El poeta que am¨® a Picasso
Josep Palau i Fabre ha tendido puentes entre las culturas europeas
Josep Palau i Fabre (Barcelona, 1917) es uno de los escritores m¨¢s universales que cabe imaginar; en su literatura se ha servido con ¨¦xito de casi todos los g¨¦neros: la poes¨ªa, la prosa, el teatro, el ensayo y la traducci¨®n. Sus puntos de referencia, los temas de su inter¨¦s son universales y provienen de culturas diversas, desde la filosof¨ªa cl¨¢sica y las tragedias griegas con sus eternos mitos, pasando por las grandes figuras de la Edad Media y el Renacimiento como Ausias March y Shakespeare, hasta la experimentaci¨®n m¨¢s moderna, representada por Artaud o Maiakovski.
Puente entre varias culturas, b¨¢sicamente la francesa, la catalana y la castellana, Palau i Fabre ejerce como traductor y promotor de autores espa?oles en Francia. Asimismo, traduce al franc¨¦s a Ramon Llull, fil¨®sofo que influy¨® mucho en el surrealismo a partir de una traducci¨®n anterior de Max Jacob. Escribe a la perfecci¨®n en esos tres idiomas, traduce a todos ellos y si elige el catal¨¢n como lengua de expresi¨®n literaria es para brindar su apoyo a ese idioma maltratado por el franquismo. Pero, por encima de todo, se consagra a Picasso.
Al conocer al pintor malague?o y trabar amistad con ¨¦l, Palau queda hechizado, subordinando su propia creaci¨®n literaria al estudio del gran pintor, a quien dedica una veintena de libros que le convierten en uno de los especialistas m¨¢s apreciados en la materia.
Durante mis almuerzos mensuales con el escritor me gusta dar pie a sus recuerdos. Palau me confiesa que la soledad fue su fiel compa?era a lo largo de la vida: al nacer, su madre lo dej¨® en manos de una nodriza, y a los siete a?os lo envi¨® a un internado. Evoca tambi¨¦n la Barcelona anterior a la Guerra Civil, que conoci¨® como estudiante, con sus interiores oscuros y se?oras con aspecto de monjas sirviendo bizcochos.
M¨¢s tarde, sinti¨¦ndose un hombre libre, Palau huy¨® de los excesos franquistas. Su exilio parisiense, que dur¨® 15 a?os, en los cuarenta y cincuenta, signific¨® desarraigo adem¨¢s de soledad: desarraigo en una sociedad que el poeta hallaba demasiado chovinista y grandilocuente para su gusto, y la m¨¢s profunda soledad en medio del tumulto. Fue la soledad la que le hizo componer poes¨ªa, esos Poemas del alquimista que demostraron su maestr¨ªa en ese campo.
El escritor recuerda Par¨ªs: el Caf¨¦ Flore donde acud¨ªa, hace medio siglo, para calentarse y escribir ante una taza de caf¨¦, y donde observaba a Sartre y Simone de Beauvoir, a Dora Maar clavando un cuchillo entre los dedos de su mano derecha para atraer la atenci¨®n de Picasso, acomodado en otra mesa; los encuentros parisienses con Camus, Sartre, Artaud, Octavio Paz, Juan Goytisolo, Andr¨¦ Breton, Thomas Mann, Dos Passos y el mismo Picasso. Varios de ellos, en 1949, firmar¨ªan el manifiesto de Palau i Fabre contra el franquismo y la entrada de Espa?a en la ONU.
El retorno a la Espa?a a¨²n franquista represent¨® confrontarse con un nuevo desarraigo en un pa¨ªs tenebroso, y el hombre libre que siempre fue Palau busc¨® refugio en el aislamiento f¨ªsico y mental m¨¢s profundo, en una humilde caba?a fustigada por la tramontana, en un rinc¨®n yermo y aislado de la Costa Brava donde vivi¨® como un ermita?o, obsesionado por una idea fija: Picasso; explorarlo, dedicarle sus d¨ªas, entregarle la vida entera. Y dedicarse a la creaci¨®n de su obra teatral, innovadora y transgresora. Entonces Palau ya sab¨ªa, y aceptaba, que era un individuo de cavernas, un alquimista y hombre de genio, hura?o y alienado. "Siempre, en todas partes, me sent¨ª distinto a los dem¨¢s; y eso es algo que no resulta c¨®modo", me repite una y otra vez.
Su soledad era fruto de su libertad, al igual que su pobreza. Y es que Palau dedicaba los honorarios que recib¨ªa por sus libros sobre Picasso a comprar obras de pintores que entonces despuntaban. Hoy, en su Fundaci¨®n de Caldes d'Estrac, en las cercan¨ªas de Barcelona, creada hace pocos a?os, lucen obras de su colecci¨®n de pintores como Perejaume, Barcel¨®, T¨¤pies y Frederic Amat, adem¨¢s de las obras de sus amigos: Mir¨®, Torres Garc¨ªa y, sobre todo, Picasso. Palau me acompa?a por una sala enorme dedicada a las obras del pintor malague?o, y se?ala un retrato de Jacqueline: "?sta, su ¨²ltima mujer", dice, "me separ¨® de Picasso un a?o antes de su muerte, por celos posesivos".
En la ¨²ltima d¨¦cada, s¨²bitamente, ese ermita?o taciturno se vio condecorado con medallas y premios en su ciudad natal; Galaxia Gutenberg emprendi¨® la publicaci¨®n de sus obras completas; su obra teatral se representa en Europa. En Madrid, centenares de oyentes entusiasmados aplaudieron uno de sus recitales; en Nueva York, Laurie Anderson recit¨® sus poemas; en Venecia, al presentarse en la Fundaci¨®n Guggenheim su libro Dancing Notes on Las Meninas, Palau recit¨® a Dante de memoria. Y luego, ese poeta universal volvi¨® a su soledad en medio de libros y recuerdos, sensaciones y manuscritos; regres¨® a su chispeante soledad de creador.
UN AMPLIO PROGRAMA
Galaxia Gutenberg finaliz¨® en diciembre la edici¨®n de las obras completas en catal¨¢n de Palau i Fabre y en 2002 public¨® en castellano Poemas del alquimista con pr¨®logo de Juan Goytisolo
En 2002 se cre¨® la Fundaci¨®n Palau en Caldes d'Estrac (www.fundaciopalau.cat)
Del 16 al 22 de abril, el barcelon¨¦s Espai Brossa (www.espaibrossa.com) organiza actividades bajo el lema "Palau i Fabre: sexo, mito y libertad"
El d¨ªa 21, en el Auditori de Barcelona se estrenar¨¢ un espect¨¢culo musical basado en textos del poeta
Babelia
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