Richard Wagner: un desaf¨ªo 'furero'
Os estir¨¢is y aprovech¨¢is la oportunidad para empalmar! As¨ª, as¨ª...
", vocifera Carles Padrissa (Balsareny, Barcelona, 1959), uno de los directores del grupo teatral La Fura dels Baus, desde el centro de la platea del Palau de les Arts de Valencia al grupo de 32 j¨®venes fibrosos que permanecen colgados del peine del escenario mientras tratan de entrelazar sus articulaciones para formar un Walhalla de sello furero. Wotan y Fricka, mientras, se encaminan solemnes, seguidos del resto de los dioses, hacia su fortaleza atravesando el puente formado por un arco iris sobre el valle y ante los reproches de las hijas del Rin, cuyas voces se elevan desde el foso. La orquesta enfila los ¨²ltimos 22 compases de El oro del Rin y cuando Zubin Mehta baja la batuta tras apurar el calder¨®n del ¨²ltimo acorde, en el escenario y la sala retronan los aplausos de t¨¦cnicos, asistentes m¨²ltiples y cantantes.
"Me dijeron que me lo pasar¨ªa mal, que la tetralog¨ªa es muy dif¨ªcil, pero yo lo encuentro f¨¢cil"
Son las 22.35 del primer y largo d¨ªa de ensayo conjunto (solistas y orquesta) del pr¨®logo de la tetralog¨ªa wagneriana, que se estrena el pr¨®ximo s¨¢bado. Se llega al final de la cuarta y ¨²ltima escena de la ¨®pera 25 minutos antes del plazo l¨ªmite del ensayo y aprovechan para repetir la ¨²ltima parte, la del Walhalla, formada por cuerpos humanos suspendidos en el aire. Estos d¨ªas, en el Palau de les Arts no se regala ni un minuto de tiempo. Se apuran los segundos ante el inminente estreno, los pr¨®ximos 28 y 30 de abril, respectivamente, del pr¨®logo (El oro del Rin) y la primera jornada (La walkiria) de El anillo del Nibelungo, la monumental tetralog¨ªa escrita por Richard Wagner a lo largo de casi treinta a?os y uno de los mayores esfuerzos creativos abordados en la cultura occidental.
Para un teatro de ¨®pera llevar la tetralog¨ªa a escena -en Valencia, donde se afronta en coproducci¨®n con el festival Maggio Musicale de Florencia, se completar¨¢ en las dos pr¨®ximas temporadas con los estrenos de la segunda y tercera jornadas, Siegfried y El ocaso de los dioses- supone el m¨¢s grande de los desaf¨ªos al que puede enfrentarse, tanto en t¨¦rminos econ¨®micos como humanos. De igual manera lo es art¨ªsticamente para un director de orquesta y un director de escena, am¨¦n del reto que significa para los cantantes interpretar a Wagner. El ne¨®fito Palau de les Arts se lanza temerario al gran oc¨¦ano wagneriano con el inconveniente de un teatro cuyas obras todav¨ªa no se han finalizado, con la plataforma m¨®vil del escenario fuera de servicio y un engranaje humano a medio engrasar. A su favor tiene la experiencia y veteran¨ªa de Zubin Mehta en la direcci¨®n musical, el compacto reparto vocal en el que coinciden dos generaciones de cantantes wagnerianos y el extraordinario reclamo medi¨¢tico que supone contar con el grupo teatral La Fura dels Baus en la direcci¨®n de escena. Adem¨¢s, a todo ello hay que a?adir el hecho de que la buscada coincidencia de las funciones, hasta el 14 de mayo, con las primeras pruebas del calendario de la Copa del Am¨¦rica ha transformado en un codiciado evento social el singular acontecimiento musical que siempre supone para un teatro de ¨®pera el estreno de una nueva producci¨®n de la tetralog¨ªa wagneriana.
Los ensayos simult¨¢neos de El oro del Rin y La walkiria se iniciaron formalmente a principios del pasado mes de marzo en el Palau de les Arts. Sin embargo, Carles Padrissa, responsable de esta tetralog¨ªa, ya realiz¨® un simulacro de la primera escena del pr¨®logo el 17 de agosto de 2005 durante los actos de celebraci¨®n de la Fiesta del ?rbol Frutal de Moi¨¤, poblaci¨®n barcelonesa donde naci¨® el gran tenor wagneriano Francisco Vi?as (1863-1933) y donde Padrissa se cri¨® desde que ten¨ªa cinco a?os. No hay en Moi¨¤ habitante que desconozca a Wagner. Vi?as es el responsable. "En el pueblo hay una calle que lleva el nombre del compositor, en el museo, fotograf¨ªas del tenor vestido como Siegfried, y el bar principal se llama Santo Grial
..., bueno, ahora le han cambiado el nombre, pero todos los conocemos como el Grial", explica Padrissa, quien confiesa que su bautizo oper¨ªstico, en el Liceo de Barcelona en junio de 1983, fue con una funci¨®n de Tannh?user. "Ten¨ªa una entrada del quinto piso en la que no se ve¨ªa el escenario, pero la m¨²sica, que se escuchaba perfectamente, me acojon¨®. Me enamor¨¦ de la m¨²sica de Wagner", confiesa.
"Que La Fura dels Baus se encargara de la puesta en escena fue la condici¨®n que puse para dirigir la tetralog¨ªa en Valencia. He hecho cuatro veces todo el ciclo wagneriano y no estaba interesado en dirigir otra vez El anillo, pero cuando vi La condenaci¨®n de Fausto, de Berlioz, que hicieron en el Festival de Salzburgo en 1999, tuve claro que quer¨ªa trabajar con ellos", cuenta Zubin Mehta en su inmenso camerino con magn¨ªficas vistas a los estanques que rodean el Palau de les Arts y a la Ciudad de las Ciencias. "Padrissa es muy abierto y desde el principio ha querido ser muy respetuoso con las indicaciones que Wagner hizo en el libreto, pero eso no significa que haga una puesta en escena naturalista", advierte mientras bromea con sus interlocutores ofreci¨¦ndoles de un peque?o cuento chiles piqu¨ªn, una de las variedades m¨¢s picantes de guindilla que el director de origen indio mastica continuamente como si de inofensivos caramelos se tratara. "Esto que hago en Valencia de pasarme tantas semanas ensayando hace a?os que he dejado de hacerlo", prosigue. "He trabajado con los mejores directores de escena, pero los actuales no quieren saber qu¨¦ pienso sobre su trabajo. Van a lo suyo, sin importarles ni nada ni nadie. Padrissa, sin embargo, s¨ª ha querido saber mi opini¨®n y hemos trabajado juntos el proyecto desde el origen". Un encargo de la directora del coliseo l¨ªrico valenciano, Helga Schmidt, a La Fura que se remonta al a?o 2000.
Despu¨¦s de m¨¢s de un mes de ensayos por separado, El oro del Rin y La walkiria empiezan a adquirir la forma de ¨®peras. Ensamblar las piezas, solistas, orquesta y escena requiere no pocos ajustes. "?No!, ?no! Hay que entrar a tiempo. De nuevo. Comp¨¢s doscientos setenta y tres. Zweihundertdreiundsiebzig", grita desde una de las tres mesas de control plantadas sobre las butacas de platea Alejandro Satdler. El asistente de Padrissa corrige a un regidor que ha demorado la orden de entrada de una de las gr¨²as en las que van encaramados dioses y gigantes, uno de los variados artilugios fureros creados por el escen¨®grafo Roland Olbeter para la producci¨®n. "La cabeza, the head", vocea Valentina Carrasco, otra asistente, responsable del movimiento de actores, al bajo finland¨¦s Matti Salminen, el gigante Fasolt en El oro del Rin. Salminen, curtido en mil escenarios tras cuatro d¨¦cadas como profesional, hace caso omiso de la indicaci¨®n y se apea de la gr¨²a con adem¨¢n airado. Carrasco le persigue por el escenario. "Ya me he muerto, ?no? Pues me voy", le espeta el bajo y pocos segundos despu¨¦s aparece en platea para seguir desde la primera fila el ensayo. "Que por qu¨¦ no subo al escenario. Pues porque si subo demasiado la l¨ªo", aclara Padrissa sentado en uno de los pelda?os del pasillo central de platea.
La sala es una torre de Babel: castellano, alem¨¢n, ingl¨¦s, italiano, franc¨¦s, catal¨¢n, finland¨¦s
... Cuando Mehta levanta la batuta y la m¨²sica empieza a sonar, todos se entienden. "Lo que he visto hasta ahora del montaje es que hay una t¨¦cnica monstruosa que se percibe a la perfecci¨®n. Hay muchas pantallas, televisiones, piscinas, gr¨²as...
La idea base me parece fant¨¢stica, pero hay que esperar a verlo, al estreno", dice Salminen. Desde lo alto de las gr¨²as, el bar¨ªtono Juha Uusitalo (Wotan), disc¨ªpulo de Salminen; la mezzosoprano Anna Larsson (Fricka); el bajo Ilya Bannik (Donner); el tenor Germ¨¢n Villar (Froh), y el bajo Stephen Milling (Fafner), al igual que el tenor John Daszak (el semidi¨®s Loge) correteando por el escenario en un segway, aprovechan los momentos que no cantan para girar curiosos su mirada hacia la enorme pantalla en la que se proyectan las impactantes im¨¢genes digitales creadas por Fran Aleu que sustituyen al convencional decorado de la escenograf¨ªa. Im¨¢genes con una resoluci¨®n 12 veces mayor que la de un DVD que por momentos recuerdan el inicio y el final de la m¨ªtica 2001: Una odisea en el espacio.
"Hacemos una versi¨®n pedag¨®gica de El anillo del Nibelungo; una versi¨®n para que todo el mundo la entienda", se explaya Padrissa al tiempo que reafirma su "fidelidad" al libreto e indicaciones de Wagner. "Ten¨ªa algunos discos de fragmentos de sus ¨®peras, pero cuando en 2000 fui por primera vez a ver a Mehta a Florencia para hablar del proyecto me gast¨¦ cien euros para comprarme los DVD de la producci¨®n que Pierre Boulez y Patrice Ch¨¦reau hicieron hace 30 a?os para el Festival de Bayreuth porque quer¨ªa ir informado. Y le dije a Mehta: 'Puedes estar seguro de que no haremos una versi¨®n cotidiana de la tetralog¨ªa. La nuestra ser¨¢ una versi¨®n mitol¨®gica'. Despu¨¦s de que Ch¨¦reau convirtiera a Wotan en el jefe de la f¨¢brica, pr¨¢cticamente todas las versiones de El anillo han transformado a los dioses en seres reales, cotidianos. Pues nosotros no, volvemos al mito, uno de los temas habituales de La Fura dels Baus. Los nuestros vuelven a ser dioses, seres de luz, como indica Wagner, que se desplazan a 300.000 kil¨®metros por segundo. Y con los humanos, me remonto al hombre de Neardental, que se extingui¨®, en el caso de Hunding; y al homo sapiens, la nueva especie, en el de Siegmund y Sieglinde, y con ellos el inicio de la degradaci¨®n de la naturaleza a manos del hombre".
Parece arrebatado Padrissa
cuando habla de Wagner. "Muchos me dijeron que me lo pasar¨ªa mal, que la tetralog¨ªa era muy dif¨ªcil, pero yo lo encuentro f¨¢cil", proclama. "?Qui¨¦n ha hecho en Espa?a esto?", inquiere. "?Nadie! No liga con el car¨¢cter de este pa¨ªs. Es mucho trabajo", se contesta. "Wagner compuso la primera nota de El anillo en Italia. Y en esta versi¨®n valenciana recupero esa parte luminosa y mediterr¨¢nea que hay en la obra, la parte de revolucionario que el compositor ten¨ªa cuando en 1848 empez¨® a esbozar el libreto. Hago una versi¨®n pasional de El anillo del Nibelungo, en la que recuperar¨¦ al final las palabras originales sobre el sacrificio y el amor que el compositor imagin¨® en boca de Br¨¹nnhilde: 'Si pas¨® como un soplo la estirpe de los dioses; / si dej¨® al mundo de nuevo sin se?or, / tambi¨¦n revel¨® al mundo el tesoro de mi divina sabidur¨ªa. / Ni bienes, ni oro, ni pompa de los dioses. / Ni palacios, ni dominios, ni ostentaci¨®n de los amos. / Ni la dura ley de hip¨®critas costumbres
... / Dejad que, en el dolor y en la alegr¨ªa, exista s¨®lo el amor".
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