Ferrero, ante el Tourmalet
El espa?ol, hasta ahora "bloquedo por la presi¨®n", juega las semifinales de Montecarlo frente a Federer y Nadal se mide a Berdych, su 'bestia negra'
Montecarlo sufre de bicefalia. El torneo lo mide todo multiplicado por dos. Todo se hace pensando en dos. Todo se examina mirando hacia dos lados. El Principado vive esta semana codiciando una final que enfrente a Nadal con Federer. Y cuando ayer todo parec¨ªa cerrado, todos los caminos allanados, las puertas de la final abiertas para ambos, de nuevo, visi¨®n doble. Resulta que Montecarlo tiene dos semifinales que ser¨ªan la final deseada por cualquier torneo. Que Nadal arroll¨® a Kohlschreiber (6-2 y 6-3). Que Federer ni se despein¨® para lograr su victoria 500 ante Ferrer (6-4 y 6-0). Y que a los dos les esperan en semifinales dos tenistas en reconstrucci¨®n, los dos viniendo del lado oscuro, tan distintos y tan parecidos, tan peligrosos ambos. Contra Nadal, Berdych, el checo pendenciero que llevaba meses perdido, tras firmar en Madrid con golpes de acero su condici¨®n de bestia negra del espa?ol. Contra Federer, dir¨¢n los c¨ªnicos, un mosquito. Ferrero. Un tenista hambriento de revancha. Un hombre angustiado. Un tipo en busca de una gran victoria. Hoy, dicen los suyos, es su oportunidad.
"En todo este tiempo, a Juan Carlos le ha faltado paciencia, marcarse objetivos a cuatro o cinco meses vista, no tener altibajos por crearse expectativas que le han llevado a un baj¨®n cuando no las ha visto cumplidas, cuando ha dicho 'quiero estar el cinco del mundo' y no ha tenido paciencia", resume Antonio Mart¨ªnez, el hombre que esculpi¨® al mejor Ferrero, la lengua que dict¨® los consejos que llevaron al mosquito al n¨²mero uno, el t¨¦cnico al que Ferrero venera tanto como para llamarle ayer desde Montecarlo, nada m¨¢s ducharse, nada m¨¢s saborear su sufrida victoria sobre Gasquet (5-7, 7-5 y 6-2).
"Y yo", resume Mart¨ªnez, "le hablo, le hablo y le hablo, as¨ª, sin parar, y le pido que se relaje, que juegue, que est¨¦ tranquilo. Ahora est¨¢ con ganas y tiene m¨¢s paciencia. Antes quer¨ªa recuperar el ranking en dos semanas y yo le dec¨ªa que para ser el 15 antes hay que ser el 20, que para ser el 10 antes hay que ser el 15... Muchos han interpretado mal su situaci¨®n, diciendo que no se entrenaba bien. Que no ten¨ªa ganas. Y ten¨ªa un exceso de ganas. Sin ninguna duda, esa presi¨®n de querer estar arriba le ha bloqueado", sentencia.
Mientras Ferrero, hoy 21 del mundo, busca su sitio colocado frente al Tourmalet que es Federer, Nadal pelea por el suyo con Berdych. El checo es todo un sastre. Hace mucho que le cogi¨® la medida. Los expertos aluden a su altura y sus largos brazos, a c¨®mo le favorece el bote de los golpes liftados de Nadal. Berdych no. Berdych habla de eso y de Dios, de no temer a nadie, de despreciar a los ¨ªdolos. "La mayor¨ªa de la gente", suele resumir, "sale a jugar contra Federer y Nadal como si lo hicieran ante Dios. Van derrotados de antemano. Yo no". El checo domina por tres victorias a una a Nadal. El espa?ol, que ayer logr¨® su 65? victoria seguida sobre arcilla, se impuso cuando jugaron en tierra. Hoy se descubre cu¨¢nto del ascendiente que Berdych se ha ganado sobre Nadal depende de la pista. No pillar¨¢ al espa?ol desprevenido: "Espero mucho de m¨ª mismo en la semifinal", dijo ayer. Ferrero tambi¨¦n. Ferrero, en palabras de Mart¨ªnez, espera "hacer sufrir" a Federer, "presionarle sobre el rev¨¦s" y recordarle al suizo "que en 2005, el peor a?o de Juan Carlos, perdimos contra ¨¦l tras tener bola de partido y con un match ball a nuestro favor rectificado por el juez de silla".
Montecarlo llega al s¨¢bado expectante. Huele a final de ¨¦poca. A final so?ada. La pesadilla, sin embargo, tiene protagonistas: se teme a un mosquito y a una bestia negra.
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