China seduce en Tokio
Pek¨ªn y Tokio hablan de deshielo, pero ser¨ªa m¨¢s prudente decir que China ha desplegado sus encantos, aunque con resultados que a¨²n est¨¢n por ver. El primer ministro,Wen Jiabao, conclu¨ªa ayer en Jap¨®n una visita en la que todo han sido zalemas, gestos populistas, como hacer jogging en un parque de la capital, y declaraciones de amistad inquebrantable. Pese a ello, la visita no ha producido acuerdos notables y los contenciosos bilaterales, algunos de los cuales datan de la ocupaci¨®n japonesa de China entre 1937 y 1945, se pueden ignorar, pero dif¨ªcilmente blanquear.
Jiabao devolv¨ªa la visita que el jefe del Gobierno japon¨¦s Shintaro Abe hizo a China en octubre pasado. El premier chino se dirigi¨® a la Dieta japonesa -la primera vez que un dirigente de su pa¨ªs lo hace en 22 a?os-, donde matiz¨® que las atrocidades cometidas por el Ej¨¦rcito japon¨¦s en la II Guerra Mundial "hab¨ªan sido obra de una minor¨ªa de extremistas". Y con ese floreo naturalista propio de Oriente le recit¨® al emperador Akihito un proverbio nip¨®n sobre la inmutabilidad de sus relaciones milenarias. Las visitas del anterior primer ministro japon¨¦s, Junichiro Koizumi, al templo de Yasukuni, donde yacen los restos de criminales de guerra ajusticiados por los aliados, as¨ª como textos escolares en los que se soslaya la responsabilidad nipona en matanzas como la de Shanghai, no han dejado de envenenar las relaciones entre ambos pa¨ªses.
Jap¨®n y China no est¨¢n a punto de partir un pi?¨®n, pero entienden que en Asia hay espacio para la expansi¨®n econ¨®mica de ambos. La estabilidad derivada de una buena relaci¨®n funcional, m¨¢s a¨²n si Rusia sigue reforzando su peso estrat¨¦gico en Siberia y Estados Unidos reduce su presencia en el Pac¨ªfico oriental, es algo que les conviene y nos conviene a todos.
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