Suicidas ilimitados
El derribo de la gran estatua de Sadam Husein en Bagdad -hoy hace cuatro a?os- fue un gran montaje publicitario. Primero, un soldado norteamericano iz¨® encima una bandera de su pa¨ªs, para ser ordenado que la reemplazara por otra iraqu¨ª (se supon¨ªa que era una liberaci¨®n, no una conquista), y con un veh¨ªculo militar, echarla abajo. Result¨® f¨¢cil hacer caer la estatua de un sanguinario dictador. Ahora, buena parte de Irak, y especialmente Bagdad, viven otro tipo de dictadura: la del caos del horror. No hay estatua que derribar cuando d¨ªa tras d¨ªa el manantial de los suicidas sigue alimentando, aparentemente sin l¨ªmites, el terror. Estados Unidos no se esperaba esto cuando invadi¨® un pa¨ªs sin armas de destrucci¨®n masiva y sin terrorismo de Al Qaeda. Hoy, seg¨²n informes occidentales, Al Qaeda est¨¢ ganando la partida en Irak y parece dominar sobre la insurgencia. Donde no hab¨ªa un problema, como ahora admite el Pent¨¢gono, ha nacido uno de enormes proporciones que seguiremos pagando todos durante a?os y lustros.
Tras ver que en Irak no vitoreaban a sus soldados como cuando entraban en pueblos y ciudades francesas en la Lib¨¦ration (que lo fue), Estados Unidos primero culp¨® de la violencia en Irak a Al Qaeda, para luego percatarse de que tambi¨¦n estaba chocando con una o varias guerras de resistencia nacional, esencialmente sun¨ª, pero posteriormente tambi¨¦n chi¨ª, y se encontraba, como ocupante, en medio de un conflicto civil. George W. Bush, haciendo caso omiso de las recomendaciones del informe Baker-Hamilton, ha optado por mandar m¨¢s tropas, la famosa surge (crecida), al tiempo que ha lanzado unas conversaciones con una parte de la insurgencia sun¨ª. Era hora de este contacto, pero quiz¨¢s llega tarde. Pues es Al Qaeda la que parece haberse hecho con el grueso de la capacidad de violencia en Irak. Estados Unidos no ha hecho sino alimentar a la hidra, sin poder, como H¨¦rcules, cortar todas sus cabezas a la vez.
?De d¨®nde salen estos suicidas que parecen no tener fin, aunque s¨ª un doble objetivo: echar a los norteamericanos y provocar una guerra civil? Empezaron ya incluso antes de la toma de Bagdad. El 29 de marzo de 2003, un soldado iraqu¨ª se inmolaba matando a cuatro norteamericanos. Desde entonces hasta ahora ha habido en Irak casi 700 ataques suicidas -en su mayor¨ªa sun¨ªes, pues este m¨¦todo no entraba en la tradici¨®n chi¨ª-, algunos involucrando a m¨¢s de un autor, y con un efecto devastador, pues estos ataques son de una pavorosa productividad. D¨ªa tras d¨ªa llegan noticias de atentados en Irak (y ahora en Afganist¨¢n) contra todo tipo de objetivos: chi¨ªes, sun¨ªes y otras etnias, polic¨ªas, pol¨ªticos y fuerzas ocupantes, en Bagdad u en otros lugares, y con una eficacia que ha aumentado de forma aterradora, pues es capaz de golpear simult¨¢nea o consecutivamente en plazas diversas. Seg¨²n medios occidentales, la mayor¨ªa de estos ataques son ahora obra de Al Qaeda en lo que esta organizaci¨®n denomina, no sin raz¨®n, el "Estado Isl¨¢mico de Irak" (que lo es).
La surge, con 21.500 soldados m¨¢s, desplegados desde el pasado 14 de febrero, intentaba imponer orden en Bagdad y en alg¨²n otro lugar. Puede llegar a frenar temporalmente (pues a¨²n no lo ha logrado) esta ola de atentados. Pero, de momento, el ocupante y el Gobierno iraqu¨ª est¨¢n perdiendo la batalla medi¨¢tica que Al Qaeda sabe librar tan bien. Pues lo que parece haber, m¨¢s que una crecida de soldados norteamericanos, es una surge alqaediana. Los disparos contra civiles parecen haberse reducido. Los coches y camiones bomba, no. Y no hay explicaci¨®n clara sobre esta reserva aparentemente sin l¨ªmite de suicidas, adem¨¢s de explosivos y veh¨ªculos.
Algunos se preguntan si en Irak Al Qaeda no se ha convertido en la vanguardia de la insurgencia. La Base debe contar con una buena red local, incluso si no buscan el apoyo de la poblaci¨®n, ya ni siquiera en la lucha contra el ocupante, sino el miedo. La din¨¢mica terrorista de Al Qaeda podr¨ªa haber tomado la vez sobre la patri¨®tica, o al menos estar a la par. ?Qu¨¦ grandes estrategas los que han logrado esto! aortega@elpais.es
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