢s peligrosa, dado que no hay nada en el presente que nos impulse a adoptar medidas preventivas.
Una de esas patolog¨ªas es el baj¨ªsimo n¨²mero de personas que trabajan a partir de los 55 a?os. A finales de los a?os setenta, en los inicios de la transici¨®n democr¨¢tica, 30 de cada 100 personas de m¨¢s de 55 a?os estaban empleadas. En el a?o 2000 ese porcentaje hab¨ªa ca¨ªdo casi a la mitad, algo realmente sorprendente tanto por la magnitud de la ca¨ªda como por el hecho de que la salud ha mejorado y la esperanza de vida se ha alargado. Aunque se ha producido una tendencia similar en otros pa¨ªses, Espa?a se lleva la palma.
La otra cara de esa realidad es el elevado n¨²mero de personas mayores de 55 a?os que se han jubilado antes de los 65 a?os, o que est¨¢n acogidas a programas sociales como el subsidio de paro o los subsidios de incapacidad laboral, que de hecho son utilizados por muchas personas como v¨ªa intermedia y sustitutiva de la jubilaci¨®n.
Este comportamiento significa una p¨¦rdida de capital humano que en otras circunstancias estar¨ªa aportando sus capacidades al progreso econ¨®mico. Pero tiene tambi¨¦n consecuencias morales, dado que traslada hacia las generaciones m¨¢s j¨®venes la carga de financiar esas mayores prestaciones sociales, mediante mayores impuestos y contribuciones a la seguridad social de los que trabajan; por cierto, j¨®venes con empleos m¨¢s precarios y salarios en muchos casos m¨¢s bajos que las pensiones de los prejubilados.
Si se mantiene en el futuro la utilizaci¨®n que hoy hacen los mayores del sistema de pensiones, de los subsidios de incapacidad, as¨ª como de las pautas actuales de consumo sanitario, el porcentaje de los beneficios atribuibles a las personas mayores en Espa?a se incrementar¨¢ del 12% del PIB del a?o 2000 al 33% en el a?o 2040, un aumento muy superior al estimado para otros pa¨ªses, de acuerdo con estimaciones del Center for Strategic International Studies (2004).
En la actualidad, aproximadamente la mitad del gasto p¨²blico va destinado a gasto social: de ¨¦ste, el 10% del PIB va a pensiones, el 6% a sanidad, el 2,4% a desempleo, el 1,5% a invalidez, el 0,5% a familia, el 4,5% a educaci¨®n y el 0,3% a vivienda. Probablemente, en el balance global, los mayores resultan mucho m¨¢s beneficiados que las generaciones j¨®venes.
En un estudio reciente, Guillem L¨®pez-Casasnovas y Ana Moster¨ªn (Nota d'econom¨ªa 86, tercer cuatrimestre de 2006, p¨¢ginas 9-27) han calculado para Catalu?a el rendimiento que obtienen las personas mayores de esos gastos sociales (sus tasas internas de rendimiento o TIR). Todo apunta a que en las circunstancias actuales los j¨®venes conseguir¨¢n unos balances del Estado de bienestar peores que los que han obtenido las personas mayores. Ese balance puede agravarse en el futuro, dado el diferente grado de flexibilidad que tienen los gastos sociales para mayores y para j¨®venes, y el mayor peso pol¨ªtico que tienen los mayores como consecuencia del cambio demogr¨¢fico y del aumento de la esperanza de vida.
Como se?alan los autores, esto no justifica ning¨²n cambio radical de las pol¨ªticas p¨²blicas (entre otras razones porque eso depende del an¨¢lisis de cargas y beneficios a lo largo del ciclo vital de las personas: j¨®venes de ayer y mayores de hoy, y j¨®venes de hoy cuando sean mayores). Pero s¨ª exige modificaciones a?o a a?o de las actuales pol¨ªticas sociales que corrijan las patolog¨ªas que est¨¢n detr¨¢s de algunos de esos gastos, como las jubilaciones anticipadas o los subsidios por incapacidad laboral.
?Por qu¨¦ trabajan tan pocas personas de m¨¢s de 55 a?os? ?Qui¨¦nes son los que se jubilan anticipadamente? ?A qu¨¦ responde la decisi¨®n de jubilarse? ?Qu¨¦ efectos han tenido las hasta ahora escasas reformas orientadas a retrasar la edad de jubilaci¨®n? Estas cuestiones han sido abordadas por Mar¨ªa Guti¨¦rrez-Gim¨¦nez, economista del servicio de estudios de La Caixa, en una publicaci¨®n reciente (El empleo a partir de los 55 a?os, www.estudios.lacaixa.es). Los principales resultados de este estudio son los siguientes:
En primer lugar, las personas con menores tasas de empleo son las que tienen alg¨²n tipo de incapacidad, seguidas de las que tienen bajos niveles de educaci¨®n y las de sexo femenino. La falta de flexibilidad de nuestro mercado laboral incentiva a estas personas a aprovechar las prestaciones sociales para jubilarse anticipadamente, o para acogerse a subsidios de desempleo o incapacidad. Se podr¨ªan lograr incrementos importantes de empleo aumentando la posibilidad de estos colectivos de trabajar a tiempo parcial, porque sus opciones actuales son trabajar a tiempo completo o no trabajar.
En segundo lugar, el estudio muestra que, en igualdad de condiciones, las mujeres tienden a jubilarse antes que los hombres, y existen diferencias destacables seg¨²n el nivel de estudios. Cuanta m¨¢s formaci¨®n, m¨¢s tard¨ªa es la jubilaci¨®n. Ocurre lo mismo cuando la decisi¨®n es pasar de estar empleado a desempleado o a abandonar la situaci¨®n activa, en muchos casos acogi¨¦ndose a prestaciones por incapacidad. Las implicaciones de pol¨ªtica son claras: hay que evitar que las pol¨ªticas sociales incentiven este tipo de decisiones y, a la vez, incentivar la reincorporaci¨®n de estos grupos a un puesto de trabajo, especialmente en el caso de personas con alg¨²n tipo de incapacidad.
El estudio confirma adem¨¢s que las reformas de 2002 (que modificaron el sistema de incentivos para jubilarse anticipadamente e introdujeron bonificaciones fiscales para los empresarios que retengan a trabajadores de 60 a?os o m¨¢s) han ayudado a reducir las jubilaciones y han dado lugar a un incremento significativo del empleo de las personas de 60 a?os o m¨¢s.
Sabemos algo m¨¢s de las causas de la patol¨®gica tendencia a prejubilarse. Sabemos el tipo de medidas que pueden corregirla de forma gradual y no traum¨¢tica. Hay que avanzar por este camino para evitar el conflicto entre mayores y j¨®venes por los gastos sociales y para corregir esta tendencia patol¨®gica a jubilarse anticipadamente.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Barcelona.
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