Flujos inversos
Hace unos meses, tom¨¦ la decisi¨®n de aceptar una beca para trabajar en una multinacional espa?ola en Buenos Aires. Muchas personas intentaron convencerme de que era un error y que Latinoam¨¦rica no era el lugar para iniciar una carrera profesional.
Cuando llegu¨¦, la pregunta que m¨¢s veces tuve que responder fue por qu¨¦ hab¨ªa decidido ir a Argentina, cuando todos los j¨®venes intentaban ir a Europa a trabajar. No ten¨ªa respuesta y contestaba con un: no lo s¨¦; aventura, supongo.
Mi sorpresa fue el descubrir un submundo que se est¨¢ instalando en esta hermosa ciudad. Con el paso de los meses, he ido conociendo much¨ªsimos j¨®venes de pa¨ªses desarrollados que, como yo, han decidido instalarse indefinidamente en Argentina. Alemanes, ingleses, franceses, estadounidenses, espa?oles... la mayor parte de ellos profesionales cualificados, con estudios universitarios y pol¨ªglotas, que un d¨ªa llegaron, les gust¨® y se quedaron.
Me he planteado muchas veces por qu¨¦ personas que venimos de lugares donde tenemos todas las comodidades, todos los servicios p¨²blicos y la ¨²ltima tecnolog¨ªa a precios razonables, decidimos venir a un pa¨ªs, que aunque es sorprendente, a veces no puede ofrecernos las mismas comodidades. Y es entonces cuando me doy cuenta del efecto perverso que tiene el sistema econ¨®mico mundial. La depreciaci¨®n del peso implica que con un sueldo normal, incluso bajo para el est¨¢ndar europeo, con el que vivir¨ªamos ajustados en nuestras ciudades, puedas vivir con todo lujo de comodidades en Buenos Aires. Aqu¨ª no tenemos que compartir departamento con cuatro amigos. Podemos salir todos los fines de semana. Podemos tener Internet en casa y viajar de vez en cuando. Pero ¨¦ste no es el ¨²nico motivo que nos invita a quedarnos. En Buenos Aires hemos encontrado algo que empieza a perderse en el primer mundo, el afecto social. Los argentinos son acogedores. En pocos d¨ªas, estableces una red de contactos que tardar¨ªas a?os en tener en Europa. Te sientes como en casa. En ning¨²n momento tienes la sensaci¨®n de ser un extranjero. Te invitan a asados, a tomar mate, a ir al teatro, a visitar alg¨²n museo... Es una sociedad con valores distintos, donde lo com¨²n predomina sobre el individualismo.
Muchos argentinos buscan en Europa encontrar un bienestar material que su pa¨ªs no siempre les puede proporcionar. Muchos europeos, buscan en Argentina un bienestar emocional que sus pa¨ªses no pueden darles. Son flujos inversos. Cada uno buscando su camino.
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