La tela de ara?a
La gran inc¨®gnita a despejar en las elecciones del 27 de mayo ser¨ªa saber si los dirigentes de la ilegalizada Batasuna lograr¨¢n sortear a trav¨¦s de ocultos vericuetos la interdicci¨®n de concurrir a las urnas, dictada por una sentencia de la Sala Especial del Supremo de marzo de 2003; en tal caso, quedar¨ªa tambi¨¦n por conocer el camino escogido por el nacionalismo radical para que la clientela de la izquierda abertzale pueda enviar legalmente representantes electos a los municipios y a las juntas forales del Pa¨ªs Vasco y a los ayuntamientos y al Parlamento de Navarra. Los precedentes no son buenos: la tentativa de Batasuna de presentarse por persona interpuesta a la convocatoria municipal de 2003 fracas¨® estrepitosamente. Ni la Plataforma para la Autodeterminaci¨®n (AuB en euskera) ni las 225 agrupaciones de electores mu?idas por Batasuna pasaron por el doble tamiz del Supremo y del Constitucional: el nacionalismo radical opt¨® entonces por impartir la consigna del voto nulo, obedecida por 100.000 electores.
Pero el aprendizaje de las auton¨®micas de 2005 ha servido a los dirigentes de Batasuna para modificar su estrategia y tejer una tela de ara?a m¨¢s tupida. La respuesta dada hace dos a?os por el nacionalismo radical a la prohibici¨®n judicial de que Aukera Guztiak participara en las elecciones al Parlamento de Vitoria sorprendi¨® a la fiscal¨ªa: Batasuna encauz¨® el voto ¨²til de la izquierda abertzale (150.000 sufragios) hacia el Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK en euskera), un partido inscrito en el registro cuando ?ngel Acebes era ministro del Interior. La operaci¨®n dise?ada para los pr¨®ximos comicios municipales parece a¨²n m¨¢s compleja y refinada que su modelo auton¨®mico. La presentaci¨®n el 27 de marzo en el registro de partidos de Abertzale Sozialisten Batasuna (ASB) fue la primera finta para sembrar la confusi¨®n sobre sus prop¨®sitos electorales. La Fiscal¨ªa General y la Abogac¨ªa del Estado interpusieron el 3 de abril sendas demandas ante la Sala Especial del Supremo para impedir la inscripci¨®n de ASB por ser una continuaci¨®n de Batasuna. En verdad, los fabricantes de este juguete pol¨ªtico no se tomaron demasiadas molestias a la hora de disfrazar al mu?eco: las tres promotoras formaban parte de la Mesa Nacional de Batasuna, el nombre del disuelto partido figura en el r¨®tulo del nuevo y la estructura de ambas organizaciones es id¨¦ntica.
Est¨¢ cantado, as¨ª pues, que Sala Especial del Supremo impedir¨¢ en su d¨ªa la inscripci¨®n de ASB como partido por fraude de ley y abuso de personalidad jur¨ªdica, en tr¨¢mite de ejecuci¨®n de su anterior sentencia para disolver Batasuna. Aunque ASB no concurrir¨¢ a las urnas (tampoco EHAK ha presentado candidaturas), la tela de ara?a contin¨²a envolviendo el proceso electoral. Anteayer se cumpli¨® el plazo de presentaci¨®n de las candidaturas: la fiscal¨ªa y eventualmente el Supremo y el Constitucional examinar¨¢n las listas de las agrupaciones de electores presuntamente organizadas por Batasuna. Para el ministerio p¨²blico y para los tribunales las cosas resultar¨¢n esta vez mucho m¨¢s sencillas que hace cuatro a?os en lo que respecta a la obtenci¨®n de pruebas: buena parte de esas agrupaciones sospechosas est¨¢n promovidas por dirigentes de Batasuna, han sido bautizadas jactanciosamente con variantes del nombre de ASB y ostentan su s¨ªmbolo. No cabe descartar, sin embargo, que esas listas descaradamente negras tengan el prop¨®sito de servir de cimbel para mantener ocupados a los investigadores y para permitir que otras candidaturas aparentemente blancas -organizadas secretamente por Batasuna con personas sin antecedentes- se abran paso.
La asignatura de las agrupaciones de electores no pondr¨¢ fin a los ex¨¢menes que aguardan a la Fiscal¨ªa General, al Supremo y al Constitucional. Es posible que Batasuna utilice partidos inscritos en el registro -se habla de Laia Elkarlanean en Navarra y de Acci¨®n Nacionalista Vasca (ANV) en los cuatro territorios- para utilizarlos como receptores de los votos de la izquierda abertzale y como obedientes instrumentos de sus decisiones. El centenar largo de candidaturas presentadas por ANV explican que el viejo partido fundado en 1930 como escisi¨®n del PNV y coligado con Batasuna desde 1978 hasta 2001 ocupe el primer lugar en la convencional lista de sospechosos que suele encabezar el mayordomo en las novelas policiacas.
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