La casa de los disparates

Las an¨¦cdotas de los vocales de la gestora sobre la situaci¨®n en la que encontraron el Ayuntamiento de Marbella cuando se hicieron cargo de su administraci¨®n dan para escribir un libro por cabeza.

Ninguno de ellos escatima en adjetivos al describir lo que han encontrado en este a?o, aunque las palabras que m¨¢s se repiten son "caos", "disparate" y "barbaridad". En sus primeros d¨ªas de trabajo, la vocal de Personal comprob¨® c¨®mo los vecinos de la ciudad hac¨ªan cola frente a su despacho para pedirle trabajo para familiares que ten¨ªan en paro. "Aqu¨ª se hace as¨ª. Si no nos ayudamos entre nosotros...", dec¨ªan.

Las primeras bolsas de trabajo quedaron desiertas porque la gente "no se lo cre¨ªa", mantienen fuentes municipales. En este tiempo han aparecido contrataciones anotadas en una servilleta como ¨²nico registro, aunque, seg¨²n las reconstrucciones del modo de trabajo habitual, la mayor¨ªa de los trabajos se conced¨ªan "de palabra".

En Hacienda han descubierto que el Ayuntamiento pagaba alquileres a terceros por naves que en realidad eran de su propiedad y que algunas facturas que supuestamente adeudaban correspond¨ªan a trabajos nunca realizados.

Algunos de los promotores detenidos en el caso Malaya se han paseado por la concejal¨ªa de Urbanismo para interesarse por sus licencias en revisi¨®n. Por ejemplo, Tom¨¢s Olivo, propietario de un macrocentro comercial, defendi¨® su derecho a ampliar sus dominios con la transformaci¨®n de unas naves comerciales alegando que pod¨ªa hacerlo "porque no ten¨ªa ninguna sentencia en su contra".