No s¨®lo provocadores
Si El oro del Rin, con su despliegue de nibelungos, dioses, ondinas y gigantes presagiaba un terreno propicio para el provocador lenguaje de La Fura dels Baus, el universo mucho m¨¢s est¨¢tico (con excepci¨®n del n¨²mero de la cabalgata) y el complejo tratamiento de la psicolog¨ªa de los personajes pon¨ªan un interrogante mayor sobre La valquiria. La dificultad para los cantantes tambi¨¦n es aqu¨ª m¨¢s grande. Por eso, pese a la afortunada sesi¨®n del pasado s¨¢bado, se entr¨® el lunes a la sala con ciertos temores. Pero, de nuevo, el ¨¦xito fue total.
Ciertamente, segu¨ªa all¨ª Zubin Mehta controlando con pulso firme y expresi¨®n sensitiva a la nueva orquesta, que s¨®lo se desajust¨® en La cabalgata, pero que supo hacer funcionar, incansable y tensa, la variad¨ªsima gama de leitmotivs motores de esta historia. Sobre esos cimientos, los fureros lucieron su habitual fuerza expresiva no s¨®lo en las escenas ¨¦picas (que siempre han sido su plato fuerte), sino tambi¨¦n en los momentos m¨¢s l¨ªricos, donde recurrieron, incluso, a lo que nadie esperaba de ellos: dejar la escena paralizada (eso s¨ª: tras haber compuesto un magn¨ªfico marco pl¨¢stico).
La valquiria
De Richard Wagner. Orquesta de la Comunidad Valenciana. Director musical: Zubin Mehta. Direcci¨®n de escena: La Fura dels Baus (Carlus Padrissa, director). Escenograf¨ªa: Roland Olbeter. Videocreaci¨®n: Franc Aleu. Vestuario: Chu Uroz. Solistas vocales: Peter Seiffert, Matti Salminen, Juha Uusitalo, Petra Maria Schnitzer, Jennifer Wilson, Anna Larsson, Bernadette Flaitz, Helen Huse Ralston, Pilar V¨¢zquez, Christa Mayer, Eugenia Bethencourt, Heike Gr?tzinger, Manuela Bress, Hanna Esther Minutillo. Palau de les Arts. Valencia, 30 de abril de 2007.
El gran reto, como de costumbre, fue el largu¨ªsimo mon¨®logo de Wotan desnudando su alma ante Br¨¹nnhilde, porque la acci¨®n se detiene mucho tiempo: tanto, que en otras ¨¦pocas era frecuente cortarlo. Los tremebundos fureros la dejaron as¨ª, tal cual, completamente detenida. Hasta las luces se estuvieron quietas.
Ocasi¨®n habr¨ªa para moverse al comenzar el tercer acto. Adem¨¢s, Juha Uusitalo ya se ocup¨® de entretenernos, con un relato a flor de labio y siempre conmovedor. Tuvo el cantante finland¨¦s otro momento precioso: la despedida de Br¨¹nnhilde, donde plasm¨® exquisitamente los contradictorios sentimientos del dios hacia su hija.
Br¨¹nnhilde, encarnada por Jennifer Wilson, con voz joven y potente, supo, al igual que La Fura, recogerse cuando conven¨ªa, para expresar los matices m¨¢s ¨ªntimos de su personaje. Las otras valquirias, por el contrario, destacaron m¨¢s por el vigor y la potencia que por la destilaci¨®n cuidadosa de su canto.
Con todo, fue el primer acto lo m¨¢s conseguido de la sesi¨®n. Seiffert (al que s¨®lo falt¨® un punto m¨¢s de angustia), Schnitzer (fant¨¢stica tanto en lo vocal como en el aspecto esc¨¦nico) y el siempre seguro Salminen construyeron una escena de amor y tragedia que sacudi¨® con fuerza a los espectadores. Al concluir, se aplaudi¨® casi con rabia. Porque mucha gente, a hurtadillas, hab¨ªa tenido que sacarse el pa?uelo del bolsillo.
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