Reforzar los municipios
Las elecciones locales del 27 de mayo ser¨¢n las octavas desde la restauraci¨®n de la democracia en Espa?a. Son casi treinta a?os de democracia local y aun as¨ª, los municipios siguen siendo considerados muchas veces como administraciones perif¨¦ricas, dependientes y subsidiarias. El goteo diario de esc¨¢ndalos financieros e inmobiliarios no ayuda precisamente a que esa realidad se modifique, sino que, al contrario, refuerza la opini¨®n de aquellos que se afanan en proclamar los grandes beneficios de la centralidad estatal o auton¨®mica como expresi¨®n de racionalidad superior frente a lo que se percibe como irresponsabilidad y baja catadura moral de los electos locales. Tampoco ayuda a un cambio de perspectiva el que, como denunciaba este mismo peri¨®dico el pasado martes, sigan permaneciendo en las listas de las candidaturas, tanto del PP como del PSOE y de otros partidos que se presentan en algunos de los m¨¢s de ocho mil municipios espa?oles, decenas de cargos p¨²blicos implicados en causas judiciales. Y a pesar de todo ello, d¨¦jenme decirles que creo firmemente que s¨®lo reforzando a los municipios y creando aut¨¦nticos gobiernos locales, podremos garantizar y mantener la cohesi¨®n social del pa¨ªs, sin que ello impida que las labores de control y redistribuci¨®n de recursos sigan siendo patrimonio de otras esferas de gobierno.
El local es el mejor espacio para ofrecer respuestas concretas e integrales a los problemas
La reivindicaci¨®n del concepto de gobierno local no es s¨®lo un problema de terminolog¨ªa, sino que expresa la voluntad de reivindicar un demos propio, una verdadera autonom¨ªa local. Si a finales de los setenta y ochenta la cantidad de cosas que era necesario afrontar en los pueblos y ciudades hac¨ªa casi innecesarias las elucubraciones sobre prioridades, protagonismos institucionales o maneras de hacerlo, todo ha cambiado mucho desde entonces. Se han ido resolviendo muchos problemas y carencias, pero ahora lo que est¨¢ en juego es qu¨¦ tipo de ciudad o pueblo se quiere, qu¨¦ tipo de gobierno se precisa, o qu¨¦ distribuci¨®n de protagonismos y de responsabilidades entre iniciativa p¨²blica, iniciativa social y respuestas mercantiles es la preferida en cada caso.
Es en este contexto en el que se han ido transformando en los ¨²ltimos a?os las pol¨ªticas p¨²blicas en general y las locales en particular. Cada vez se hace m¨¢s dif¨ªcil desde ¨¢mbitos centrales o auton¨®micos de gobierno dar respuestas universales y de calidad a las demandas de una poblaci¨®n menos indiferenciada, m¨¢s consciente de sus necesidades espec¨ªficas. Y esto hace que el foco de tensi¨®n se traslade hacia niveles m¨¢s pr¨®ximos al ciudadano, asumiendo as¨ª los gobiernos y servicios descentralizados una nueva dimensi¨®n como distribuidores de bienestar comunitario, pasando de una concepci¨®n en la que el bienestar era entendido como una seguridad en el mantenimiento de los derechos sociales para toda la poblaci¨®n (indiferenciaci¨®n-redistribuci¨®n), a ser entendido como una nueva forma de ver las relaciones sociales de manera integradora y solidaria (especificidad-participaci¨®n). Las pol¨ªticas de bienestar han tendido a hacerse desde lejos y con l¨®gicas de "negociado". Los ense?antes a los suyo, los sanitarios por su lado y los de servicios sociales de atenci¨®n primaria recogiendo lo que los dem¨¢s no eran capaces de tratar. En el ¨¢mbito local, la presi¨®n de los problemas obliga a ser m¨¢s flexible. La proximidad se ha ido configurando como un factor que ayuda a integrar las respuestas concretas a demandas que requieren abordajes integrales. Y por tanto no es extra?o que hoy los municipios sean espacios decisivos en el bienestar individual y colectivo. Es en el territorio donde conviven el personal sanitario, los trabajadores sociales, los empresarios y los trabajadores, los psic¨®logos, los polic¨ªas, el personal de la administraci¨®n de justicia, los dinamizadores econ¨®micos, los periodistas, los tenderos y los pol¨ªticos. La gente que en el territorio, desde la proximidad, sabe y comparte la importancia de lo que pasa en el municipio en relaci¨®n al futuro de la comunidad, del colectivo que vive y convive en un territorio espec¨ªfico, donde la gente mantiene v¨ªnculos de pertenencia e implicaci¨®n en los asuntos comunes.
Es evidente, no obstante, que el tama?o del municipio es tambi¨¦n una variable a tener muy en cuenta, y que por tanto no siempre la autonom¨ªa de decisiones es igualmente posible en municipios legalmente considerados de manera casi homog¨¦nea, pero con caracter¨ªsticas reales muy distintas entre s¨ª. Ello subraya la necesidad de avanzar y reforzar en las f¨®rmulas mancomunadas, y en nuevos roles de las diputaciones como red de municipios. Pero tambi¨¦n es cierto que las agendas locales siguen fuertemente condicionadas por las limitaciones que impone el hecho de que las pol¨ªticas escolares y sanitarias, la formaci¨®n profesional y ocupacional, y los servicios sociales especializados no forman parte hoy por hoy de la base competencial de los municipios. La participaci¨®n de los municipios espa?oles en el gasto p¨²blico global est¨¢ todav¨ªa lejos de la que es en la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos, y mientras las comunidades aut¨®nomas han pasado de no existir a controlar m¨¢s de una tercera parte del gasto p¨²blico, los municipios siguen anclados en cifras que rondan el 15% de ese gasto p¨²blico total.
En definitiva, el gobierno local se enfrenta al futuro desde una agenda de actuaciones m¨¢s compleja y heterog¨¦nea de lo que lo hac¨ªa a?os atr¨¢s. El cambio de ¨¦poca en el que estamos inmersos resit¨²a la significaci¨®n y la capacidad de gobierno de los ayuntamientos. La vida de los ciudadanos y ciudadanas est¨¢ hoy m¨¢s llena de incertidumbres y de dudas sobre su trabajo, su familia, su vida, de lo que lo estaba hace unos a?os. Estas incertidumbres planean sobre la realidad social y afectan la vida de pueblos y ciudades. La pol¨ªtica local tiene que ver hoy en d¨ªa con cotidianeidad, estilos y formas de vida. Y son los ayuntamientos y sus equipos de gobierno los que desde posiciones de primera fila deben gestionar y tratar de implicar conjuntamente a la ciudadan¨ªa en la gobernaci¨®n de la vida local, y en la resoluci¨®n de unos problemas cada vez m¨¢s complejos y m¨¢s dif¨ªciles de resolver desde los recursos y las estructuras de gesti¨®n de que disponen los gobiernos locales.
Hemos de aceptar que el bienestar individual y colectivo de los ciudadanos, depende cada vez m¨¢s de la capacidad de servicio y de la capacidad de gestionar servicios y recursos desde la cercan¨ªa de los gobiernos locales. Los problemas de la gente requieren pol¨ªticas pensadas y gestionadas desde la proximidad, con l¨®gicas transversales y con mecanismos y estilos de gobierno y gesti¨®n participativos. En definitiva, sin reforzar los ayuntamientos no aseguraremos el bienestar ciudadano.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica y director del Instituto de Gobierno y Pol¨ªticas P¨²blicas de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
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