Dial¨¦ctica y sensualidad
La holandesa Marijke van Warmerdam (1959) asegura que no ha habido ning¨²n artista que haya influido especialmente en su trabajo, pero en sus esculturas, fotograf¨ªas, pel¨ªculas y dibujos hechos con ordenador vive, como agazapada, una mezcla activa de Giacometti, Man Ray, Duchamp, los land artists, Polke y hasta el sublime banal de Fischli & Weiss. En First Drop -una gran bola de algod¨®n colgada de la pared de la que asoma, como un ojo/espejo, una "gota de lluvia" a punto de caer-, la artista convoca al visitante a mirar y ser visto, en un juego narcisista que despliega un campo ac¨®smico y preindividual que implica toda una f¨ªsica, e incluso una moral de esa f¨ªsica (esta obra ser¨ªa una respuesta a la famosa pieza de Polke Higher beings commaned: paint the top right corner black). En The weight of colour, Van Warmerdam recrea la inestabilidad din¨¢mica del color a trav¨¦s de una escultura que recuerda los juegos de equilibrio de Giacometti, pero sin la carga de violencia y sexualidad, m¨¢s bien nos habla de c¨®mo el ojo inspecciona el fondo y halla la forma, y c¨®mo ese mismo cuerpo puede bloquear la luz. Dream machine es una pel¨ªcula en bucle sobre el infalible viaje de una gota de leche en un vaso de agua, un bello ballet sinest¨¦sico que contrasta con la escultural y amenazante presencia del proyector. Otros filmes muestran su inter¨¦s por la repetici¨®n y los "microclimas" dom¨¦sticos. En Handstand, una joven insiste una y otra vez en mantenerse verticalmente boca abajo frente a una pared. En With no hands, el espectador es invitado a ocupar visualmente el sill¨ªn de una bicicleta conducida sin manos y despegar hacia el cielo milagrosamente. Y en Weather forecast, la artista "produce" toda clase de fen¨®menos atmosf¨¦ricos en una ba?era colocada en el centro de una habitaci¨®n desnuda.
MARIJKE VAN WARMERDAM
Galer¨ªa Estrany & De la Mota
Passatge Mercader, 18 Barcelona
Hasta el 12 de mayo
Del conjunto que exhibe Estrany & De la Mota, dos trabajos, Speed y Take a long break I, ilustran el sentido "circular" del tiempo en la obra de Van Warmerdam. Dos grandes fotograf¨ªas de doble cara cuelgan del techo y giran gracias al aire que produce un ventilador. La imagen reproducida se parece a un anuncio publicitario que nunca est¨¢ quieto: una taza de desayuno sobre un plato, decorado con topos de colores. El visitante intenta ver las alteraciones producidas en una de las caras. Una manera de describir la mirada que el arte reclama, la que sirve de transacci¨®n entre la obra y el observador. La importancia de la temporalidad de esa mirada no reside, como dir¨ªan los formalistas, en que ¨¦sta ha de ser suprimida (al coger "por sorpresa a la obra y percibirla instant¨¢neamente como un todo"). Al contrario, la mirada circula libremente por ella en toda su dial¨¦ctica y sensualidad.
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