La incre¨ªble Liga de Mr. O'Connell
Hoy, 72 a?os despu¨¦s, se rinde homenaje al Betis de 1935, el ¨²nico que ha ganado el campeonato
27 de abril de 1935. Al d¨ªa siguiente se juega el ¨²ltimo partido de Liga. El Betis Balompi¨¦ necesita la victoria en Santander para proclamarse campe¨®n. El entrenador b¨¦tico, Patrick O'Connell, y su jugador Larrinoa, que hab¨ªan pertenecido al equipo c¨¢ntabro, se acercan al hotel donde est¨¢ concentrado el Racing para saludar y "sondear" el ambiente.
-Vosotros ya no os jug¨¢is nada. Ma?ana no os matar¨¦is para ganarnos, ?no?, pregunta O'Connell.
-Lo siento, m¨ªster. El Madrid nos est¨¢ presionando para que os ganemos. Nuestro presidente, Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo, que es madridista, nos da mil pesetas por cabeza si os ganamos.
No hab¨ªa otra opci¨®n: hab¨ªa que ganar en el terreno de juego. Patrick O'Connell (Dubl¨ªn, 1887-Londres, 1959) record¨® seguramente entonces aquel partido entre el Manchester United y el Liverpool que pas¨® a la historia del f¨²tbol ingl¨¦s como el m¨¢s corrupto de su historia: el conocido como The fixed match (el partido ama?ado). Corr¨ªa el a?o 1915 y Patrick O'Connell era el capit¨¢n del Manchester. Un grupo de jugadores de ambos equipos qued¨® en un pub de Manchester, y acordaron cruzar una apuesta de 8 a 1 a que el resultado final del encuentro iba a ser de 2-0 a favor del United. El partido, disputado el Viernes Santo de 1915, qued¨® 2-0. El capit¨¢n O'Connell tuvo la ocasi¨®n de engordar el marcador de penalti. Pero lo lanz¨® cerca del bander¨ªn de c¨®rner...
"Sevilla es un sitio donde la gente vive como si se fuera a morir esta noche", dec¨ªa el t¨¦cnico irland¨¦s
Alguien debi¨® de irse de la lengua y ocho jugadores fueron suspendidos a perpetuidad. Dos de ellos murieron en la Primera Guerra Mundial, y cinco fueron perdonados al reconocer el fraude. S¨®lo uno, Enoch Knocher West, cumpli¨® el castigo al mantener su inocencia toda la vida. Hoy, su nombre est¨¢ en el cuadro de honor de los jugadores del Manchester United junto a los de Beckham, Cantona, Best o Bobby Charlton. O'Connell, curiosamente, sali¨® libre sin cargos.
O'Connell, el medio centro defensivo del Manchester, se hab¨ªa hecho famoso al ganar la Triple Corona (torneo entre selecciones brit¨¢nicas) unos a?os antes con Irlanda por primera vez en su historia. Lo consigui¨® en lo que se llam¨® El Partido de los 9 Hombres y Medio. Aquel encuentro lo disputaron Irlanda y Escocia. A poco de empezar, Irlanda perdi¨® a un hombre por lesi¨®n. Al no haber cambios siguieron con diez. Momentos m¨¢s tarde rompen un brazo a O'Connell. El irland¨¦s decide seguir el partido y ganar el torneo.
La vida de O'Connell tuvo siempre un destino: el f¨²tbol. Un destino que le hizo dejar a su numerosa familia a principio de los a?os veinte en Inglaterra, y entrenar en Espa?a al Racing de Santander, al que logr¨® clasificar brillantemente para la disputa del primer Campeonato de Liga en 1928. Tras pasar por el Oviedo recal¨® en el Betis en 1932 y en el Barcelona en 1935.
El 18 de Julio de 1936, el entrenador del F¨²tbol Club Barcelona pasa las vacaciones en Irlanda. Dos meses m¨¢s tarde no duda en dirigirse a Barcelona a continuar su labor. Si hab¨ªa sobrevivido a una Guerra Mundial jugando al f¨²tbol, pod¨ªa sobrevivir a una absurda guerra civil entrenando. El republicano declarado O'Connell es protagonista de la famosa gira del Bar?a por M¨¦xico durante la contienda fratricida. Ese protagonismo le cuesta la salida del pa¨ªs, adonde regresa en 1940, no se sabe c¨®mo, para entrenar al Betis y al Sevilla, instal¨¢ndose definitivamente en la capital hispalense. Concretamente, en la calle Progreso n¨²mero 29.
En todos esos a?os, la familia O'Connell, que viv¨ªa en Manchester, recib¨ªa de vez en cuando un giro postal con dinero de Espa?a. Su hijos idolatraban las fotos de un padre al que no conoc¨ªan, y al que consideraban un h¨¦roe. Un 12 de junio de 1949, en Dubl¨ªn, Espa?a se enfrenta a Irlanda. Un joven aficionado irland¨¦s pregunt¨® a la delegaci¨®n espa?ola, tras el partido, si conoc¨ªan a un tal O'Connell que hab¨ªa entrenado en Espa?a.
-Soy su hijo Daniel, y hace un tiempo que no sabemos nada de ¨¦l.
Guillermo Eizaguirre, el seleccionador, es sevillano. Le dice que O'Connell vive en Sevilla. Aquel aficionado irland¨¦s re¨²ne el dinero suficiente y un a?o m¨¢s tarde viaja en busca del padre desconocido, al que no ve¨ªa desde hac¨ªa treinta a?os. Ese viaje est¨¢ contado por el propio Daniel en un relato titulado Viaje a Sevilla en Tercera Clase.
Al llegar, lo que Daniel so?aba como un c¨¢lido recibimiento se torna en trato fr¨ªo y distante. O'Connell le cita en el Parque de Mar¨ªa Luisa. Lo primero que hace su padre no es preguntarle por la familia, sino por la marcha del Manchester United. Daniel es presentado en sociedad en Sevilla como el sobrino de O'Connell. Los indicios se convierten en certezas en la cabeza del joven. Empieza a entender que su padre tiene otra familia en Sevilla. Las preguntas del reci¨¦n llegado se suceden vertiginosamente:
-Pap¨¢, ?c¨®mo es Espa?a?
-Espa?a es como un partido de f¨²tbol en el que los dos equipos intentan corromper al ¨¢rbitro.
-Pap¨¢, ?c¨®mo es Sevilla?
-Sevilla es un lugar donde la gente vive como si se fuera a morir esta noche.
-Pap¨¢, ?es cierto que ganaste la Liga con el Betis?
-S¨ª. Un 28 de Abril de 1935, en Santander. Ganamos 0-5. Era la Feria de Abril, la fiesta de aqu¨ª.
-Pap¨¢...
Daniel nunca se atrevi¨® a hacerle a su padre la pregunta definitiva. El mito se hab¨ªa humanizado cruelmente en aquel viaje a Sevilla. La madre de Daniel nunca lo supo o nunca lo quiso saber, y am¨® al ausente capit¨¢n del Manchester United hasta el fin de sus d¨ªas. Hoy vuelve a ser 28 de abril. Feria de Abril. En Sevilla se inaugura un monumento al equipo del Betis que llev¨® la Liga a la Feria en 1935. Gracias, Mr. O'Connell.
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