Luces de Bahrein
Las opiniones est¨¢n divididas: si unos dicen que, con Lewis Hamilton en el equipo, Fernando Alonso tiene el enemigo en casa, otros piensan que, mientras Alonso sea el jefe, Hamilton tendr¨¢ que llevar puesto el freno de mano. Por ahora, las sospechas de deslealtad son s¨®lo una presunci¨®n atrevida: Fernando disfruta sin recelos de la complicidad de Lewis y Lewis reconoce que correr a la sombra del campe¨®n es un privilegio para cualquier aprendiz.
Si acaso, las dudas sobre la jerarqu¨ªa del equipo no se inspiran tanto en la disposici¨®n de Hamilton como en el resabio ¨¦tnico de aquellas declaraciones que hizo Ron Dennis, el patr¨®n de McLaren, cuando Alonso ganaba su primer t¨ªtulo mundial.
-No sabemos si Alonso ha sido el m¨¢s fuerte o no porque ha jugado con una gran ventaja sobre Kimi Raikkonen. Creo que hay una categor¨ªa de pilotos procedentes de Espa?a, Italia y Suram¨¦rica que no tienen la disciplina necesaria para ser campeones del mundo- dijo sin ¨¢nimo de ofender al colombiano Juan Pablo Montoya y al espa?ol Pedro Mart¨ªnez de la Rosa, dos de sus pupilos de entonces.
Meses despu¨¦s daba el pase del trilero: reconoc¨ªa abiertamente su fascinaci¨®n por Hamilton y hac¨ªa una oferta a Fernando Alonso.
Aunque nunca ha disimulado sus preferencias locales, Ron sabe que la habilidad natural s¨®lo es la primera condici¨®n que debe cumplir un aspirante y que la lucha por el t¨ªtulo es, en realidad, un duelo de voluntades que suele ganar quien mejor combina la audacia con la paciencia.
Adem¨¢s, Fernando ocupa esa especie de zona franca de la fortuna que s¨®lo alcanzan los grandes campeones. En ella todo predispone al ¨¦xito: el tacto se afina hasta el extremo del virtuosismo, el coche obedece como un aut¨®mata y las otras piezas de la carrera, b¨®lidos o pilotos, se limitan a secundar los planes del jefe. Cuando en ese limbo profesional alguien se insubordina y decide cambiar el orden de la fama, el azar se encarga de poner las cosas en su sitio: incendia el coche de Schumacher, pincha las ruedas de Kimi o le funde las neuronas a Fisichella.
Hoy, Fernando comparte con Hamilton ese territorio ¨²nico: ambos impusieron en sus ¨²ltimos campeonatos una autoridad indiscutible y ambos pasan por el periodo de cuarentena en el que se consolida el escalaf¨®n. En la nueva lucha por la hegemon¨ªa, s¨®lo Massa, Raikkonen y Ferrari parecen un verdadero contrapoder. Tienen mano, motor, neum¨¢ticos y cavallino rampante: el logotipo para triunfar.
Pero hasta ahora carecen de la aureola del ganador, un fluido magn¨¦tico que se reconoce indistintamente en una forma de conducir o en una forma de sonre¨ªr. Es una energ¨ªa circular: permite vencer y se consigue venciendo.
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