Nacionalismo conservador o catalanismo social
Como era de esperar, la publicaci¨®n de mi art¨ªculo La polarizaci¨®n ling¨¹¨ªstica, medi¨¢tica y pol¨ªtica catalana en el EL PA?S, edici¨®n de Catalu?a (20 de febrero de 2007) moviliz¨® bastantes respuestas. En el art¨ªculo indicaba que la polarizaci¨®n ling¨¹¨ªstica, cultural y pol¨ªtica en Catalu?a (bien documentada en los informes del Gobierno de la Generalitat que comentaba en mi art¨ªculo y que eran la fuente de los datos que presentaba) explicaba en parte la escasa participaci¨®n de grandes sectores de la poblaci¨®n catalana de habla castellana en las elecciones auton¨®micas y que esta abstenci¨®n era un indicador -escrib¨ªa yo- de la distancia existente entre estos sectores abstencionistas y el establishment pol¨ªtico-medi¨¢tico catal¨¢n que se expresaba casi exclusivamente en catal¨¢n, y en medios p¨²blicos de la Generalitat tales como TV-3 y Catalunya R¨¤dio, los cuales continuaban reproduciendo la cultura nacionalista (con importantes y numerosas excepciones) que fue dominante durante los gobiernos nacionalistas conservadores.
Varios colaboradores perennes de tales medios que gozan de gran visibilidad medi¨¢tica en ellos respondieron con gran hostilidad, utilizando insultos y sarcasmos, lo cual era, por desgracia, predecible. Uno de ellos, colaborador asiduo de estas p¨¢ginas, intent¨® desmerecer el argumento de que la elevada abstenci¨®n en Catalu?a respond¨ªa, en parte, a la polarizaci¨®n ling¨¹¨ªstica, cultural y social existente en Catalu?a se?alando que la abstenci¨®n hab¨ªa sido incluso m¨¢s acentuada en el refer¨¦ndum del Estatuto de Andaluc¨ªa que en el de Catalu?a, ignorando que Andaluc¨ªa ha tenido en todas las elecciones auton¨®micas (excepto en 1988) menor abstenci¨®n que las catalanas, mientras que en las legislativas la abstenci¨®n ha sido semejante en ambas comunidades aut¨®nomas. Ni que decir tiene que la abstenci¨®n electoral responde a causas espec¨ªficas en cada caso. Ahora bien, es importante se?alar que en el caso catal¨¢n, la abstenci¨®n en las elecciones auton¨®micas se da en mayor intensidad -tal como muestran los informes de la Generalitat que citaba en mi art¨ªculo- en los sectores de la clase trabajadora de habla castellana.
Tales autores nacionalistas conservadores tambi¨¦n negaron que la mayor¨ªa de estos medios p¨²blicos de la Generalitat den mayor importancia a los asuntos identitarios y nacionalistas que a los temas sociales que afectan m¨¢s directamente la calidad de vida de las clases populares. Por lo visto, tales autores no son conscientes de lo ocurrido en las ¨²ltimas semanas, cuando las declaraciones de un dirigente independentista pidiendo un refer¨¦ndum sobre la autodeterminaci¨®n ocuparon un enorme espacio en tales medios, contrastando con la escasa atenci¨®n dedicada a la aprobaci¨®n de uno de los Presupuestos de la Generalitat con mayor sensibilidad social que se hayan aprobado en Catalu?a desde 1939, presupuesto que afectar¨¢ la calidad de vida de los catalanes y muy en particular de sus clases populares mucho m¨¢s que la discusi¨®n y el debate del derecho de autodeterminaci¨®n, cuya posibilidad de realizarse es, en este momento, pr¨¢cticamente nula. No estoy desmereciendo la importancia de este debate (de gran relevancia para Catalu?a), sino que estoy denunciando el enorme desequilibrio en la cobertura medi¨¢tica de tales hechos.
La bien probada insensibilidad hacia cuestiones sociales que caracteriz¨® a tales medios durante los gobiernos nacionalistas conservadores continu¨® durante el primer Gobierno tripartito, lo cual contribuy¨® a reproducir una imagen de conflicto interno en el Gobierno (natural, por otra parte, en cualquier gobierno de coalici¨®n en un ejecutivo europeo) y de par¨¢lisis, ignorando la puesta en marcha del mayor n¨²mero de cambios sociales que han ocurrido en Catalu?a en los ¨²ltimos 70 a?os. Una imagen falsa de par¨¢lisis que ahora, con el nuevo Gobierno tripartito, tales autores nacionalistas conservadores contin¨²an promoviendo, ignorando de nuevo las reformas importantes que tal Gobierno est¨¢ realizando.
Lo que estamos viendo en estos ¨²ltimos a?os es un cambio en la narrativa y en la pr¨¢ctica pol¨ªtica en Catalu?a, conjugando lo identitario con lo social. Aplaudo las declaraciones del dirigente independentista y vicepresidente del Gobierno catal¨¢n, Josep Llu¨ªs Carod Rovira, de que lo identitario y lo social no debieran estar en conflicto. En realidad, fueron las izquierdas las que desarrollaron siempre en Catalu?a la lucha por la justicia social y por la identidad nacional. El famoso eslogan que apareci¨® en las manifestaciones obreras en contra de la dictadura en las calles de Catalu?a era Llibertat, amnistia i Estatut d'autonomia, eslogan que hicieron suyo en un acto de solidaridad las izquierdas de otros pueblos y naciones de Espa?a. Se ha olvidado que la clase trabajadora en Catalu?a fue la que llev¨® el peso de la lucha contra la dictadura. En este sentido, y como dem¨®crata, encuentro profundamente ofensiva la expresi¨®n que el portavoz del partido nacionalista conservador utiliz¨® para descalificar al entonces candidato socialista Jos¨¦ Montilla. Su expresi¨®n de que "no da la talla" quer¨ªa decir que Montilla procede de una clase -la clase trabajadora- y no de la clase de la que ¨¦l y gran parte de sus dirigentes proceden -la burgues¨ªa catalana-, que siempre ha dominado Catalu?a. El amor, la dedicaci¨®n y el servicio a Catalu?a viene definido primordialmente por las pol¨ªticas p¨²blicas encaminadas a mejorar la calidad de vida de la poblaci¨®n catalana y muy en particular la de sus clases populares, que son la mayor¨ªa. Esto es lo que -a mi manera de entender- quiere decir el concepto de catalanismo social. En el desarrollo de tal catalanismo, el Gobierno de la Entesa encontrar¨¢ -como ya ha ido encontrando- enormes resistencias de los poderes econ¨®micos y corporativos, y de las clases sociales que han dominado la vida pol¨ªtica y medi¨¢tica de Catalu?a durante m¨¢s de medio siglo, responsables del gran retraso social de este pa¨ªs. En el a?o 2003, ¨²ltimo a?o del Gobierno nacionalista conservador, Catalu?a (y Espa?a) ten¨ªa uno de los gastos p¨²blicos sociales por habitante m¨¢s bajos de la UE-15. La realidad europea muestra que en los pa¨ªses donde las clases populares, las mujeres y las izquierdas son poderosas (por ejemplo, Suecia) tienen un bienestar social y una calidad de vida muy superior al de los pa¨ªses en que las derechas han sido dominantes (tales como Catalu?a y Espa?a). El Gobierno catalanista de izquierdas (el primero en 70 a?os) as¨ª lo ha entendido. Algunos ejemplos: los profesionales sanitarios en el sector p¨²blico estaban entre los peor pagados en Espa?a durante el periodo conservador y hoy est¨¢n entre los mejor pagados. Los recursos destinados a la atenci¨®n primaria han crecido el 31% desde el a?o 2003. Las pol¨ªticas p¨²blicas en la vivienda han sido mucho m¨¢s resolutivas que en ¨¦pocas anteriores, y as¨ª un largo etc¨¦tera. Tales datos nunca contaminan la narrativa de los autores nacionalistas conservadores que hegemonizan nuestros medios de persuasi¨®n.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Pol¨ªticas P¨²blicas de la UPF.
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