Oficios de Semana Santa
El bueno
La pregunta es en qu¨¦ contribuir¨ªa el asesinato de Savater a la felicidad del pueblo vasco, cuando la obra, la figura y el donaire de este fil¨®sofo bastan para demostrar que es mejor tirar de palabras que de pistolas
Rodr¨ªguez Zapatero lleva la bondad en la cara, aunque hay que estar muy curtido en muchas batallas para ser diputado socialista durante tanto tiempo y tan oscuro y postularse para jefe y conseguirlo. Se le reprocha que no est¨¦ cerca de la gente, pero eso importa poco cuando todo el mundo sospecha que podr¨ªa estarlo si quisiera, y no como otros. Sus cejas enarcadas conservan el asombro de un adolescente canutero mientras que un asomo de mofletes abunda en la candidez de una sonrisa antes de ser devorado por la espina de la rosa, todo ello bajo el paraguas de una mirada atenta y desde?osa que sugiere no que el protagonista ocupa un lugar de paso sino que todo pasar¨¢ antes de que cambie de lugar. Camina como el t¨ªmido que, pese a todo, est¨¢ seguro de lo que tiene que decir, aunque a veces se trabuca, y en su actitud as¨ª como gen¨¦rica hay ese aliento de la infancia que da como sabido que cualquier cambio habr¨¢ de mejorarnos.
El feo
Fernando Savater (amenazas de matones mafiosos aparte) es un articulista gracioso m¨¢s que ingenioso, de esos que se pierden por un chiste, tanto si viene a cuento como si no, y que adoba las m¨¢s sesudas (de esos sesos que algunos ingieren todav¨ªa en algunos tabernuchos, o tabern¨¢culos) reflexiones filos¨®ficas con recuerdos de una infancia irrecuperable a la que, a juzgar por lo que todav¨ªa dice, debe estar muy agradecido, no se sabe bien por qu¨¦ misterio. El asunto es el nacionalismo, que s¨®lo existir¨ªa en su fiera variante perif¨¦rica. Cuando se escribe que "los nacionalistas no quieren romper el pa¨ªs sino obtener beneficios dentro de ¨¦l" (deber¨ªa pedir perd¨®n por ese atropello a la sintaxis), se concluye que "no se trata de matar a la vaca sino de orde?arla al m¨¢ximo". Me pregunto por qu¨¦ este hombre de apariencia feliz que estira el cuello a los cielos cuando habla no se limita a tratar con los caballos que tanto le fascinan en carrera.
El malo
Nadie puede negar que Mariano Rajoy ha dejado de ser gallego para convertirse en un madrile?o tan postinero cuando menos como esa Esperanza Aguirre que, me parece, alg¨²n parentesco conserva con la familia Gil de Biedma, de la que sali¨® un gran poeta dom¨¦stico, a medio camino entre la obligaci¨®n de las tabaqueras filipinas y el recorrido pand¨¦mico y celeste por las Ramblas barcelonesas. Madrid es mucho, es cierto, y por eso Joaqu¨ªn Leguina reconvirti¨® la antigua Direcci¨®n General de Seguridad en sede del Gobierno madrile?o. Y si hasta Fraga Iribarne ha sido presidente de la Galicia aut¨®noma despu¨¦s de serlo casi todo bajo Franco, capaz incluso de disparar por error en una cacer¨ªa sobre el culo menos indicado, ?de qu¨¦ haza?as cil¨ªquicas no ser¨¢ capaz Rajoy una vez persuadido de que sus complejos gallegueros los aten¨²a Jim¨¦nez mientras los obispos lo permitan?
El ecologista
Se llama Nicolas Hulot, as¨ª que dispone de un apellido inmortalizado por las pel¨ªculas de Jacques Tati. Pero no se conforma con eso. En su opini¨®n, seg¨²n tiene declarado a este peri¨®dico, el debate entre izquierda y derecha est¨¢ superado, ya que tanto el colectivismo como el ultraliberalismo habr¨ªan fracasado. ?La soluci¨®n a los problemas del mundo? Un reparto m¨¢s equilibrado de la riqueza (es lo mismo que dec¨ªa Jesucristo) y que todos seamos mejores. Preguntado por el turismo de masas, se descuelga con un galimat¨ªas del tipo: "Tenemos que parar de creer que distancia es igualdad a felicidad, que la belleza es proporcional a la lejan¨ªa". ?Y si la gente quiere visitar lugares m¨¢s o menos remotos? Por lo dem¨¢s, considera que el avi¨®n es ¨²til entre continentes, pero que hay que limitar su uso intracontinental. ?Y si la gente quiere viajar as¨ª? Por eso no extra?a que termine diciendo que "la ¨¦poca de los viajes baratos debiera acabarse". M¨¢s que ecologista, parece el Mes¨ªas.
El negocio de los ni?os
Supongo yo que si se ven tantos ni?os chinos con sus padres adoptivos espa?oles ser¨¢ porque en China resulta m¨¢s barata la operaci¨®n o menos engorrosa, pero, en fin, cada cual deposita el afecto donde quiere. Lo que ya est¨¢ menos claro es que, al parecer, una ONG llamada Intervida se dedique a negociar con los sentimientos ajenos a cuenta del apadrinamiento de ni?os lejanos, a raz¨®n de 21 euros por mes y ni?o. Ese ventajoso lavado de conciencia ha sido ejercido en Espa?a por 350.000 adultos, lo que supone unos ingresos anuales de casi cien millones. No est¨¢ nada mal. Y si casi la mitad se han desviado, seg¨²n parece, a inversiones inmobiliarias, en empresas constructoras y en la industria farmac¨¦utica, ser¨¢ sin duda para rentabilizar ese capital a favor de los ni?os apadrinados.
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