Jeremy Jackson. La 'estrella de rock' de los mares
Costa occidental de Florida. A lo largo de una l¨ªnea de playa ba?ada por aguas verde-azuladas se disponen casas de madera con sus porches mirando al mar, rodeadas de una vegetaci¨®n exuberante. Es un d¨ªa espl¨¦ndido, pero una amenaza se cierne sobre los residentes, en su mayor¨ªa jubilados que se han gastado todos sus ahorros para vivir sus ¨²ltimos a?os en este para¨ªso. Ellos no pueden verlo. Desde un punto de vista m¨¢s elevado, advertimos una inmensa, monstruosa masa de tinta china que avanza hacia la arena, a pocos metros de las casas. "Es asombroso", dice Jeremy Jackson, se?alando la imagen en la pantalla de su port¨¢til. "Una explosi¨®n de algas t¨®xicas. Y el agua es tan negra porque contiene una enorme cantidad de bacterias; en realidad, dinoflagelados, un tipo distinto de microbio cuyas toxinas matan a los peces. Su abundancia es tal que, cuando sopla el viento en la superficie, las olas arrojan min¨²sculas gotitas al aire, y finalmente llegan a tierra". Lo que describe este paleont¨®logo y ec¨®logo marino parece sacado de una historia de terror de Stephen King. O de un escenario salido de un sombr¨ªo cuento futurista a lo Blade runner. "S¨®lo 12 horas despu¨¦s de llegar a la costa, las salas de urgencia de los hospitales de la zona se colapsan por la gente que sufre ataques agudos de asma. Se ven obligados a dejar sus casas por haber respirado unas gotitas cuya toxicidad es demasiado alta. Las escuelas y las tiendas tienen que echar el cierre. La gente huye de la costa, hasta que todo pasa".
"El Mediterr¨¢neo corre gran peligro. Es un mar completamente rodeado de tierra. Como un retrete gigante"
"A¨²n se puede comer bacalao, pero en el futuro tendremos que consumir tapas de medusa. ?Son crujientes!"
"Para que haya un cambio, el cient¨ªfico tiene que salir del laboratorio y hablar al p¨²blico. Cine, televisi¨®n..."
A sus 64 a?os, Jeremy Bradford Jackson habla con una voz grave sobre el declive de los oc¨¦anos tras 40 a?os de inmersiones (tiene 20 conferencias en su agenda s¨®lo este a?o). Recientemente acudi¨® a Madrid para compartir, junto con el investigador chileno Juan Carlos Castilla, el Premio Internacional a la Investigaci¨®n en Ecolog¨ªa y Biolog¨ªa de la Conservaci¨®n de la Fundaci¨®n BBVA, dotado con medio mill¨®n de euros.
De Jackson se han vertido muchos adjetivos, algunos como "estrella del rock" del mundo oce¨¢nico. El Instituto Smithsoniano Tropical en Panam¨¢, en el que ha trabajado desde 1968, le describe como "el ec¨®logo marino contempor¨¢neo n¨²mero uno", y el centenario Instituto Scripps de Oceanograf¨ªa, donde investiga (en la Universidad de California en San Diego), no duda en presentarle como "un l¨ªder mundial en estudio de la vida marina, su ecolog¨ªa y evoluci¨®n". Claro que no todo son elogios. En un perfil del diario The New York Times se dice que levanta suspicacias entre algunos de sus colegas, que le califican de "colaborador irritable o malhumorado", o de "intolerante con quienes no concuerdan con sus puntos de vista", o alguien con un "ego demasiado grande" .
Este norteamericano alto y pelirrojo, con una coleta como se?a de identidad ?que hubo de cortarse al llegar al Panam¨¢ de la dictadura de Torrijos para no tener problemas con los militares, cuando era un estudiante graduado?, no ha perdido la afabilidad y el humor, que a veces salta como una chispa. Al igual que su convicci¨®n. Es como si te cogiera por la solapa para darte un cachete cari?oso, e invitarte a que despiertes y veas las cosas de una vez. Tras d¨¦cadas bombardeando los mares con fertilizantes, convirti¨¦ndolos en enormes vertederos, ?qu¨¦ podr¨ªamos esperar? Jackson pertenece a esa rara clase de cient¨ªficos capaz de llamar la atenci¨®n de las estrellas de Hollywood usando sus trucos, convertir sus an¨¢lisis en lo que podr¨ªa ser una pel¨ªcula titulada Escape de Malib¨²: "Imaginad que la gente rica tiene que irse a vivir a lugares como Montana o Wyoming, y que los sin techo no tienen otro remedio que residir en un sitio tan precioso como Malib¨², ya que no pueden permitirse otra cosa. Es como si en Espa?a la Costa Brava fuera un sitio tan desagradable que nadie vivir¨ªa, y todo el mundo tuviera que escapar al centro del pa¨ªs".
Todo esto est¨¢ pasando. En varias ¨¢reas marinas, el agua se ha hecho tan cenagosa "como una sopa". Jackson explica que han surgido 150 zonas muertas en los oc¨¦anos, zonas que s¨®lo acogen bacterias y medusas, lo que no es muy alentador. Nos devuelven a los paup¨¦rrimos mares de la era c¨¢mbrica, hace 500 millones de a?os.
?Mares muertos, c¨®mo es posible?
El nitr¨®geno y los fosfatos entran en el mar procedentes de la agricultura. Los nutrientes alimentan a las algas, y ocasionan una sobreproducci¨®n. Los animales que comen algas y bacterias no dan abasto. Crecen y crecen. En vez de ser comidas, terminan muriendo y caen al fondo. Pero su metabolismo ha robado casi todo el ox¨ªgeno al agua, lo que mata a la mayor¨ªa de los animales. Donde hab¨ªa peces grandes, camarones, etc¨¦tera, un ecosistema rico en pesca, ahora s¨®lo encontramos bacterias y medusas. Como en el golfo de M¨¦xico. Queda ox¨ªgeno en la superficie, pero no en el fondo.
?Qu¨¦ tama?o alcanzan esas ¨¢reas muertas?
Unos 12.500 kil¨®metros cuadrados en el golfo de M¨¦xico. El mar B¨¢ltico, a veces es una zona muerta. El norte del mar Adri¨¢tico es una zona muerta. Y el Mediterr¨¢neo podr¨ªa ser una zona muerta. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si en Mallorca oliera a huevos podridos por culpa de este proceso? Las zonas muertas est¨¢n creciendo en todo el mundo. Todav¨ªa s¨®lo se dan en la costa, bah¨ªas y los mares cerrados. El problema es la revoluci¨®n verde, la agricultura que se necesita para alimentar a la gente. Se est¨¢n usando cantidades excesivas de nitr¨®geno y fosfatos, por lo que el mar es un poco el servicio de todo el mundo.
Hay bastante preocupaci¨®n por el Mediterr¨¢neo.
Corre un gran peligro. Es un mar completamente rodeado de tierra. Como un retrete gigante. Todas las poblaciones mediterr¨¢neas crecen, en especial las africanas. Estuve en El Cairo hace poco y es una urbe del tama?o de Ciudad de M¨¦xico. Produce una gran cantidad de contaminaci¨®n sin control. Todos estos lugares descargan sus nutrientes y desechos al Mediterr¨¢neo. Lo que antes fue un para¨ªso, ahora puede convertirse en una zona muerta.
Como instalar la casa al lado de un conjunto de servicios p¨²blicos atestados.
S¨ª, y con un olor que es todo un desodorante...
Ha comentado que a veces los mares perjudican la salud de los surfistas. Tras un hurac¨¢n, por ejemplo, han de esperar m¨¢s de 72 horas para volver al agua. ?Por qu¨¦?
No necesitas ni siquiera un hurac¨¢n para que suceda. En lugares como Los ?ngeles o San Diego, basta una simple tormenta de lluvia. Aqu¨ª no llueve a menudo. Y cuando ocurre, lo hace de forma muy violenta. Todo el agua que est¨¢ en las plantas depuradoras se desborda, hay mucho que depurar, y va al oc¨¦ano. Los surfistas se ponen enfermos. Es el oc¨¦ano Pac¨ªfico, no una zona muerta. Se trata de una costa muy larga, con grandes olas que empiezan en China y que llegan hasta California. Y a pesar de ello, la gente enferma por culpa de la contaminaci¨®n.
Jackson se ha enfrentado a varios huracanes y conoce los destrozos que causan en los arrecifes de coral, aunque asegura que forman parte de estos ecosistemas. En 1980 aguant¨® las embestidas del hurac¨¢n Allen en Jamaica, junto a su esposa, Nancy ?una experta buceadora?, y 50 cient¨ªficos. Todo silbaba a su alrededor "con un ruido ensordecedor, esperando que el techo se nos cayera encima". El d¨ªa despu¨¦s sali¨® para investigar los da?os. "Hab¨ªa luz por la ma?ana, y era posible ver las olas de veinte metros y los corales destrozados". Realiz¨® un estudio minucioso para explicar c¨®mo se repondr¨ªan los corales en el futuro, que public¨® en la revista Science. Por entonces cre¨ªa que la falta de peces grandes no enturbiaba la belleza del paisaje. Result¨® que los corales nunca se recuperaron. Jackson se equivoc¨®. Y fue un error que le "hizo ver la luz", marcando una inflexi¨®n en su carrera.
Hab¨ªa algo m¨¢s que no tuvo en cuenta. ?Qu¨¦ era?
Nosotros hab¨ªamos cambiado el ecosistema hasta el punto de que no contaba con todos los participantes que le asegurasen una normal recuperaci¨®n. Tres a?os despu¨¦s del paso del Allen ocurri¨® otro desastre: la muerte del erizo Diadema antilarum. Los hab¨ªa por millones, y eran muy t¨®xicos si los tocabas. Murieron por una enfermedad que nunca se identific¨®. Ya que no exist¨ªan peces que comieran algas, los ¨²nicos organismos que lo hac¨ªan eran estos erizos. Al desaparecer, las algas invadieron el arrecife, y el ecosistema cambi¨® en una semana. Un a?o despu¨¦s pas¨® de un 70% de corales vivos a una superficie entre el 2% y el 5%.
?Cu¨¢l es la salud global de los corales?
El Caribe refleja la peor situaci¨®n. Podemos afirmar con bastante certeza que s¨®lo queda el 20% de los corales que existieron en el pasado. La combinaci¨®n de especies ha cambiado completamente. Cuando hay corales, son m¨¢s peque?os. En Australia, quiz¨¢ se conserva el 50% de los arrecifes. Los australianos han decidido proteger la tercera parte de la Gran Barrera Coralina de la sobrepesca. En los pa¨ªses m¨¢s pobres, como Fiji, Indonesia o Filipinas, la presi¨®n pesquera y las enfermedades han destruido los arrecifes coralinos. El ?ndico, que tiene el tama?o de Europa, experiment¨® en 1998 un aumento de temperatura: el 80% de los corales de aguas poco profundas se blanque¨® y una tercera parte muri¨®, lo que representa un 20% de todos los corales. Y esto ocurri¨® en s¨®lo unos d¨ªas.
Usted ayud¨® a fundar una p¨¢gina 'web' (www.shiftingbaselines.org) para entender la destrucci¨®n de los oc¨¦anos. ?Qu¨¦ le anim¨® a usar este medio de divulgaci¨®n?
Una persona que nunca ha visto un arrecife de coral viaja desde Espa?a hasta Tahit¨ª y paga 500 euros por un d¨ªa en el mar. Los que llevan el negocio son gente muy sofisticada y quieren impresionarle, as¨ª que le llevan a visitar un arrecife con unos corales peque?os, esponjas y pececitos de colores magn¨ªficos, y entonces exclama: ?qu¨¦ maravilla!, ?hemos visto peces de 10 cent¨ªmetros de tama?o y unos corales espl¨¦ndidos! Yo, en cambio, me echo a llorar. Lo que veo es un cementerio de corales muertos, sin los peces que existieron. Se puede decir que es un arrecife de fantasmas. Pero para el turista es magn¨ªfico. Y si la gente est¨¢ contenta con la situaci¨®n, ?c¨®mo puedo convencerles de que han pagado para nada?
Jackson explica que a¨²n existen mundos perdidos. Recientemente estuvo en el arrecife Kingman, en el Pac¨ªfico, totalmente deshabitado, y se qued¨® maravillado de los fant¨¢sticos corales y los tiburones de gran tama?o. Entonces visit¨® el atol¨®n Kiritimati, descubierto por el capit¨¢n Cook en 1777. Ahora tiene 5.000 habitantes, y sus corales est¨¢n llenos de "peces min¨²sculos". Pero los relatos de Cook hablan de "aguas que herv¨ªan de tiburones tan hambrientos que mord¨ªan nuestros remos". La presencia humana ha sido determinante.
?Realmente es tan dif¨ªcil encontrar ahora peces grandes en el mar?
Cuando Col¨®n viaj¨® a Am¨¦rica en 1492 exist¨ªan en el oc¨¦ano Atl¨¢ntico 10 especies marinas que superaban en tama?o al barco en que viajaba. Se hablaba de monstruos marinos, pero esta gente no estaba loca. Para ellos, viajar en un barco de m¨¢s de 21 metros y encontrar una ballena mucho m¨¢s grande tendr¨ªa que ser una experiencia impresionante. Y se daban casos de ballenas que atacaban a los barcos en tiempos pasados. Era un mar completamente diferente. En el segundo viaje de Col¨®n, las descripciones de los espa?oles suger¨ªan que ellos no pod¨ªan avanzar con sus barcos debido a la enorme cantidad de tortugas verdes, miles y miles de estos animales de 500 kilos cada uno. Y con respecto a los tiburones, tengo que decirle, como bi¨®logo marino, que en aquellos tiempos hubiera sido imposible bucear sin una jaula de protecci¨®n.
?Qu¨¦ ocurre con los tiburones ahora?
Hay una sobrepesca de tiburones en todos los mares. Ren Myers, que muri¨® recientemente, era el autor de un estudio que dec¨ªa que el 90% de los peces grandes es v¨ªctima de la presi¨®n pesquera. En su ¨²ltimo trabajo habla de la extinci¨®n de los tiburones. Son viv¨ªparos, como nosotros. Y tienen muy pocas cr¨ªas, entre 10 y 50 cr¨ªas cada a?o; no como los atunes, que generan millones de huevas. Hay especies de tiburones y rayas que nadie ha visto en d¨¦cadas en el Atl¨¢ntico, y tememos que se hayan extinguido.
En una de las pel¨ªculas de su antiguo alumno Randy Olson se muestra una escena en la que una pareja va al restaurante para pedir el plato de pescado del d¨ªa, y entonces a ella le sirven una medusa viva flotando dentro de un cuenco. El camarero se excusa diciendo que eso que es lo que han cogido ese d¨ªa, y lo que tendr¨¢n al siguiente. Y coloca una factura de casi 400 d¨®lares sobre la mesa. ?Hasta qu¨¦ punto refleja la realidad?
En Espa?a, los vascos eran los pescadores m¨¢s eficientes del mundo durante los siglos XV y XVI, y hay quien piensa que descubrieron Am¨¦rica y guardaron el secreto para reservarse los caladeros de bacalao. ?Qui¨¦n se podr¨ªa haber imaginado un mundo sin bacalao? Pues bien, ahora est¨¢ ocurriendo. Hace cuatro siglos pescaban en el noroeste del Atl¨¢ntico, en uno de los lugares m¨¢s ricos del mundo en bacalao [en Terranova]. En 1982, la pesca entr¨® en crisis porque el Gobierno de Canad¨¢ no protegi¨® adecuadamente la zona, y 35.000 personas perdieron su trabajo. Ahora est¨¢n capturando? medusas, en esta zona que era el centro mundial del bacalao. ?Pescan medusas porque no hay bacalao! Y las venden a China. La pel¨ªcula es una broma, pero describe una situaci¨®n real. Lo mismo ocurre en el golfo de M¨¦xico, ahora se est¨¢n pescando medusas. ?Y son crujientes! ?Se pueden comer, aunque no es lo mismo!... [risas].
Cuando vamos a una buena pescader¨ªa y pedimos merluza, a nadie se le ocurre pensar que cada vez hay menos pescado.
Es por los subsidios a la pesca. Los Gobiernos ayudan a los pescadores, sus barcos, y por eso los precios no est¨¢n aumentando. Se est¨¢ robando los peces de otros pa¨ªses porque pueden pagar. En el este de ?frica, la corriente de Bengala es un ¨¢rea de afloramiento, y por eso la producci¨®n es muy alta. ?Qui¨¦nes est¨¢n pescando ah¨ª? Los africanos, no. Los gringos, los espa?oles, los ingleses, los japoneses, que luego se llevan el pescado a sus pa¨ªses. Por eso los precios se mantienen bajos, ya que se pesca en todo el mundo. Todav¨ªa se pueden comer aqu¨ª tapas de bacalao, pero en el futuro tendremos que consumir tapas de medusa.
?Es posible una selecci¨®n natural acelerada para explicar por qu¨¦ cada vez se pescan peces de menor tama?o?
S¨ª. El nivel de selecci¨®n es tan fuerte que despu¨¦s de una presi¨®n excesiva de pesca mantenida durante 20 o 30 a?os los peces maduran a una edad m¨¢s temprana. Si, por ejemplo, una especie antes no se reproduc¨ªa hasta cumplir los siete a?os, ahora alcanza la madurez reproductiva a los tres o cuatro, con un tama?o mucho m¨¢s peque?o. Cuando ocurre algo as¨ª es muy dif¨ªcil cambiarlo. Estamos sacando del mar los peces m¨¢s grandes que han alcanzado la edad reproductora. Lo que significa que podemos tener poblaciones nuevas completamente distintas, aumentando el porcentaje de los m¨¢s peque?os, con una edad de reproducci¨®n cada vez menor. Sabemos que entre los 12 y los 15 a?os la gente tiene ya la capacidad de reproducirse. En este caso, ser¨ªa como si los ni?os de cuatro a?os tuvieran la madurez para hacerlo. Es lo que est¨¢ pasando con muchas especies de peces en el mundo. En mi opini¨®n, el problema m¨¢s serio para la gente es que dentro de poco tiempo no tendremos pescado.
A Jackson no le gustan las predicciones, aunque lider¨® un amplio grupo de expertos que pronosticaba el fin de los caladeros en unos 40 a?os. Cree que tendremos que recurrir masivamente a la acuicultura para alimentarnos. Dentro de algunas d¨¦cadas, todo el mundo comer¨¢ tilapia, un pez africano cuyo crecimiento es tan acelerado en las piscinas que sus cultivadores tienen que separar los sexos para evitar la sobrepoblaci¨®n. Es el tercer pescado m¨¢s importado en Estados Unidos, mientras que China ya es el primer productor mundial. Respecto a los salmones de granja, Jackson es tajante: no tiene sentido usar la harina de pescado recolectado en el mar por las redes de arrastre para alimentarlos. "Es algo que debe acabar". La analog¨ªa equivaldr¨ªa a matar leones en la selva para alimentar a los leones criados en las granjas y despu¨¦s sacrificarlos para comerlos.
?C¨®mo ve el futuro de la pesca?
No se saldr¨¢ al mar si no hay nada que pescar. La gente en este negocio no es est¨²pida, y si no se paga para pescar, no habr¨¢ pesca. Si se da alguna posibilidad de protecci¨®n en el futuro tendremos entonces peces en el mar sobreviviendo en sitios remotos. La pesca ser¨¢ equivalente a lo que fue la caza de animales salvajes en los primeros tiempos. Es una cosa de locos. En el siglo XXI se estar¨¢ cazando en el mar. ?C¨®mo puedes pretender alimentar a 6.500 millones de personas mediante la caza? No tendremos m¨¢s remedio que manejar el alimento del mar de una forma m¨¢s eficiente, lo que pasa por la acuicultura.
Se?or Jackson, ?de donde surgi¨® esa pasi¨®n por los oc¨¦anos?
Mi padre fue capit¨¢n de la marina mercante. Ten¨ªa licencia para navegar en cualquier barco y lugar del mundo. Pas¨® a la vida civil y se convirti¨® en un historiador mar¨ªtimo. Cuando era un cr¨ªo me le¨ªa historias sobre los piratas del Caribe. Pens¨¦ que quer¨ªa ser historiador como ¨¦l, y en cierto sentido lo soy, un historiador de los oc¨¦anos. Mi doctorado es en paleontolog¨ªa, por lo que estudio la historia de tiempos remotos. Me ha permitido pensar como historiador, y entender los problemas de los oc¨¦anos quiz¨¢ antes que muchos de mis colegas. Un paleont¨®logo piensa abarcando mucho tiempo; para un ec¨®logo, 10 a?os es mucho. En mi caso, se trata de miles o millones de a?os. Los ec¨®logos encuentran muy dif¨ªcil ver el pasado. Pero eso es parte de mi trabajo.
?Por qu¨¦ decidi¨® saltar a la arena de los medios de comunicaci¨®n y contactar con Hollywood... Se le ha visto reunir en sus conferencias a estrellas como Dustin Hoffman o Ben Stiller.
Randy Olson, que es responsable de la p¨¢gina web, es quien me ha inspirado. Tiene un doctorado en biolog¨ªa marina por la Universidad de Harvard. Acudi¨® a la escuela de cine de la Universidad de California del Sur, la m¨¢s famosa en Estados Unidos, para convertirse en director de cine. Cambi¨® su vida al encontrar lo dif¨ªcil que era comunicar, como cient¨ªfico, todos estos problemas de los que hablamos. Yo prefiero seguir siendo cient¨ªfico, pero lo que he aprendido de ¨¦l es que no es suficiente escribir art¨ªculos en revistas cient¨ªficas. Ni siquiera es suficiente escribir en un gran peri¨®dico, como The New York Times o El Pa¨ªs, para cambiar realmente la forma en que piensa la gente. Tienes que alcanzar a la gente para interesarla al m¨¢ximo, y eso significa la televisi¨®n y el cine, cualquier tipo de medio. Creo que, para que se produzca un cambio, el cient¨ªfico tiene que salir del laboratorio para hablar al p¨²blico. Trato de hablar en sitios que no sean universidades. No es que sea una p¨¦rdida de tiempo, pero hay que dirigirse a los banqueros, a la gente de negocios, a los ciudadanos normales? Nada puede cambiar hasta que no lleguemos a la gente de la calle. Si no les dicen a los pol¨ªticos que cambien la situaci¨®n, nada va a suceder.
?Ha conocido a los grandes comunicadores de la naturaleza, como Jacques Cousteau o David Attenborough?
Conoc¨ª a Cousteau. La persona que le ayudaba a escribir sus libros era amigo de mis padres. Cousteau estuvo en su casa durante los a?os cincuenta. Un hombre muy elocuente e interesante, ya que no era un cient¨ªfico. De ni?o vi su pel¨ªcula El mundo silencioso. Maravillosa. Debemos reflexionar sobre por qu¨¦ hemos perdido la ventaja que nos dio. Era un comunicador tan grande que atrajo la atenci¨®n de todo el mundo, pero los cient¨ªficos le hemos dado la espalda. Necesitamos a gente con ese carisma, y no creo que sea el caso de David Attenborough. Hace unos programas magn¨ªficos, pero no le gusta hablar, s¨®lo lo hace con grupos peque?os o colegas de la televisi¨®n en Estados Unidos, la BBC 4. Necesitamos a alguien que hable a todos.
Se le ha criticado por convertirse en comunicador.
Oh, desde luego que s¨ª. Lo que ocurre es que soy ya un poco viejo, y realmente bastante conocido como cient¨ªfico. Mis credenciales facilitan las cosas. Es dif¨ªcil decir que no s¨¦ de lo que hablo. Pero s¨ª, incomodo a algunos, y me dicen: "?se no es tu trabajo, sino el de otra gente". Carl Sagan ha sido el mayor int¨¦rprete de la ciencia para el gran p¨²blico, fue muy popular. ?Y qu¨¦ dijeron los f¨ªsicos? "No puedes estar en la Academia Nacional de Ciencias, eres un chico malo". Yo tengo una hija y un hijo, y un nieto de un a?o. ?Qu¨¦ mundo van a ver dentro de 50 a?os? ?C¨®mo puedo negarme a hablar de las cosas que conozco y que van a afectar sus vidas? No hablar sobre los problemas me parece hasta criminal. Hemos enjuiciado severamente a la gente que estaba viva cuando ocurrieron grandes atrocidades del siglo XX, como la II Guerra Mundial o las masacres de jud¨ªos y rusos. Dec¨ªamos: "Fijaos qu¨¦ gente tan horrible, que no hicieron nada para impedirlo". Bien, fueron sucesos m¨¢s horribles, de acuerdo, pero no creo que haya mucha diferencia respecto a la actitud de saber todo lo que est¨¢ pasando con el medio ambiente y no hablar de ello. Creo que es responsabilidad de los cient¨ªficos alertar de lo que creemos que es cierto. Mi trabajo como cient¨ªfico es proporcionar informaci¨®n al p¨²blico, que es quien paga nuestras investigaciones. Si estuviera trabajando sobre el c¨¢ncer y guardara para m¨ª los secretos, la gente morir¨ªa.
A usted le diagnosticaron un c¨¢ncer de pr¨®stata.
Me dijeron que iba a morir. Tuve suerte, pas¨¦ por quimioterapia, radioterapia, y me plante¨¦ las cosas en el sentido de que la vida es c¨®mo la vivimos. En 2001, cuando estaba bajo tratamiento, escrib¨ª un art¨ªculo en Science, 'La sobrepesca hist¨®rica y el colapso reciente de los ecosistemas costeros', que mantiene que hay una relaci¨®n entre ambos, y tuvo un impacto inmenso en los medios: entrevistas, etc¨¦tera. Estaba enfermo, pero hablaba de la salud de los oc¨¦anos. Me dio fortaleza al concentrarme en otros asuntos.
Pas¨® su juventud en Coconut Drive, un pueblo de Florida lleno de artistas y creadores. ?Qu¨¦ recuerda?
En los a?os cincuenta no era m¨¢s que un pueblecito de 5.000 personas, y sol¨ªa ir a la escuela en bicicleta. Mi padre era profesor, y mi abuelo, novelista y guionista, buen amigo de Bertolt Brecht. Vivi¨® en Hollywood y escribi¨® unas pel¨ªculas terribles, comedias dram¨¢ticas, que serv¨ªan para pagar las facturas. Mi madre escrib¨ªa las cr¨ªticas literarias de The Miami Herald. Y yo conoc¨ª all¨ª a una mujer maravillosa llamada Marjory Stoneman Douglas, autora de un libro sobre los Everglades.
?Cu¨¢l es su peor pesadilla?
A veces pienso en un bosque controlado por los suizos, con todos los ¨¢rboles ordenados en filas perfectas [risas]. Aunque eso es mejor que el mundo de las pel¨ªculas de Mad Max. La cuesti¨®n es saber c¨®mo vamos a evolucionar. Es el gran desaf¨ªo que tenemos.
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