?Tiene alma Europa?
La Uni¨®n Europea fue un ni?o en cuya concepci¨®n intervinieron muchos padres, incluido el american¨ªsimo George Marshall, con su famoso plan que abol¨ªa las barreras arancelarias y promov¨ªa la cooperaci¨®n econ¨®mica entre las naciones europeas. Una Uni¨®n Europea de 27 miembros era algo con lo que ni se pod¨ªa so?ar hace 50 a?os, cuando seis pa¨ªses formaron la Comunidad Econ¨®mica Europea. Ahora que tenemos una Uni¨®n, no parece que nadie le tenga demasiado afecto. Los franceses y los holandeses, en un arrebato de despecho, votaron contra una Constituci¨®n para la UE que pocos se hab¨ªan molestado en leer. ?Y qui¨¦n puede reproch¨¢rselo? Era ilegible.
"Debemos dar un alma a Europa", ha dicho Angela Merkel, la canciller alemana, cuyo pa¨ªs preside en la actualidad la UE. En parecidos t¨¦rminos se expres¨® el cineasta alem¨¢n Wim Wenders en una conferencia que pronunci¨® hace poco, titulada Un alma para Europa. Tambi¨¦n ¨¦l se mostr¨® preocupado porque hay un vac¨ªo espiritual donde deber¨ªa estar el coraz¨®n de Europa. Como es l¨®gico en alguien de su oficio, ¨¦l cree que el esp¨ªritu est¨¢ hecho de celuloide y que el alma europea se encuentra en las pel¨ªculas de Pedro Almod¨®var, Federico Fellini y Andrej Wajda. Pero, por desgracia, y por emplear una frase de una de sus propias pel¨ªculas, "Am¨¦rica ha colonizado nuestra alma". Es decir, los europeos son adictos irremediables a Hollywood.
No hay duda de que es una idea rom¨¢ntica ¨¦sta del alma nacional o continental. Para los patriotas alemanes del siglo XIX, era un esp¨ªritu nacional, expresado en la poes¨ªa y la filosof¨ªa, que desafiaba el racionalismo franc¨¦s. Para los conservadores del periodo de entreguerras, y para muchos europeos de la generaci¨®n de Wim Wenders, significa la liberaci¨®n del materialismo estadounidense. Estados Unidos es dinero, mientras que Europa, seg¨²n Wenders, "no s¨®lo es mercados, es tambi¨¦n valores y cultura". M¨¢s a¨²n, considera que Europa es "santa". En opini¨®n de Wenders, para dar con una alternativa al Sue?o Americano, los europeos, en especial los cineastas europeos, deber¨ªan crear un Sue?o Europeo sagrado.
Angela Merkel tiene los pies un poco m¨¢s en la tierra. Se refiri¨® a "la Europa de los proyectos". Habl¨® de "redes el¨¦ctricas en condiciones" y "gaseoductos en condiciones", como el gaseoducto del mar B¨¢ltico que est¨¢ construy¨¦ndose entre Rusia y Alemania. Son proyectos importantes, sin duda, pero con pocas probabilidades de llegar a muchos corazones ni despertar muchas almas.
Lo malo del alma es que es una cosa demasiado vaga para utilizarla. Es cierto que algunas figuras nacionales, como los c¨®micos de televisi¨®n, o los futbolistas famosos, o los presentadores de noticias, pueden dar sensaci¨®n de comunidad. Tambi¨¦n es cierto que las pel¨ªculas de Fellini expresan algo que todos reconocemos como una sensibilidad italiana. Pero Wenders tiene raz¨®n: lo que tienen en com¨²n la mayor¨ªa de los europeos no es el amor a las pel¨ªculas europeas de arte y ensayo, sino al cine popular estadounidense. Si la cultura popular de Estados Unidos tiene tanto ¨¦xito no es s¨®lo porque dispone de m¨¢s presupuesto, sino porque cuenta con una larga historia de saber superar las diferencias culturales. Como la comida r¨¢pida, apela a los instintos -y no siempre a los m¨¢s elevados- que todos poseemos. No estoy seguro de que los artistas europeos tengan que aspirar a eso. En Estados Unidos, todo tiende hacia la homogeneidad. ?No es mejor celebrar la diversidad europea? ?Qu¨¦ ser¨ªa de Fellini sin Italia, o de Almod¨®var sin Espa?a?
Para una persona religiosa, el alma es m¨¢s tangible. El di-funto papa Juan Pablo II quer¨ªa que se mencionara la fe cristiana en la Constituci¨®n europea. El primado h¨²ngaro, monse?or Peter Erdoe, afirm¨® que "sin el cristianismo, el coraz¨®n de Europa desaparecer¨ªa". El actual Gobierno polaco ha adoptado la misma posici¨®n. La cultura judeocristiana, como las culturas de Grecia y Roma, forman parte de la historia europea com¨²n. Sin embargo, ahora que los europeos, en su mayor¨ªa, se enorgullecen de ser laicos, y los religiosos son muchas veces musulmanes o inmigrantes de antiguas colonias europeas, dar una definici¨®n religiosa del alma europea ser¨ªa err¨®neo y deshonesto.
Por otro lado, incluso los europeos laicos, que jam¨¢s pondr¨ªan los pies en una iglesia o una sinagoga, se oponen con frecuencia a que Turqu¨ªa ingrese en la Uni¨®n Europea, no s¨®lo por los problemas con los derechos humanos, sino precisamente porque Turqu¨ªa no es un pa¨ªs cristiano. Pocos lo dicen a las claras, por supuesto, por miedo a que parezca que tienen prejuicios. Prefieren decir que la Ilustraci¨®n es el nexo que une a Europa. Pero decir que "los valores de la Ilustraci¨®n" definen el alma de Europa resultar¨ªa extra?o, porque los valores de la libertad de expresi¨®n y la investigaci¨®n cient¨ªfica los comparte gente de todo el mundo. No admiramos la Ilustraci¨®n porque representa un esp¨ªritu nacional, sino, todo lo contrario, por su valor universal.
El 50? aniversario de Europa podr¨ªa ser, tal vez, una ocasi¨®n para acabar con la palabrer¨ªa. La cooperaci¨®n europea comenz¨® como un proyecto pr¨¢ctico de tipo econ¨®mico, no como algo espiritual. Y as¨ª debe ser. La Ilustraci¨®n nos ense?¨® que la defensa inteligente de nuestros intereses es muchas veces lo que m¨¢s vale. Lo m¨¢s ejemplar de la UE es la movilidad de sus ciudadanos, el hecho de que los europeos puedan vivir y trabajar en cualquier lugar de Europa que deseen. Que haya m¨¢s obreros polacos en Par¨ªs, m¨¢s dise?adores brit¨¢nicos en Berl¨ªn y m¨¢s empresarios franceses en Londres. Una de las grandes iron¨ªas de los ¨²ltimos decenios es que Londres, la capital de un pa¨ªs que rechaz¨® tantos sue?os europeos, se haya convertido en la gran metr¨®polis europea. A ella acude gente de todas partes porque Londres les ofrece la libertad para perseguir sus sue?os. Unos sue?os que a menudo son materialistas y, a veces, incluso vulgares, pero que, en conjunto, constituyen algo que, a falta de otro t¨¦rmino mejor, podr¨ªa llamarse el alma europea.
Ian Buruma es escritor holand¨¦s. Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia.
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