El cine camina en Tarifa con sandalias
El modesto festival acoge esta semana 94 pel¨ªculas de las ¨²ltimas producciones africanas
Europa no consigue unificarse. El fracaso tiene consecuencias devastadoras. Pueblos vecinos libran batallas salvajes entre s¨ª. Los golpes de estado, las epidemias y las hambrunas son habituales. Los turcos gobiernan Alemania, los g¨¢nsteres se han hecho con Rusia, un protestante ejerce la dictadura en el Vaticano, Inglaterra ha pasado a ser una colonia guatemalteca y Francia es presa de la decadencia. Y ?frica... ?frica es un para¨ªso. Belgas, suecos, franceses, espa?oles, holandeses... se agolpan a las puertas de los consulados de los Estados Africanos Unidos para conseguir un visado y mudarse al desarrollo negro. Y al llegar, los inmigrantes tienen que o¨ªr de sus anfitriones cosas como: "Ya s¨¦ que est¨¢ usted cualificado como ingeniero inform¨¢tico, pero s¨®lo podemos ofrecerle trabajo como alba?il, basurero o empleada del hogar".
Este gancho de izquierdas al orgullo occidental es el principio de ?frica Paradis, la pel¨ªcula beninesa que abri¨® el pasado fin de semana la cuarta edici¨®n del Festival de Cine Africano de Tarifa. Los espectadores la premiaron con un aplauso de cinco minutos. La pel¨ªcula, se mire por donde se mire, no es una gran obra, pero el p¨²blico del festival de Tarifa es voluntarioso y sabe apreciar ese tipo de mensajes por encima de los medios t¨¦cnicos y los requiebros narrativos. D¨®nde si no ser¨ªa posible esa sensibilidad por el cine africano.
Quiera o no, Tarifa siempre est¨¢ mirando hacia el continente. Pero, siempre por esta ¨¦poca, desde hace ya cuatro a?os, Tarifa lleva al continente vecino a la sala oscura y se vuelca con la fiesta africana de m¨²sica y pel¨ªculas. No hay alfombras rojas, m¨¢s bien esterillas, y todo est¨¢ organizado con un toque modesto, pero lleno de esfuerzo, para que el festival camine con sandalias.
Durante toda la semana han pasado por all¨ª algunos de los directores m¨¢s conocidos del cine africano para discutir sobre los problemas de su cinematograf¨ªa. En una pizzer¨ªa del pueblo, Sol Carvalho, de Mozambique, Ganemtore-Raso y Tapsoba Clement, ambos de Burkina Faso, discuten sobre los eternos problemas que se encuentran para hacer cine. Comen pasta, pero hablan del pescado que se muerde la cola. "Francia ha estado financiando el cine que se hace en ?frica, pero su ayuda no permite total libertad para crear. Es una nueva forma de colonialismo", asegura Carvalho. Hay algunos directores africanos que han sabido quitarse esa dependencia de la subvenci¨®n. Es el caso de los de Nollywood, la industria del video en Nigeria, una f¨¢brica de hacer miles de pel¨ªculas en v¨ªdeo donde se cuentan historias muy cercanas a la gente. En Nollywood han dejado el celuloide a un lado y la industria empieza a ser independiente, o m¨¢s bien, se gu¨ªa por el mercado. Es un cine de capa y espada, de ritmo r¨¢pido, donde los v¨ªdeos se hacen como rosquillas y el concepto de producci¨®n est¨¢ muy por encima del de autor.
"Pero el caso de Nollywood no es aplicable en todos los pa¨ªses", se?ala el cr¨ªtico Tapsoba Clement. "Desde las instituciones occidentales se ha apuntado a que lo mejor es pasarse al digital, a formas de hacer cine m¨¢s baratas. Y ya se ha empezado a reducir las ayudas, porque la cultura no es un objetivo prioritario. Pero por qu¨¦ los directores africanos tienen que bajar la calidad de sus pel¨ªculas", se pregunta.
Por lo visto hasta ahora en el festival, no parece que los directores africanos opten por la soluci¨®n de Nollywood. Entre otras cosas, porque la mayor¨ªa de pel¨ªculas proyectadas en el festival vienen de pa¨ªses franc¨®fonos. O sea, que al ya de por s¨ª tranquilo ritmo africano, se suma la tradici¨®n francesa de ver crecer la hierba. A¨²n as¨ª, aunque los espectadores del festival no puedan evitar dormirse en alguna que otra pel¨ªcula -la l¨®gica modorra despu¨¦s de la playa no se combate muy bien con planos de diez segundos- la mayor¨ªa de las pel¨ªculas aportan momentos que se quedan en la retina.
En Las sangrientas, de Jean-Pierre Bekolo, la acci¨®n se sit¨²a en el a?o 2025. "?C¨®mo hacer una pel¨ªcula futurista en un pa¨ªs sin futuro?" se dice al principio de la cinta. Pues igual que ahora. Nada ha cambiado demasiado en ese futuro imaginado por el director camerun¨¦s. Una prostituta se acuesta con un alto cargo de la rep¨²blica con la esperanza de obtener de ¨¦l un negocio. Pero el hombre es anciano y no aguanta las curvas de la mujer. La joven no sabe qu¨¦ hacer y busca a su amiga. Su aventura por deshacerse del cad¨¢ver les lleva a situaciones absurdas en una sociedad corrupta que les deja la posibilidad de dar un golpe de Estado. "A veces son pel¨ªculas raras, pero siempre resultan curiosas y a mucha gente le interesa conocer lo que se est¨¢ haciendo all¨ª", comenta un voluntario de la organizaci¨®n del festival. "Estar¨ªa bien que viniese m¨¢s gente, pero espero que no tanta como para que el festival se convirtiera en otra cosa". El certamen termina el domingo. A¨²n est¨¢ a tiempo.
Babelia
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