"La arquitectura es como hacer un solitario"
"He querido proceder de la manera m¨¢s juiciosa", dice Rafael Moneo (Tudela, 1937) para referirse a la ampliaci¨®n del Museo del Prado. El resultado es de varios ¨®rdenes. Por un lado, el prisma que se levanta a la espalda del viejo museo. Por otro, la soluci¨®n de car¨¢cter urban¨ªstico en una parte casi oculta de la ciudad.
Pregunta. En la ampliaci¨®n del Prado se observa un deliberado di¨¢logo con el viejo museo y una soluci¨®n urban¨ªstica para la casi oculta espalda del museo.
"Hasta que no se entre por la puerta de Vel¨¢zquez, la percepci¨®n del nuevo Prado estar¨¢ en suspenso"
"El siglo XX ha enterrado muchos de los atributos de la arquitectura tradicional"
"El proyecto ha sufrido ciertos cambios sustanciales, algunos de los cuales reconozco con gusto ahora"
"La operaci¨®n nueva establece una relaci¨®n m¨¢s af¨ªn entre las calles del edificio"
Respuesta. A m¨ª me hubiera gustado contribuir a prolongar la vida del Prado o la vida de la arquitectura de Villanueva procediendo de la manera m¨¢s... iba a decir ¨²til, ... de la manera m¨¢s juiciosa. Las arquitecturas buenas se protegen a s¨ª mismas. El Prado, sobre el que tantas intervenciones se han hecho, ha sido capaz de mantener a pesar de todo su identidad y su integridad. Esta intervenci¨®n me ha llevado a continuar esa conversaci¨®n con todo lo existente y con todo lo que ya se hab¨ªa producido, y en cierto modo a mejorar las condiciones del edificio con la topograf¨ªa, no una topograf¨ªa natural, sino de la nueva topograf¨ªa que hab¨ªa construido la ciudad. Hemos olvidado que la espalda del Prado era un terrapl¨¦n no resuelto. La operaci¨®n nueva establece una relaci¨®n m¨¢s af¨ªn entre las calles adyacentes y el edificio, que ahora tiene la posibilidad de ser entendido desde el env¨¦s.
P. Hasta octubre no se acceder¨¢ al museo por la puerta de Vel¨¢zquez. Como arquitecto, ?qu¨¦ relevancia tendr¨¢ ese momento?
R. El tr¨¢nsito de la puerta de Vel¨¢zquez al claustro dar¨¢ pie a ense?ar la estructura de la arquitectura de Villanueva. Creo que hasta que no sea posible ese desplazamiento desde Vel¨¢zquez al claustro, la percepci¨®n de la ampliaci¨®n del Prado estar¨¢ todav¨ªa en suspenso. Y cabe decir que est¨¢ en suspenso.
P. ?C¨®mo ha asumido los cambios con respecto al proyecto origianl?
R. Los cambios en el desarrollo del proyecto se producen como reacci¨®n a las cr¨ªticas alrededor del a?o 2000, est¨¢n en las hemerotecas. No hay ning¨²n inconveniente en reconocerlo. As¨ª como la planta no se ha tocado, el proyecto ha sufrido dos o tres cambios sustanciales que no s¨®lo no me importan, sino que reconozco con gusto ahora. Quiz¨¢ el m¨¢s relevante tenga que ver con la cubierta del vest¨ªbulo '?C¨®mo vamos a ver este techo de cristal que ni tiene los atributos de seguridad que acompa?an al Museo y est¨¢ m¨¢s pr¨®ximo a lo que puede entenderse como un supermercado o una estaci¨®n de autobuses, un centro comercial? La respuesta a eso fue colocar el jard¨ªn en la cubierta...
P. ?Considera que la soluci¨®n de los parterres...?
R. ?Es m¨¢s bonita? Yo creo que s¨ª. Es una soluci¨®n que mejora la del vidrio. No estoy tan convencido con relaci¨®n a la masa de ladrillo, que ahora es una masa un poquito m¨¢s condescendiente y m¨¢s amable de lo que era la primera.
P. Sus intervenciones se aprecian en todo el eje del Prado-La Castellana: edificio Bankinter, estaci¨®n de Atocha, Museo del Prado. ?C¨®mo es su relaci¨®n con las soluciones que se tomaron hace siglos en esta arteria?
R. La ciudad es un continuo, y uno se encuentra con tantas cosas hechas y dadas, hay tal vida latente, que no se le puede escapar al arquitecto. Algunas veces he dicho que el trabajo del arquitecto algo tiene que ver con quien hace un solitario: la carta que descubres tiene que dejar el juego hecho a otros que vengan detr¨¢s. En el fondo me gustar¨ªa que se reconociese la belleza del trazado de la Castellana y el Prado, que es una belleza muy apoyada en esta modestia del Madrid del XVIII y del XIX, que sin grandes medios para hacer movimientos de tierras fundamentales, hac¨ªa de la debilidad virtud, y esa debilidad que se mostraba en no poder hacer una alineaci¨®n parisina, daba lugar a esa secuencia y esa alternancia que va produci¨¦ndose de la Castellana, tan grata. Mi trabajo ha dado lugar a proyectos que son muy distintos. Respetando la continuidad, ofrece o reconoce problemas arquitect¨®nicos muy distintos.
P. ?Recuerda su primera visita al Prado?
R. Mis padres ven¨ªan a Madrid con cierta frecuencia y seguro que deb¨ª ver el Prado ni?o. Recuerdo la sala donde se despliega la pintura espa?ola, recuerdo ese primer acceso, con las pinturas de Ribera y de Zurbar¨¢n. Tengo una cierta sensaci¨®n de la reverencia o de la impresi¨®n que produce entrar en un ¨¢mbito como el del Prado. Puede que todo aquello ocurriera con 10 o los 12 a?os.
P. El peso de Vel¨¢zquez sobre el museo es abrumador.
R. Pues s¨ª. Yo no me atrevo a hablar de Vel¨¢zquez pensando en lo bien que habla de ¨¦l Antonio L¨®pez. Lo he citado muchas veces y lo citar¨¦ una vez m¨¢s, porque me parece muy valioso, tambi¨¦n desde una concepci¨®n ¨¦tica del trabajo. Antonio suele decir que Vel¨¢zquez es de los pocos pintores que no tiene obras prescindibles. Toda obra de Vel¨¢zquez tiene sentido en su carrera, y no podr¨ªa uno prescindir de ella. Vel¨¢zquez es muy admirable en esa contenci¨®n. A veces hay algunos cr¨ªticos que se quejan de que su trabajo como cortesano nos haya hecho perder tantas obras. Sin embargo, es f¨¢cil que esa distracci¨®n deliberada sea la que haya hecho que su trabajo tenga siempre tal intensidad.
P. Una de las caracter¨ªsticas es la utilizaci¨®n de las viejas t¨¦cnicas artesanales en la piedra, el bronce, la madera, el estucado, hasta en el uso del ladrillo.
R. El ladrillo es un material en cierto modo ligado a la artesan¨ªa, y la artesan¨ªa ha estado ligada a la arquitectura hasta hace poco. Ha sido el siglo XX el que ha desterrado o ha podido prescindir del trabajo artesano, y ha enterrado tambi¨¦n muchos de los atributos de la arquitectura tradicional. En ese sentido el ladrillo es cada vez un material m¨¢s an¨®malo y casi ajeno a lo que son los problemas de la arquitectura hoy, que est¨¢n m¨¢s en c¨®mo absorber los procesos de industrializaci¨®n. A m¨ª me ha tocado trabajar con ladrillo en Bankinter y en Atocha, y en el Prado, pero no tanto por devoci¨®n al material, que tambi¨¦n la tengo. Yo vengo de un pueblo de cer¨¢mica, de ladrilleros, pero es m¨¢s bien ese respeto al medio el que en cierto modo te lleva a usar el ladrillo. Y en eso, ya que estamos hablando del Prado, recuerdo alguien del Patronato que, en esas discusiones a prop¨®sito de si estaba bien o mal el cubo de ladrillo del que part¨ªamos, dec¨ªa que por qu¨¦ no se empleaban materiales m¨¢s nuevos. Creo que al lado de los Jer¨®nimos siempre hubiera estado mal el brillo del vidrio, y habr¨ªa sido innecesariamente arrogante el uso de la piedra.
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