Del armario a la pista de baile

Los definieron como un grupo tan gay que, en vez de salir del armario te arrastraban dentro. Su disco de deb¨² vendi¨® m¨¢s de dos millones de copias en el Reino Unido y es uno de los diez ¨¢lbumes m¨¢s exitosos del siglo XXI. Mientras, en Estados Unidos, su pa¨ªs natal, la cadena de supermercados Walmart se negaba a vender sus discos, no por razones musicales, sino por su supuesto lenguaje ofensivo. En Espa?a lograron cierta fama con sus primeras actuaciones en festivales como el de Benic¨¤ssim o el barcelon¨¦s Primavera Sound. Hoy siguen siendo la banda que m¨¢s heterog¨¦neo p¨²blico convoca en el Reino Unido, mientras en EE UU son un fen¨®meno que no acaba de estallar. En Per¨² son enormes. Han vendido todo el papel para anoche en Barcelona y para hoy en Madrid. En total, casi 5.000 personas disfrutar¨¢n de un espect¨¢culo en el que se mezclan, con desigual resultado, los temas de su hom¨®nimo y notable deb¨² y los de su redundante continuaci¨®n, Ta dah.

La m¨²sica de Scissors Sisters es un descabellado cruce entre glam, rock, pop de radiof¨®rmula y m¨²sica disco. En fin, m¨²sica de baile anterior al advenimiento de la electr¨®nica. Pero el ¨¦xito de la banda parece residir m¨¢s en la propuesta est¨¦tica y metaf¨ªsica que en las canciones, que cuando triunfan recuerdan al Elton John m¨¢s seminal y festivo; cuando fracasan lo hacen de manera casi b¨ªblica.

Ante una audiencia que no hace m¨¢s que confirmar que a la generaci¨®n patria de baby boomers le est¨¢ costando m¨¢s de lo esperado deshacerse el complejo Peter Pan, los de Nueva York arrancan el show con She's my man, el tema que abre su ¨²ltimo largo. La canci¨®n es recibida con descomunal entusiasmo. Es el ep¨ªtome perfecto de esta banda de gente para la que cada noche es una fiesta, cada prenda un disfraz. Ya no quedan bandas as¨ª, por eso tal vez resulta tan dif¨ªcil canibalizar la propuesta de los neoyorquinos.

La m¨²sica de Scissors Sisters se mira y se baila, mucho m¨¢s que se escucha. La verdad, pegar la oreja a median¨ªas como Kiss you off, el tema que canta Ana Matronic, antigua diosa del cabar¨¦ neoyorquino, se antoja un ejercicio de lo m¨¢s est¨¦ril. Mientras, su compa?era en tareas vocales y verdadero im¨¢n de miradas y hormonas, Jake Shears, se contonea. En estos momentos, el grupo cobra sentido. Se tornan imprescindibles.

Tras 50 minutos de festival glam, se disponen a arremeter la canci¨®n que les hizo populares, una versi¨®n a lo Bee Gees del cl¨¢sico de Pink Floyd Comfortably numb, que pone a la audiencia en ¨®rbita. Una audiencia que no ha parado de bailar durante todo el concierto sin importarle demasiado el calor sofocante que hay en este invernadero. Incluso ha celebrado con ritual alegr¨ªa el momento en que la Matronic ha declarado Barcelona como ciudad preferida de la banda, y ha ense?ado un tatuaje que, supuestamente, recrea una obra de Gaud¨ª.

Durante los bises llega la apoteosis. Cambios de vestuario y logrados strip-teases que nos recuerdan lo bueno que era Shears en su anterior trabajo como gog¨®. Como colof¨®n, dos de los llenapistas definitivos de este siglo XXI: Take your mama out y Idon't feel like dancing. Y en este momento, nos convencemos finalmente, llenos de gozo, de que bailar e ir de compras es lo m¨¢s grande de esta vida.