La redenci¨®n de un 'crooner' tenebroso
Nick Cave bucea en su oscuro repertorio para un concierto en M¨¢laga

Los grupos de amigos se hacen fotos frente al cartel que, en la fachada del teatro Cervantes de M¨¢laga, anuncia la actuaci¨®n y de paso aclara las dudas a los despistados acerca de en cu¨¢l de sus tres actuales encarnaciones visita Espa?a esta vez el oscuro crooner australiano. Un primer plano del artista de perfil y un escueto texto: "Nick Cave, solo performance". Eso quiere decir que no viene ni como Nick Cave and The Bad Seeds ni como Grinderman, el ¨²ltimo de sus proyectos, con el que acaba de publicar un disco hom¨®nimo. Las formaciones casi no var¨ªan, aunque en las malas semillas cuenta con la (importante) presencia de Mick Harvey. Por lo dem¨¢s, en los tres proyectos militan ahora Warren Ellis (viol¨ªn, guitarras), Martin Casey (bajo) y Jim Sclavunos (bater¨ªa).
Lo que diferencia las propuestas es el enfoque y el repertorio. Si actuasen como Grinderman, se centrar¨ªan en las 11 canciones de su ¨²nico ¨¢lbum; si fuera como Bad Seeds, su ¨²ltimo disco probablemente vertebrar¨ªa el concierto; la tercera opci¨®n, la de esta noche, es la de repertorio m¨¢s libre. El d¨ªptico que entregan al entrar al teatro lo explica y adem¨¢s hace salivar a los cavemaniacos llegados de toda Espa?a: "El programa solo performance incluye lo mejor de su carrera".
Tiene mucho d¨®nde elegir. El pr¨®ximo 22 de septiembre, Nicholas Edward Cave cumplir¨¢ 50 a?os, m¨¢s de 30 de los cuales los ha dedicado a la m¨²sica. Un disco con The Boys Next Door, dos con The Birthday Party y 13 como Nick Cave and The Bad Seeds. Delirios t¨®xicos de pospunk, blues cafre ba?ado en alcohol y hero¨ªna, gospel del infierno y lirismo de crooner que le han convertido en una figura clave de la historia reciente del rock, de ventas moderadas pero de decisiva influencia en la m¨²sica actual.
Es domingo y est¨¢n llenas las 1.100 localidades del teatro. Las entradas para el segundo de los dos conciertos que ofrece en Espa?a (el s¨¢bado actu¨® en Tenerife), a un precio de entre 11 y 30 euros, se agotaron en cuatro d¨ªas. Se apagan las luces e irrumpen en la penumbra tres m¨²sicos que parecen sacados de un western de Jim Jarmusch. El bater¨ªa ejecuta un ritmo machac¨®n. Sube unos grados la iluminaci¨®n y entra Nick Cave, recibido por una enorme ovaci¨®n, saludando efusivo de un lado a otro del escenario. Enjuto, cabez¨®n, vestido con un traje entallado, con bigote y melena corta pegada a la cabeza, Cave aporrea el piano de cola que preside el escenario. Es una extra?a mezcla de un predicador ambulante del Oeste y el inestable Begbie de Trainspotting. Viol¨ªn, bajo, bater¨ªa, piano y la voz grave de Nick Cave en plenas facultades. Atacan Abbatoir blues, del ¨²ltimo disco de las semillas.
-Thank you -dice Cave entre aplausos.
-Las que t¨² tienes -le grita una chica del p¨²blico.
Empieza un ritual, que se repetir¨¢ en cada pausa del concierto, en el que los seguidores desde sus butacas solicitan su debilidad caveiana particular. Nick escucha las peticiones con inter¨¦s. Sabe contentar al p¨²blico metiendo en el momento preciso cl¨¢sicos como Red right hand (1994), Wheeping song (1990) o Deanna (1988), una canci¨®n que es "todo lo que la pel¨ªcula Asesinos natos quiso ser pero no logr¨®", como escribi¨® un cr¨ªtico.
Nick Cave cambia el piano por la guitarra y ataca con valent¨ªa Right out of your hand (2003) y Tupelo (1985). Pero se agradece cuando vuelve a sentarse al piano para una tremenda recreaci¨®n de Henry Lee, el tema que cantaba a d¨²o con PJ Harvey en Murder ballads, disco que Cave public¨® en 1996 dedicado por completo a historias de asesinatos.
Se permite un gui?o localista con Rock of Gibraltar (2003), borda la gran The mercy seat (1988) y sigue con God is in the house (2001). La maquinaria funciona a la perfecci¨®n con los blues machacones marca de la casa, donde Cave despliega a sus anchas su inconfundible voz teatral, y suenan menos convincentes cuando recrean las violentas descargas de los primeros tiempos.
Cave y sus m¨²sicos se despiden con todo el p¨²blico puesto en pie, aplaudiendo, con ganas de escuchar m¨¢s. Y vuelven con una larga tanda de bises en la que destaca una delicada versi¨®n, casi sin bater¨ªa, de People ain't no good (1997). Las dos horas de concierto satisfacen a un p¨²blico entregado. Los m¨²sicos siguen su camino. A finales de mes terminan esta peque?a gira europea en el festival All Tomorrow's Parties, en Inglaterra. Y Cave volver¨¢ a Brighton, con su mujer y sus hijos, donde en la oscuridad continuar¨¢ dando forma al pr¨®ximo disco de los Bad Seeds, en el que asegura estar trabajando desde principios de a?o. En verano le espera el rodaje de su segundo gui¨®n, una tragicomedia protagonizada por un vendedor ambulante de cosm¨¦ticos. Tiene una agenda apretada este Nick Cave redimido.

Vida de una semilla mala
Nick Cave, el tercero de los cuatro hijos de un profesor de literatura y una bibliotecaria, naci¨® en el estado australiano de Victoria en 1959. Cant¨® en el coro de la iglesia y pronto su car¨¢cter rebelde le llev¨® a un internado en Melbourne. En 1977 dej¨® sus estudios de arte para dedicarse a la m¨²sica. Ya tocaba en grupos y consum¨ªa hero¨ªna cuando su padre se mat¨® en accidente de tr¨¢fico en 1978. Form¨® The Boys Next Door, que en 1980 se convirtieron en Birthday Party y se instalaron en Londres. Despu¨¦s vinieron Berl¨ªn y los Bad Seeds. Poco antes de la ca¨ªda del muro se traslad¨® a Sao Paolo. Y ahora, tras limpiarse de sus adicciones, vive en Brighton casado con una ex modelo. Tiene cuatro hijos: Luke, Jethro, y los gemelos Earl y Arthur. Musicalmente, comparte la categor¨ªa de outsiders de culto con Tom Waits o Leonard Cohen. Ha escrito dos libros y prepara una nueva incursi¨®n en el cine con John Hillcoat, que dirigi¨® en 2004 el gui¨®n de Cave The proposition.
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