Olmert afronta el primer informe que juzga su actuaci¨®n en la guerra de L¨ªbano
La prensa israel¨ª afirma que el texto culpa al jefe del Gobierno de someterse al Ej¨¦rcito
Acosado por esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y con unos ¨ªndices de popularidad irrisorios, apenas supera el 2% en los sondeos de opini¨®n, el jefe del Gobierno israel¨ª, Ehud Olmert, afronta su gran prueba de fuego. La Comisi¨®n Winograd har¨¢ p¨²blico hoy su primer informe sobre la guerra que enfrent¨® a Israel y Hezbol¨¢ el verano pasado en L¨ªbano. Seg¨²n filtraciones difundidas por la prensa israel¨ª, la comisi¨®n apuntar¨¢ que el primer ministro se dej¨® llevar a ciegas, sin exigir alternativas, por los militares. "Olmert fracas¨® en su misi¨®n", se?ala el dictamen, que evita recomendar su dimisi¨®n.
El informe de la comisi¨®n -formada por un juez retirado, dos ex generales y dos profesores universitarios- abordar¨¢ la falta de preparaci¨®n y de entrenamiento de las Fuerzas Armadas y el abandono de la poblaci¨®n civil en el norte del pa¨ªs, unas 700.000 personas que lo pasaron muy mal en refugios indecentes. Tambi¨¦n analizar¨¢ los primeros d¨ªas de la guerra, del 12 al 17 de julio de 2006.
Se espera que para el verano, la comisi¨®n emita un segundo informe en el que estudiar¨¢ el desarrollo del resto de la contienda, las decisiones pol¨ªticas y militares que concluyeron en el alto el fuego del 14 de agosto, y d¨¦ a conocer sus conclusiones definitivas.
Algunos detalles de la prolija investigaci¨®n publicados ayer por los medios de comunicaci¨®n son contundentes: el Gobierno pon¨ªa el sello a lo que decid¨ªa el Estado Mayor sin exigir alternativas. Se dejaron arrastrar por las decisiones del dimitido jefe del Estado Mayor, el general de aviaci¨®n Dan Halutz, que opt¨® por los ataques a¨¦reos, menospreci¨® la capacidad de Hezbol¨¢ para mantener el norte del pa¨ªs en jaque -durante 34 d¨ªas lanz¨® unos 4.000 cohetes- y no decidi¨® por la invasi¨®n por tierra recomendada por el Ej¨¦rcito hasta bien avanzada la guerra. Como suele suceder en Israel en tiempos de conflicto, el estamento castrense manda.
"S¨¦ que soy un primer ministro impopular", dijo semanas atr¨¢s Olmert en una reuni¨®n de la direcci¨®n y la militancia de Kadima, el partido fundado por Ariel Sharon. Las encuestas ratifican el aserto. Un sondeo publicado ayer por el diario Maariv revela que s¨®lo el 2,3% de los consultados respalda al primer ministro. Su principal rival, el l¨ªder de la oposici¨®n y del derechista Likud, Benjam¨ªn Netanyahu, obtiene el 36% y aguarda con el cuchillo entre los dientes la reacci¨®n de la opini¨®n p¨²blica.
Objetivo, resistir
A pesar de ello, Olmert est¨¢ dispuesto a resistir como gato panza arriba y a jugar las bazas con que cuenta. Para empezar, la decisi¨®n de ir a la guerra fue respaldada por unanimidad por su Gobierno. Y, parad¨®jicamente, su Ejecutivo goza a¨²n de un respaldo de casi 80 diputados en un Parlamento de 120 esca?os. Aunque en su partido tambi¨¦n le han movido la silla, s¨®lo la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, disfruta de un apoyo considerable en las calles, aunque no las tiene todas consigo. Los dem¨¢s partidos de la coalici¨®n de Gobierno prefieren, por el momento, guardar silencio y mantenerse en el poder. "Esperaremos al informe, lo estudiaremos y despu¨¦s responderemos", coment¨® Olmert al t¨¦rmino de la reuni¨®n dominical de su Gabinete.
Los pr¨®ximos d¨ªas y semanas ser¨¢n cruciales. Porque si la presi¨®n de los medios de comunicaci¨®n no parece suficiente y los legisladores no est¨¢n dispuestos a perder sus asientos en la Kneset, el malestar entre los militares de la reserva, pieza clave en cualquier conflicto militar de envergadura, y los familiares de los 117 soldados y 41 civiles israel¨ªes muertos durante la contienda amenaza con arreciar. El jueves se celebrar¨¢ en Tel Aviv una manifestaci¨®n que se augura masiva.
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