El Gobierno regional realojar¨¢ a los afectados en pisos de alquiler
Las tres administraciones crean una comisi¨®n que canalizar¨¢ las ayudas a los damnificados
Los 200 palentinos afectados por la tremenda explosi¨®n de gas que se produjo el pasado martes volver¨¢n a dormir bajo un techo, ya sea en sus antiguas viviendas o en pisos de alquiler facilitados por las instituciones p¨²blicas. La Junta de Castilla y Le¨®n realojar¨¢ a las familias damnificadas que lo necesiten echando mano del parque de viviendas de alquiler de Palencia, adem¨¢s de sufragar las reparaciones de las casas cuyo estado permita el regreso de los inquilinos.
Los dos edificios colindantes al siniestrado ser¨¢n parcialmente demolidos
El Gobierno aut¨®nomo, el Ejecutivo central y el Ayuntamiento ya han comenzado a colaborar con el objetivo de que las ayudas lleguen lo antes posible a los afectados. Las tres instituciones han creado una comisi¨®n que se dedicar¨¢ a analizar caso por caso las necesidades de los inquilinos de los edificios siniestrados. Ayer por la ma?ana varios vecinos comenzaron a acercarse a la oficina que se ha habilitado en la segunda planta de la Delegaci¨®n Territorial de la Junta para este fin.
Las v¨ªctimas de la cat¨¢strofe tambi¨¦n podr¨¢n beneficiarse de una l¨ªnea abierta de ayudas econ¨®micas "abierta", es decir, que su importe depender¨¢ de la evaluaci¨®n de los da?os, seg¨²n explic¨® el consejero de Fomento de Castilla y Le¨®n, Antonio Silv¨¢n. Las ayudas saldr¨¢n de la partida especial prevista en los presupuestos auton¨®micos para emergencias.
El responsable del Gobierno regional, que compareci¨® en conferencia de prensa junto al alcalde Heliodoro Gallego, y el delegado de Gobierno, Miguel Alejo, avanz¨® que los psic¨®logos, trabajadores sociales y sanitarios continuar¨¢n atendiendo a los afectados que lo precisen.
Mientras, el Ayuntamiento ya ha destinado una partida de 115.000 euros que se sumar¨¢n a otros 30.000 concedidos por la Diputaci¨®n de Palencia. El Gobierno central pondr¨¢ en marcha el decreto aprobado el pasado 14 de abril que establece ayudas inmediatas para los damnificados por cat¨¢strofes. "Eso, sin menoscabo de otras medidas que pueda tomar el Consejo de Ministros", aclar¨® el delegado del Gobierno, que destac¨® "la inmediatez" de las ayudas gracias a la colaboraci¨®n institucional.
Dos pisos m¨¢s arriba, los damnificados m¨¢s madrugadores iniciaban los tr¨¢mites de petici¨®n de ayudas. Amador Abad, de 59 a?os, es uno de los vecinos que podr¨¢ volver a su casa, aunque ahora est¨¦ destrozada. "No se puede entrar, est¨¢ todo reventado. Pero se arreglar¨¢", dijo Amador, que se ha mudado temporalmente con su mujer a la casa de un hermano. Otros, en cambio, ya no regresar¨¢n nunca al que hasta el martes era su hogar. Incluso los dos edificios colindantes al que estall¨®, los n¨²meros 2 y 6 de la calle Gaspar Arroyo, deber¨¢n ser derribados parcialmente para evitar riesgos.
Alejandro y Lorena, una joven pareja que viv¨ªa desde hace cinco a?os en el cuarto piso del portal 2, salieron de la oficina con la esperanza de que pronto les alojen en una nueva casa. Cuando ocurri¨® la explosi¨®n s¨®lo Alejandro estaba en el domicilio. "Me despert¨¦ y vi que no hab¨ªa paredes. El techo hab¨ªa ca¨ªdo, todo ard¨ªa y se palpaba p¨¢nico en el ambiente". A media ma?ana, a¨²n no hab¨ªan podido pasar por el piso para recoger sus pertenencias, por lo que vest¨ªan ropa prestada por sus familiares y amigos. "Estamos muy contentos con el trabajo de los Servicios Sociales. Ahora toca tener paciencia, porque esto ir¨¢ para largo", admiti¨® Alejandro.
Hoy a las 10.30 horas est¨¢ previsto que el alcalde se re¨²na con el presidente de la asociaci¨®n de vecinos del barrio, Luis Miguel Robles, para discutir c¨®mo se canalizar¨¢n las ayudas a los afectados y aclararles qu¨¦ partes de los edificios no pueden salvarse.
A las cuatro de la tarde de ayer, decenas de desalojados aguardaban a que los dejaran entrar en sus pisos en el punto de atenci¨®n a las v¨ªctimas que se ha habilitado en el Convento de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Los Servicios Sociales iban llamando a los inquilinos por bloques. "Los del 3". "Los del 7". Los vecinos entraban al edificio y regresaban al cabo de cinco minutos cargados de ropa, electrodom¨¦sticos y todo lo que se hab¨ªa podido salvar de la cat¨¢strofe.
"No tenemos nada. No hay casa", coment¨® una mujer. En sus brazos sosten¨ªa lo ¨²nico que hab¨ªa podido recuperar: los ¨¢lbumes de fotos de su familia.
En el patio del convento, los afectados no cesaban de consolarse. Los abrazos, besos y manotazos en el hombro ayudaban a soportar el mal trago. Mientras, las monjas les ofrec¨ªan caf¨¦ y comida. Pero tras m¨¢s de 20 horas al pie del ca?¨®n, el cansancio comienza a apretar. "No tenemos voluntarios, cada uno que se sirva lo que quiera", grit¨® un asistente. "Usted v¨¢yase a descansar", le dijo a una de las nueve monjas que han atendido sin descanso a v¨ªctimas y familiares. Sor Carmen a¨²n no se hab¨ªa acostado desde la explosi¨®n. "Ahora nos tenemos que ir, tenemos ancianitos que atender", dijo sin perder la sonrisa.
Afuera, los bomberos continuaban buscando los dos cad¨¢veres que todav¨ªa no hab¨ªan podido ser rescatados tras retirarse m¨¢s de 500 toneladas de escombros.
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