Ecuador, en las manos de un soberbio honesto
El presidente Rafael Correa, nacido en una familia de clase media, ha trabajado con los ind¨ªgenas y tiene una profunda fe cat¨®lica
Rafael Correa es hoy el hombre m¨¢s poderoso de Ecuador. Con 44 a?os, este economista de izquierda, profundamente cat¨®lico y educado en EE UU y B¨¦lgica, ha llegado a la presidencia del pa¨ªs iberoamericano con menos de dos a?os de rodaje en la arena pol¨ªtica, aprovechando cada resquicio que el descontento popular hacia los partidos tradicionales le dejaba. En noviembre pasado arras¨® en las presidenciales y el 15 de abril obtuvo m¨¢s del 80% del respaldo de los ciudadanos para poner en marcha una nueva Constituci¨®n que reforme de cuajo el modelo pol¨ªtico y econ¨®mico ecuatoriano.
Quienes le conocen coinciden en calificarle de ¨ªntegro, vehemente, generoso y muy risue?o cuando la vida le va bien. Reconocen, sin embargo, que es de ideas fijas, que oye pero no escucha, y que su tozudez y soberbia -en apenas tres meses en el poder le han puesto al borde del autoritarismo- pueden llevar a Ecuador al desastre y a Am¨¦rica Latina a tener que lidiar con otro mandatario que utiliza la misma ret¨®rica populista y agresiva del presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez. Precisamente Correa se ufana de ser su amigo.
Su padre sufri¨® tres a?os de condena por narcotr¨¢fico en Estados Unidos
En B¨¦lgica madur¨® pol¨ªticamente y se inscribi¨® en la izquierda cristiana
A veces convoca a sus ministros a las 5 de la madrugada y otras a las 11 de la noche
El presidente naci¨® en Guayaquil en un hogar de clase media baja. "Viv¨ªamos en un apartamento de construcci¨®n mixta y piso de madera con huecos", recuerda Pierina, la hermana de Rafael y de Fabricio, el mayor de los tres. La familia pas¨® all¨ª muchos momentos duros. Cuando Rafael ten¨ªa cinco a?os su padre fue encarcelado en EE UU por narcotr¨¢fico durante tres a?os y cuando era un adolescente su otra hermana se ahog¨® en una piscina. Lo cont¨® un d¨ªa entre sollozos en una entrevista por televisi¨®n durante la campa?a electoral de 2006.
"El tema de la muerte de su hermana era muy doloroso para ¨¦l", recuerda Efra¨ªn Vieira, que trab¨® amistad con Correa en los grupos de convivencia cat¨®lica cuando ten¨ªan 15 a?os. "De entonces recuerdo que ten¨ªa mucha pega con las chicas, pero a ¨¦l no le interesaba esto, estaba muy volcado con los boy scouts y el catequismo", a?ade Vieira. "Tuve mis novias, como todo el mundo, pero s¨ª era medio inestable. Creo que mi r¨¦cord eran 15 d¨ªas", declar¨® el presidente al diario estudiantil Mancha 2 hace dos a?os.
Correa form¨® su propia familia hace 17 a?os, se cas¨® con la belga Anne Malherbe y tiene tres hijos, dos ni?as y un ni?o. "Ambos conocimos a nuestras esposas cuando estudi¨¢bamos en la Universidad Cat¨®lica de Lovaina", cuenta Washington Pes¨¢ntez, fiscal de la provincia de Pichincha, a la que pertenece Quito. "En B¨¦lgica madur¨® pol¨ªticamente y se inscribi¨® en la izquierda cristiana, en la teor¨ªa de la liberaci¨®n del te¨®logo brasile?o Leonardo Boff. Creo que ya entonces, en 1990, Rafael quer¨ªa ser presidente".
Capacidad de trabajo y una profunda fe cat¨®lica son dos caracter¨ªsticas que todos los consultados resaltan de Correa. "Le voy a contar una an¨¦cdota que refleja ambas cosas", dice Gonzalo Ponce, ex asesor de comunicaci¨®n de Correa durante los cuatro meses de 2005 que estuvo al frente del Ministerio de Econom¨ªa con el anterior Gobierno de Alfredo Palacio. "Llegamos un lunes a Nueva York y trabajamos seis d¨ªas sin descanso. Desde all¨ª Correa vol¨® a B¨¦lgica para ver a su familia y el mi¨¦rcoles regres¨® a EE UU para una reuni¨®n. El jueves estaba en Quito y el viernes nos fuimos a Manab¨ª a poner fin a una huelga. El viernes por la tarde yo estaba molido y ¨¦l se fue a un retiro espiritual con los jesuitas fuera de la capital. Rez¨® hasta las dos de la ma?ana y a las siete del s¨¢bado estaba en su despacho".
El presidente convoca reuniones de trabajo con sus ministros a las cinco de la ma?ana y a veces los llama a las once de la noche para volver a reunirse hasta la una o dos de la madrugada. Muchas veces tiene mal genio y m¨¢s de una vez alza la voz e incluso falta el respeto en p¨²blico a alguno de sus colaboradores, seg¨²n fuentes cercanas a Correa, que a?aden que suele arrepentirse y pedir perd¨®n. Durante la campa?a para la consulta popular, en un mismo d¨ªa pero en dos actos p¨²blicos diferentes, desautoriz¨® y alab¨® a su ministro de Energ¨ªa, Alberto Acosta, en el tema de la concesi¨®n del yacimiento petrolero m¨¢s importante de Ecuador (casi 1.000 millones de barriles de reservas), en cuya explotaci¨®n participar¨¢ la estatal Petr¨®leos de Venezuela. Acosta, Fander Falconi, secretario de Planificaci¨®n, y el llamado superministro en la sombra, el catedr¨¢tico Fernando Bustamante, son los pilares del Gobierno de Correa y muchos analistas creen que si cualquiera de ellos se va por un desplante del presidente, ya nadie ser¨ªa capaz de decirle que se equivoca en algo.
En el comedor de la Universidad San Francisco de Quito, un centro privado ubicado a las afueras de la capital al que Correa estuvo ligado como docente durante 13 a?os hasta 2005, el acad¨¦mico Jos¨¦ Julio Cisneros define al presidente: "Es un hombre ¨ªntegro, pero se cree due?o de la verdad". A su lado, el profesor Nacho Quintana prefiere recordar a Correa por el f¨²tbol y la m¨²sica. "Tenemos un grupo aqu¨ª, los Sancochos, y Rafael tocaba la guitarra, porque cantando es mal¨ªsimo. Nos hac¨ªa tocar una y otra vez una cumbia colombiana: La piragua. Tambi¨¦n sol¨ªa jugar al f¨²tbol en el equipo de los profesores, los Vilcabamba Boys... No es malo, ?eh!... Es hincha del Emelec". Nacho recuerda que el apasionamiento de Correa qued¨® m¨¢s que patente cuando particip¨® en la rebeli¨®n de los forajidos, el movimiento que aglutin¨® a todos los sectores sociales y que con sus marchas de protesta acab¨® por expulsar al ex presidente electo Lucio Guti¨¦rrez (ex militar golpista) en abril de 2005.
Jaime Costales, tambi¨¦n docente, no tiene empacho en afirmar que Correa es "arrogante" y que "f¨¢cilmente puede ser muy autoritario". "Ecuador necesita l¨ªderes que puedan generar acuerdos no violentos y la personalidad de Correa no es la adecuada para dirigir el pa¨ªs".
El profesor Fran-klin Maiguashca discrepa: "En este pa¨ªs no se puede andar con elegancias". Y a?ade: "No es posible una revoluci¨®n pac¨ªfica para hacer el cambio que hay que hacer. Lo hacemos ahora o nunca".
A pesar de su apellido de origen quechua, Maiguashca no habla el idioma ind¨ªgena, cosa que s¨ª hace Correa, que lo aprendi¨® en 1987, tras pasar un a?o en la misi¨®n lasallista de la comuna ind¨ªgena de Zumbahua, donde ayud¨® a poner en marcha proyectos de desarrollo rural. Muchos de los que conocen a Correa aseguran que esa experiencia lo marc¨® tanto como al Che Guevara el viaje en moto que hizo en 1951 por la regi¨®n andina. ?ltimamente, Correa viste camisas ind¨ªgenas para las grandes ocasiones. "Lo hace desde que es presidente, antes no", cuenta Mar¨ªa Sol Corral, ex Miss Ecuador 1985 y ex asesora de imagen de Correa.
"Vaya por delante que aprecio a Rafael", dice Nicol¨¢s V¨¢sconez, director de la C¨¢mara de Comercio de Quito y compa?ero de docencia de Correa, "pero creo que fue ingrato con la Universidad de San Francisco, que lo aval¨® cuando fue a hacer una maestr¨ªa en Illinois". Recientemente Correa arremeti¨® contra su antigua academia, calific¨¢ndola despectivamente como una "universidad de ni?os ricos". "El mayor problema de Rafael es que es un ni?o y, como tal, tiene rabietas infantiles. Es muy inmaduro", a?ade V¨¢sconez. "Es un resentido social, eso es lo que es", grita una profesora que prefiere no dar su nombre. "No se da cuenta de que hoy el que est¨¢ contra Correa est¨¢ fregado, que con sus insultos y violencia verbal amedrenta a todos...".
El presidente ha logrado borrar las antiguas diferencias geogr¨¢ficas (sierra y costa) y culturales (blancos, mestizos e ind¨ªgenas) de Ecuador, para dividir el pa¨ªs entre pobres y ricos, logrando el fuerte apoyo popular de los menos favorecidos, que son mayor¨ªa en el Estado andino. Nadie defiende a los partidos tradicionales ni reniega de la necesidad de un "cambio". Lo que preocupa de Correa es que su car¨¢cter y su ego le conduzcan al autoritarismo, y que acabe por convertirse en lo que m¨¢s detesta.
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