Un parvulario franc¨¦s deja a pan y agua a nueve ni?os por no pagar
El 'caso Maincy' causa un esc¨¢ndalo y entra de lleno en la campa?a
La noticia de que nueve ni?os, de entre tres y seis a?os, se quedaron el lunes a pan y agua en un parvulario cercano a Par¨ªs ha entrado de lleno en la campa?a electoral. Mientras la socialista S¨¦gol¨¨ne Royal calificaba de "vergonzoso" lo sucedido, y el centrista Fran?ois Bayrou denunciaba el "salvajismo" de la situaci¨®n, el conservador Nicolas Sarkozy, que ha centrado su campa?a en acabar con la "Francia asistida", guardaba silencio.
Los padres de los ni?os hab¨ªan olvidado pagar por adelantado la comida. Un retraso relativo si se tiene en cuenta que el lunes era d¨ªa 2, pero los profesores fueron implacables. Como no se hab¨ªa avisado al servicio de comidas, los nueve peque?os tuvieron que contentarse con pan y agua mientras sus compa?eros disfrutaban de su comida habitual. Pascale Coffinet, la alcaldesa de Maincy, una peque?a localidad 50 kil¨®metros al sur de Par¨ªs, ech¨® la culpa a los profesores, pero insisti¨® en que si no pagaban no comer¨ªan.
"Es impensable que en nuestros d¨ªas los peque?os puedan ser tratados de esta manera", dijo Royal, que en el ¨²ltimo tramo de la campa?a ha potenciado su perfil de izquierdas, intensificando, por ejemplo, las cr¨ªticas contra las propuestas fiscales y laborales de Sarkozy, empezando por el IVA social, que deber¨ªa sustituir al impuesto sobre la renta.
Tambi¨¦n ha entrado en la pelea cuerpo a cuerpo con el ex ministro del Interior, para satisfacci¨®n de la parroquia socialista, harta de no responder a los ataques de la derecha. "Es un mentiroso. ?Puede un mentiroso convertirse en presidente de la Rep¨²blica?", pregunt¨® Royal respondiendo a las acusaciones de su rival. "Creo que ha perdido los nervios y la compostura", replic¨® Sarkozy poco despu¨¦s.
Royal intenta recuperar los votantes de las clases populares que han abandonado la izquierda y votan desde hace tiempo a la extrema derecha del Frente Nacional. Son ciudadanos que se sienten desprotegidos por el Estado, que no esconden su rechazo a la poblaci¨®n inmigrante y que tienen miedo al cambio. Son dif¨ªcilmente recuperables por la derecha din¨¢mica y voluntarista de Sarkozy.
Empate t¨¦cnico
A poco m¨¢s de dos semanas de la primera vuelta, el baile de los sondeos se?ala una situaci¨®n de empate t¨¦cnico entre Royal y Sarkozy, con Bayrou ligeramente retrasado y el ultraderechista Jean-Marie Le Pen agazapado en una inquietante cuarta posici¨®n pero creciendo sin hacer ruido. Las encuestas le conceden un 14% de intenci¨®n de voto, bastante m¨¢s de lo que le daban hace cinco a?os, cuando pas¨® a la segunda vuelta contra Jacques Chirac y dej¨® en la cuneta al socialista Lionel Jospin.
Le Pen se presenta en esta elecci¨®n como el gran valedor de las clases populares, de aquellos que incluso en un determinado momento fueron votantes comunistas, y que ahora sienten que el Estado les ha abandonado para dilapida el patrimonio en subsidios a los inmigrantes.Su programa hace una clara diferencia entre "los franceses" y "los extranjeros". A los primeros les concede la prioridad en empleo y vivienda y la exclusividad en las ayudas y prestaciones familiares. A los segundos les aplica un aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social de un 35% si quieren beneficiarse de la sanidad p¨²blica y del seguro de desempleo.
Pese a que se presenta como un defensor del modelo social franc¨¦s y del papel del Estado, su programa desmiente completamente los principios igualitarios de la Rep¨²blica. En cuanto a la escuela, por ejemplo, aboga por la creaci¨®n del cheque escolar que permita a las familias escoger el centro que deseen, p¨²blico o privado.
Candidatos sin l¨ªmite de velocidad
El semanario automovil¨ªstico Auto Hebdo decidi¨® controlar la velocidad a la que se desplazan los principales candidatos a la presidencia francesa. Y los resultados no son ejemplares: los cuatro m¨¢s importantes superaron ampliamente los l¨ªmites permitidos por la ley y hubieran perdido parte de sus puntos del carn¨¦ en el caso de haber estado al volante en vez de sus ch¨®feres.
El Renault de Nicolas Sarkozy, que como ministro del Interior fue el responsable de la instalaci¨®n masiva de radares en toda Francia, fue cazado a 130 kil¨®metros por hora en un tramo cuya velocidad m¨¢xima es de 70. El Peugeot del centrista Fran?ois Bay-rou circulaba a 120 kil¨®metros por hora en un t¨²nel donde el m¨¢ximo permitido es tambi¨¦n de 70. El Renault de la socialista S¨¦gol¨¨ne Royal circulaba a 156 por hora en una zona limitada a 110. Lo curioso es que los tres son partidarios de la limitaci¨®n de velocidad en las carreteras.
El ¨²nico coherente fue el l¨ªder ultraderechista Jean-Marie Le Pen. En su programa contempla aumentar hasta 150 la velocidad m¨¢xima en las autopistas y aumentar el m¨¢ximo de alcohol en sangre permitido para poder sentarse ante un volante. Su Peugeot fue controlado a 185 kil¨®metros por hora en una autopista donde el m¨¢ximo es 130.
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