El 'guignol' de Castro
I love Miami es una farsa que les ha salido a los autores casi naturalista. El arranque, que trata de aprovechar la circunstancia de la reciente ocultaci¨®n de Fidel Castro por razones gastrointestinales, se prestaba al grand-guignol. El dictador cubano aparece en Miami, de inc¨®gnito y contra su voluntad, y ha de bandearse hasta que pueda volver a la Gran Antilla. Pero, desafortunadamente, no le ocurre absolutamente nada de inter¨¦s. Y pese a ello, el mexicano Alejandro Gonz¨¢lez Padilla se obstina en filmarlo. El primer error consiste en creer que a Fidel Castro se le personifica como a cualquier otro. Juan Luis Galiardo no tiene la culpa. Su esfuerzo es notable, en el comienzo de cada parlamento logra una pasable imitaci¨®n de aquel a quien ten¨ªa que absolver la historia, tanto que en un concurso de imitadores seguramente habr¨ªa ganado, con el propio Castro en segundo lugar. Pero al cabo de un rato, lo que para los b¨¢rbaros o¨ªdos peninsulares puede sonar medio convincente, para cualquier latinoamericano y, no digamos, caribe?o, es una afrenta. Y por si fuera poco, no es cubano todo lo que en la pel¨ªcula reluce, que a m¨¢s de uno se le escapa a media frase un suspiro que, modestamente, a m¨ª me sonaba a mexicano.
I LOVE MIAMI
Direcci¨®n: Alejandro G. Padilla. Int¨¦rpretes: Juan Luis Galiardo, Ofelia Medina. G¨¦nero: tragicomedia. Espa?a-M¨¦xico, 2007. Duraci¨®n: 101 minutos.
Y aunque se supone que la pel¨ªcula se rod¨® en Miami no es f¨¢cil encontrarle virtudes redentoras. La ciudad de Florida se ve s¨®lo con la luz apagada y una l¨ªnea del cielo id¨¦ntica a s¨ª misma; los personajes, a los que al igual que a Castro no les ocurre nunca nada de destacable, est¨¢n, como los andaluces de las pel¨ªculas de la ¨¦poca m¨¢s rancia del franquismo, abocados a ser graciosos, lo cual resulta, sin duda, fatigoso para ellos y extenuante para el espectador.
La pel¨ªcula est¨¢ b¨¢sicamente hablada en ingl¨¦s, con frecuentes cameos en castellano-cubano, y alguna joya que otra que uno pensaba que pertenec¨ªa s¨®lo al reino de la ocurrencia malevolente, como un "?te llamo p'atr¨¢s!", descarada agresi¨®n al que ya es primer idioma de Miami, como traducci¨®n de "I call you back". Me pregunto si tendr¨¢ alguien el valor de doblarla.
Por eso, el verdadero inter¨¦s que puede tener la cinta es el de aproximaci¨®n ling¨¹¨ªstica a la convivencia entre dos idiomas, del que uno est¨¢ despedazando constantemente al otro. Por ello, a quien ha debido gustarle es a Illa Stavans, un mexicano de origen rumano, que tiene una c¨¢tedra de Spanglish en Estados Unidos, palimpsesto al que otorga la categor¨ªa de lengua, y en la que promueve la s¨®rdida publicaci¨®n de libros. Eso seguro que tampoco le gustar¨ªa a Castro.
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