Cante de mujer
Desde el alma es el nuevo espect¨¢culo de Carmen Linares, y le vali¨® un rotundo ¨¦xito en su estreno en Fuenlabrada. La obra no tiene argumento; son estilos sueltos del flamenco que van discurriendo pausadamente, y arm¨®nicamente, para su interpretaci¨®n por los distintos elementos del elenco. El cual est¨¢ brillante en todos sus miembros, sin ninguna excepci¨®n.
Hay que referirse, en primer lugar, a la Linares, ya que es la protagonista y que adem¨¢s la mayor parte de la obra recae sobre ella. Dig¨¢moslo ya, de entrada: creo que nunca la hab¨ªa o¨ªdo cantar tan bien, bordeando repetidamente la genialidad. La primera parte estuvo constantemente en el escenario, cantando palos dif¨ªciles con una soltura incre¨ªble. La milonga del forastero, sobre letra de Jorge Luis Borges, fue un hallazgo que ya le conoc¨ªamos, pero que igualmente tuvo una brillantez extraordinaria. Las siguiriyas, llenas de duende y misterio. Las canti?as gaditanas... El cante de Carmen estuvo todo ¨¦l sembrado de jondura y grandeza, como en pocas ocasiones he o¨ªdo.
Desde el alma
Cante: Carmen Linares, Ana Mar¨ªa Gonz¨¢lez, Encarnita Anillo. Baile: Carmelilla Montoya. Toque: Jos¨¦ Manuel Le¨®n, Juan Diego, Eduardo Pacheco. Percusi¨®n: Nacho L¨®pez, Israel Catumba. Fuenlabrada, Centro Tom¨¢s y Valiente, 14 de abril.
S¨®lo hubo cante de mujer, no s¨¦ si intencionadamente o por obra del azar, y ese cante triunf¨® apote¨®sicamente en esta noche. Encarnita Anillo, con la voz concentrada como si cantase para ella misma, estuvo francamente bien en los cantes a palo seco y los dem¨¢s que hizo. Ana Mar¨ªa Gonz¨¢lez, que habitualmente no canta, se revel¨® como cantaora de garra y nervio en varios palos.
Hubo tambi¨¦n baile, en la persona de Carmelilla Montoya. Quien bail¨® soberanamente, al estilo antiguo, el que nos gusta a los buenos aficionados. Bail¨® por tangos, a palo seco y por alegr¨ªas, y todo lo hizo noble y hermoso, brillando a gran altura como acreditaron los aplausos de una audiencia entusiasmada en todo momento.
Hac¨ªa tiempo que Carmelilla Montoya hab¨ªa desaparecido de la circulaci¨®n, desde los a?os en que formaba parte de su grupo familiar, pero afortunadamente vemos que sigue en plenitud de facultades. Quiz¨¢, incluso, su clase actual sea un punto superior a la que ten¨ªa entonces. Verla transitar por el escenario marcando los pasos, claros y distintos, fueron momentos altamente gratificantes, de arte con todas las letras.
Los m¨²sicos, excelentes igualmente. De Le¨®n y Diego bordaron sus interpretaciones, y Pacheco intent¨® acertadamente estar a su altura. Los percusionistas, excelentes.
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