Siempre quedar¨¢ la Intertoto
El Atl¨¦tico, incapaz de superar a un miedoso Betis, vuelve a fracasar en su estadio y complica su puesto europeo
Fue pisar Petrov el c¨¦sped y montarse un jolgorio de cuidado en el Calder¨®n, cuya hinchada recibi¨® al b¨²lgaro como si de Garrincha, en zurdo, se tratara. Seis meses y una semana despu¨¦s de romperse la rodilla, el b¨²lgaro volvi¨® a escena para intentar arreglar un pesti?o de partido, otro m¨¢s, protagonizado por el Atl¨¦tico.
ATL?TICO 0 - BETIS 0
Atl¨¦tico de Madrid: Leo Franco (Pichu, m. 46); Seitaridis, Pablo, Z¨¦ Castro, Pern¨ªa (Petrov, m. 55); Galletti,Costinha, Jurado, Antonio L¨®pez; Ag¨¹ero y Torres (Rufino, m. 65). No utilizados: Perea, Marqu¨¦s, Pollo y Rufino.
Betis: Doblas; Miguel ?ngel, Juanito, Nano, Melli, Isidoro; Capi, Assun?ao, Rivera (Sobis, m. 59); Fernando y Robert (Vogel, m. 65). No utilizados: Casto; Ilic, Fernando Vega, Odonkor, Caffa y Xisco.
?rbitro: Rodr¨ªguez Santiago. Amonest¨® a Jurado y Nano.
Unos 40.000 espectadores en el Calder¨®n.
Petrov, que volvi¨® a los seis meses, fue recibido como un h¨¦roe y tuvo el triunfo en sus pies
Pudo marcar incluso el b¨²lgaro en dos ocasiones: en la primera, Vogel sac¨® con la punta de la bota el bal¨®n en la l¨ªnea de meta cuando el b¨²lgaro intentaba cabecear; en la segunda, su dur¨ªsimo disparo se fue rozando el larguero. Pero ni con Petrov ni sin ¨¦l. No pas¨® el Atl¨¦tico del empate ante un Betis que cambi¨® su indumentaria y se visti¨® de azul y blanco, los colores con los que naci¨®, hace 100 a?os. El Betis vest¨ªa como Italia, toda una declaraci¨®n de intenciones que se multiplic¨® cuando su t¨¦cnico, Luis Fern¨¢ndez, puso en liza a cinco defensas. Bien tapadito se plant¨® el Betis en escena, temeroso no se sabe bien de qu¨¦. Y se qued¨® a verlas venir, bien pertrechado, esperando quiz¨¢ que su rival saliera con la intenci¨®n de arrollarle. Esperando sigue.
Ocurre que el Atl¨¦tico est¨¢ perdido. No se cree su apuesta. Vive en el sexto puesto de la clasificaci¨®n, en la fontera con la gloria europea. Y est¨¢ all¨ª porque de vez en cuando saca la cabeza del charco gracias a alg¨²n golpe de magia de Ag¨¹ero, cada vez menos, alg¨²n arrebato de Torres , cada vez m¨¢s, alguna jugada a bal¨®n parado o alguna pifia del rival. Acciones siempre puntuales, aisladas, que poco tienen que ver con su f¨²tbol o con su sentido de la creaci¨®n.
Ayer, ante el Betis, Aguirre se vio obligado a cambiar el paso por aquello de las bajas. El t¨¦cnico mexicano se encontr¨® con el centro del campo agujereado, sin Luccin, sin Gabi, sin Maniche, y ech¨® mano de Costinha, con el que apenas contaba, y de Jurado. El chaval dej¨® su exilio de la banda izquierda, y de su imaginaci¨®n, y sus botas, salieron las ¨²nicas acciones luminosas de un Atl¨¦tico cuyo f¨²tbol fue, de nuevo, plano, gris, vac¨ªo y grosero a ratos.
Tan animoso como inestable, el Atl¨¦tico dio un curso de c¨®mo perder la pelota con una prontitud desesperante. Ser¨ªa por el c¨¦sped, r¨¢pido como estaba por culpa de la lluvia que hab¨ªa azotado la capital, o ser¨ªa, quiz¨¢, porque el equipo no da para m¨¢s. Un tiro a puerta en la primera parte y dos en la segunda. ?sa fue toda la producci¨®n ofensiva del Atl¨¦tico. As¨ª las cosas, el Betis no dud¨® en estirarse, sin exagerar, amparado en un centro del campo de buen gusto, con Assun?ao, Capi y Rivera al mando. Pero s¨®lo cre¨® peligro cuando su t¨¦cnico le dio vuelo al brasile?o Sobis.
Tocaba y tocaba el Betis, y m¨¢s que toc¨® cuando el partido fue languideciendo, feliz como estaba con el empate. El Atl¨¦tico, mientras, repet¨ªa el gui¨®n acostumbrado. El equipo se bloquea en cuanto sus centrales se ven obligados a subir el bal¨®n, a repartir juego, tarea para la que no les llamaron las musas. As¨ª que Pablo le daba el bal¨®n al rival, Z¨¦ Castro le daba el bal¨®n al rival, mientras Jurado se dejaba ver sin ¨¦xito. Con un m¨ªnimo de velocidad, de precisi¨®n, y, sobre todo, de valent¨ªa (incapaz como fue de disparar entre los tres palos), el Betis se hubiera llevado ayer el partido sin mayores problemas.
Puesto a acumular desgracias, el Atl¨¦tico vio c¨®mo se lesionaba su portero, Leo Franco y, lo que es peor, c¨®mo lo hac¨ªa Fernando Torres. Sin su gu¨ªa, el Atl¨¦tico fue menguando. Y suerte tuvo de que el Betis no quisiera l¨ªos y de que fuera Odonkor quien, a poco del final, se viera solo ante Pichu (sustituto de Franco). El alem¨¢n fue incapaz de encontrar siquiera la porter¨ªa. Al poco lleg¨® la segunda ocasi¨®n de Petrov y el partido muri¨® con el Betis aplaudi¨¦ndose a s¨ª mismo como si hubiera logrado una proeza, y con el Atl¨¦tico dilapidando la (poca) credibilidad que le quedaba, dispuesto como parece el equipo a huir de los puestos de Champions y de los de la UEFA. Quiz¨¢ la Intertoto acabe siendo un digno objetivo.
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